Tomás Ledesma, a quien todos llaman cariñosamente “Tomiˮ, vive en Paraná, provincia de Entre Ríos. Hoy tiene 19 años, y luego de mucho trabajo y esfuerzo por organizar el Frente de Secundarios de la organización en su provincia, está orgulloso de todos sus compañeros de militancia y del incentivo por parte del gobierno nacional para la inserción de la juventud en la política.
Tomi comenzó su militancia hace cuatro años, cuando tenía 15 años. Todos los años marchaba el 24 de marzo junto a su padre, en homenaje a todos los compañeros detenidos desaparecidos durante la última dictadura cívico militar. El 2010 fue diferente, decidió marchar junto con los jóvenes de la Unión de Estudiantes Secundarios, y a partir de ese momento comenzó a militar en la UES.
Su militancia fue el fruto de su necesidad de comprometerse con esta Argentina que volvía a levantar las banderas de la Justicia Social, las banderas del Peronismo. También estaba latente la sensación de que quedarse en su casa no solo sería fallarle a los compañeros que dejaron la vida soñando con un país más justo, sino que, también, era fallarle a su padre y al compromiso que tuvo siempre hasta en las épocas más difíciles con el Peronismo.
Tomi se acercó a La Cámpora atraído por el trabajo territorial y el despliegue provincial de la agrupación, y con la propuesta de conformar en toda la provincia un frente de secundarios que, con el correr del tiempo, se pudo ir consolidando gracias al trabajo de todos los compañeros.
La llegada de Néstor y Cristina generaron en Tomás y su familia, como en muchos argentinos, un sentimiento de transformación. Aires nuevos que venían desde el sur del mundo a transformar profundamente la Patria.
“Néstor y Cristina nos devolvieron la sonrisa que nos habían robado hacia tantos años, veía la felicidad de mi papá al ver en pibes como nosotros la misma mirada que veía en los compañeros de él y que hoy ya no los puede tener al lado, pero los vuelve a sentir a través de nosotrosˮ reflexiona Tomi; y agrega: “Perón, Néstor y Cristina me hicieron enamorarme de la capacidad de construcción que tiene la política cuando se hace desde la buena leche y las convicciones y no desde intereses individuales y económicos soslayando a un pueblo para llenar unos pocos bolsillosˮ.
Tomás considera que es fundamental el rol que el Estado Nacional le dio a los jóvenes en este Proyecto. Emocionado agradece por él y por todos los jóvenes argentinos el respaldo a un sector de la sociedad que por muchos años fue olvidado o estigmatizado en las páginas de los diarios y en los medios audiovisuales.
Menciona las políticas públicas que en estos años se han llevado adelante destinadas a incluir a más y más jóvenes: el programa PROG.R.ES.AR, Conectar Igualdad, las becas, la Ley del Voto Joven, la Ley de Centros de Estudiante, entre otras. Esas “son algunas de las tantas decisiones que ha tomado este Gobierno Nacional para respaldar a los jóvenes, quienes lo valoramos, y por eso salimos día a día a la calle como soldados fundamentales de este modelo de país que defiende lo suyo, y no lo deja al servicio de un capitalismo feroz que los hunde en el subsuelo de las oportunidades, como lo hicieron en este país durante tantas décadasˮ.
Hablando de la juventud y su interés por la política, Tomás afirma que los secundarios son uno de los eslabones a cuidar más importantes dentro de la militancia.Son lo mejor de lo nuevo, son lo puro, son la continuidad del Peronismo de verdad a través del tiempo, son los que no conocen lo que es la política para hacer negocios, porque crecieron viendo a la política hacer maravillas.
Dentro del aspecto de militancia de los jóvenes, plantea que uno de los principales objetivos es que no haya un solo pueblo en la República Argentina que no cuente con un frente de secundarios, que no haya un pueblo que no tenga un Centro de Estudiantes conducido por compañeros que trabajen para defender los derechos de los estudiantes; y que es fundamental llegar a las realidades del barrio sin que ningún caudillo territorial, puntero político, o demás actores de la vieja política les impidan trabajar en el territorio, acompañando al pueblo y siendo el brazo articulador del Estado.
“En pocos años de militancia aprendí que contra la perseverancia en las convicciones no puede nada, ni nadie, ni siquiera el más poderoso. Por eso, más allá de haber sido torturados, asesinados y perseguidos, hoy volvimos a ser gobierno de la mano de las banderas del mismo Peronismo por el que peleaban los compañeros de años atrás. Por ellos y por los que vienen, nos tenemos que levantar preocupados por los problemas de la gente y acostarnos tranquilos porque durante el día hicimos hasta lo imposible para solucionarlos. Esto no termina hasta que la Argentina se quede sin un solo pobreˮ.