No fue una búsqueda de protagonismo individual ni colectivo. Tampoco una pelea de poder vacía de contenido, como propios, extraños, y el poder económico y mediático quiso presentar.
No aspiraba a una solución mágica, sólo a una solución racional. Para algunos, señalar y proponer corregir los errores y abusos del FMI, que nunca perjudican al Organismo y su burocracia, era y es una irresponsabilidad. Para mí, lo irracional e inhumano era y es no hacerlo.
En aquel momento señalé que para el FMI lo importante no son las razones, ya que sólo se trata de fuerza, y vaya si tristemente la vimos.
Hoy no solamente nos tienen del pescuezo con más deuda y miseria para nuestro pueblo, sino que además se sienten con el derecho de decirnos desde el hemisferio norte a quién tiene que votar el pueblo argentino.
Acreedores que creen tener derecho de pernada sobre nuestro país. Un verdadero oprobio para argentinos y argentinas, piensen como piensen, que vivimos en el mismo suelo y cobijados por la misma bandera.
No es un consignismo. Nuestro país y nuestro pueblo no merecen este saqueo. Menos consejos de una señora que opina cómoda desde Washington sin conocer la realidad de millones de argentinos y argentinas
La sociedad y el pueblo, más temprano que tarde, van a decir basta.
Será entonces el tiempo de la reconstrucción. Para ello, día tras día, sin descanso, seremos cada vez más.
La patria es nuestro lugar.