A menos de 15 días del asesinato de Marielle Franco, en Río de Janeiro, vivimos en Brasil un nuevo hecho de violencia política de una gravedad que creíamos haber desterrado en las democracias del Cono Sur. El proceso de golpe institucional que derribó a Dilma Rousseff pretende consolidarse a través de la violencia para sostener el programa económico de saqueo de las grandes mayorías en Brasil.
Lo que ayer sucedió en el estado de Paraná fue un grave atentado contra la vida del presidente Lula, que podría haber significado un nuevo crimen político, producto de la impotencia de los sectores concentrados para frenar el avance y consolidación de la candidatura de Lula como alternativa al golpe sostenido por Temer.
Hacemos llegar nuestro más firme repudio a la violencia política contra las mayorías y sostenemos que frente al odio que se alienta desde los grandes medios de comunicación, debemos seguir construyendo en paz, desde la articulación política de las demandas sociales una nueva mayoría capaz de recuperar el gobierno en Brasil, y también en Argentina.
¡Fuerza Lula, Fuerza Brasil!
