Eran las 11 de la mañana y las nubes daban paso al sol, la naturaleza colaboraba ultimando los detalles de lo que la militancia venía preparando desde tiempo: un potente día peronista.
El hecho se había comenzado a prepara un par de meses antes o un par de años o un par de décadasˮ¦ cualquier elección es válida. La llegada de las primeras columnas de las distintas provincias se entremezclaba con los madrugadores del Luna que a primera hora ya estaban allí, con su ticket a la historia.
Los himnos de la militancia brotaban de aquí y de allá, el cansancio del viaje se diluía en la épica de la jornada que se gestaba. El almanaque decía 14, pero todo sonaba a 17.
La expectativa previa había determinado que hubiera un escenario afuera, porque todo presagiaba que el Luna quedaría chico ¿Quién pelea preguntaba algún distraído? El pueblo contra las corporaciones contestaba otro que pasaba.
Las calles comenzaron a abarrotarse, la marea humana desbordaba Bouchard, Corrientes, Lavalle, Alem y tantas calles más. Todos jóvenes, miles de militantes, adherentes, simpatizantes y futuros cuadros de conducción de la Nueva Argentina, se mezclaban para ingresar.
Los Nestornautas presenciaban ese colectivo plagado de banderas y colores, el héroe está volviendo, no hay Magnetto que lo detenga.
A esa altura, sin haber empezado el acto dentro del Luna, muchos nos abrazamos sabiendo que lo que estaba pasando era histórico. Los que militaban en los ˮ™90 se acordaban de las marchas contra las leyes de educación o de los piquetes y movilizaciones para pedir comidaˮ¦ todo se entremezclaba, era la muestra contundente que el proyecto había logrado hacer semilla en los jóvenes: “con una sola generación no alcanzaˮ decía el General Perón.
Las emociones se conjugaban, se venía algo grande, pero el partido había que jugarlo. Un equipo con 200 compañeros en el escenario que representaban todas las expresiones de la juventud, entre ellos: JP ˮ“ BA, Juventud Sindical, JP Descamisados, JP Evita, MUP, Martín Fierro, Miles, JOP, JP de todos los distritos y tantos más, esperaba la llegada de los conductores.
En pantalla el video hacía crujir a los diez mil de adentro y tantos más de afuera, bramaba la multitud y sin dar respiro, los compañeros Cristina y Néstor irrumpieron en el escenario para hacer estallar a toda una generación. Los acompañaba la conducción de La Cámpora: Cabandié, Larroque, Ottavis, De Pedro y Recalde no podían ocultar su emoción y la de tantos más que habían colaborado para la realización de la noche mágica.
Cabandié y Larroque pusieron el clima y la “militante peronistaˮ, como se definió la Presidenta, surcó la Historia con un discurso conmovedor. La emoción del mismo Néstor se reflejaba en miles de compañeros con los ojos llorosos, es la emoción de sentir que podemos hacer política y cambiar las cosas, que la vida tiene sentido.
El discurso quedará para la Historia y algún día se dirá que de la mano Néstor y Cristina, después de muchos años de militancia, después de muchas experiencias, después de muchas batallas, el 14 de setiembre del 2010, nació a la faz de la política, una nueva generación.