Se sentía en el aire. Los vientos de cambio que vienen soplando hace unos años por estas tierras del sur del planeta, hacen que se respire otra atmósfera. Las injusticias aún no resueltas, pero hay un rumbo y una dirección política que nos llena de esperanza avanzando sobre las deudas de la democracia. Evitando la mirada apolítica que ciertos sectores liberales le quieren imprimir a estas fechas, la compañera Presidenta desde la ESMA pidió "que se aplique la justicia con los jueces de la Constitución para que termine este capítulo tan trágico de los argentinos y podamos dar vuelta esa página de la historia con verdad y con justicia" y para "mirar al mundo con respeto y honor". "No quiero vivir en un país donde como mandataria, cuando una va a visitar a un mandatario extranjero, le reclaman por ciudadanos que fueron desaparecidos aquí, en la República Argentina".
Es que el 24 de marzo se recuerda con tristeza, no solo la matanza predigitalizada de los mejores cuadros políticos que defendían al proyecto nacional y popular en la década del 70, sino la instalación de las bases para destruir el sustento de un país que se erigía como modelo regional y como referente de los países emergentes. Ese paso que instaló la dictadura genocida para luego profundizar la aplicación de políticas neoliberales durante el mandato de los mejores alumnos del consenso de Washington: los gobiernos menemistas y de la Alianza.
Pero aún el dolor que todos los años nos recuerda a aquellos que defendían los intereses populares y que hoy no están con nosotros, no pudo disimular la alegría que despierta la decisión política de este gobierno empeñado en cambiar un rumbo de décadas de injusticia. Pese al indisimulable intento por parte de cierta derecha recalcitrante que busca frenar los juicios a los genocidas y sostienen al multimedio monopólico que aplaudió a los dictadores desde sus publicaciones, ni a Cristina ni a Néstor les tiembla el pulso a la hora de profundizar el camino de la verdad y la justicia.
Lo que allí se respiró era un aire renovado por pulmones que no tienen miedo en decir que apoyan este proyecto, que entienden que hay un camino recorrido que no se debe abandonar y que la política es el bastón fundamental para andarlo. Es maravilloso ver a las multitudes reunidas por una idea positiva de poder que incluye a todos y que se encarna en la figura de nuestra Presidenta.
La asignación universal, la recuperación de los fondos jubilatorios, el reconocimiento de las paritarias gremiales, la generación de empleo formal, el desarrollo de la actividad económica, la idea de fortalecer un rumbo económico autónomo y sustentable y por supuesto las políticas de derechos humanos son la base de esta alegría que hace que nuestros desaparecidos duelan menos, o que al menos su lucha no haya sido en vano.
Compañeros, estamos transitando un momento histórico, que debemos caminar con alegría, porque nada se puede construir con tristeza, pero con la conciencia y responsabilidad que significa estar dando la madre de todas las batallas contra un enemigo poderoso que quiere volver al pasado. Por eso hoy más que nunca decimos Nunca Más pero lo decimos con la esperanza de estar escribiendo una nueva historia, esa que nos dará orgullo contar a nuestros nietos.