A 40 años del último golpe cívico militar, más de 20 mil militantes de La Cámpora de distintas partes del país marcharon desde Avenida de Mayo y Bernardo de Irigoyen hasta la Plaza de Mayo para colmarla de pueblo, levantar las banderas de Memoria, Verdad y Justicia y exigir el fin de la criminalización de la protesta social.
Bajo el lema “Sin derechos no hay democraciaˮ, organismos de derechos humanos, sindicatos, organizaciones políticas y sociales, estudiantes y miles de familias, concentraron a partir de las 11 de la mañana ocupando varias cuadras de la Avenida cantando consignas en memoria de los 30 mil compañeros detenidos-desaparecidos y en defensa de la democracia.
La columna de La Cámpora estuvo encabezada por los miembros de la conducción nacional: Mariano Recalde, Andrés “Cuervoˮ Larroque, Eduardo “Wadoˮ de Pedro, Juan Cabandié, Mayra Mendoza y José Ottavis junto con otros diputados nacionales y provinciales y distintos dirigentes políticos del Frente para la Victoria.
Los militantes acompañaron la movilización con los clásicos bombos y banderas, mientras recordaron cuando Néstor Kirchner bajó los cuadros de los ex dictadores Videla y Bignone e inauguró una etapa tanto de reparación de las víctimas de los delitos de lesa humanidad como de ampliación de derechos para todos los argentinos.
Durante la tarde se realizó en el medio de la Plaza el acto conmemorativo en el que la titular de Abuelas de Plaza de Mayo, Estela de Carlotto, leyó parte un documento en el que afirmó: "A 40 años del golpe genocida, nos sentimos nuevamente convocados a defender la democracia. El cambio de gobierno está significando a diario la vulneración de derechos".
En un momento en que el gobierno nacional no trabaja para fortalecer los Derechos Humanos, y el neoliberalismo avanza coartando derechos ganados durante los últimos años, de la mano de Néstor Kirchner y Cristina Fernández de Kirchner, miles de militantes y trabajadores se movilizaron para conmemorar a los desaparecidos, pero también para defender los derechos y políticas que hicieron de la Argentina un país más justo, más libre y más soberano.
Además, se marchó repudiando las posturas oficiales de respaldo a la prisión domiciliaria de los genocidas, así como el desmantelamiento de áreas claves del Estado nacional para el acompañamiento de las víctimas y la asistencia técnica en la realización de los juicios por la Memoria.
De esta manera, una multitud de personas se acercó una vez más a la Plaza de Mayo y con el compromiso militante más firme que nunca. Como dijo el ex presidente Néstor Kirchner: “No es rencor ni odio lo que nos guía, es justicia y lucha contra la impunidadˮ.
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