Política

8M El paro que paró al mundo

Este 8 de Marzo las calles del mundo se colmaron de mujeres en más de 50 paí­ses, resignificando una lucha histórica. En busca de la igualdad de género, la equidad, rechazando los distintos tipos de violencia siendo la más grave el femicidio.
por La Cámpora
11 mar 2018
En un mundo cada vez más convulsionado las mujeres están decididas a visibilizar la opresión de un sistema  patriarcal. Reclamando el fin de la violencia machista sobre sus cuerpos, la desigualdad económica y la violencia contra las mujeres en todas su formas. El ajuste económico afecta mayoritariamente  a las mujeres, quienes están dispuestas a enfrentar las desigualdades que son sostenidas por la cultura machista. La necesidad imperiosa de desarmar las relaciones de poder que se encuentran basadas en los roles de género. En un contexto de avance del neoliberalismo en Latinoamérica en detrimiento de los derechos sociales,  América Latina junto al Caribe, según la CEPAL, es la región más desigual del mundo, así­ lo describe en su último documento el organismo: “Autonomí­a de las mujeres e igualdad en la agenda de desarrollo.ˮ En su último informe de 2017 indica que la participación laboral femenina se estanco en un 53% y que el 78,1 %, lo hace en sectores de baja productividad, implicando las peores remuneraciones, la baja cobertura de la seguridad social y menores contactos con las tecnologí­as y la innovación. El desempleo de las mujeres es ampliamente mayor en relación a los hombres, según el informe del Observatorio de Igualdad de Género de América Latina y el Caribe. Estos indicadores  en el sector laboral, muestran las grandes brechas que existen  en el acceso a oportunidades y en la desigualdad de derechos que existe  entre hombres y mujeres. La desigualdad encuentra su base en un sistema social que reproduce estereotipos conservando así­ una división sexual, limitante para la inserción laboral de las mujeres. Estos factores representan un obstáculo para superar la pobreza y la desigualdad dentro de la región, y por tanto complica la autonomí­a de las mujeres respecto a la economí­a. Lo cual se agrava en un marco polí­tico, social y económico que en la actualidad retrae los derechos sociales, con el avance del neoliberalismo. En Argentina la brecha salarial es del 27% ensanchándose en los trabajos más precarios al 35%. Desde que asumió el gobierno de “Cambiemosˮ (2015), la brecha salarial a aumentado un 16%. Un paso necesario para eliminar las desigualdades y las violencias es la autonomí­a económica, estas desigualdades instauradas por un sistema socio-cultural denominado “patriarcadoˮ a través del cual se rigen las distintas sociedades alrededor del mundo incrementan la violencia y la desigualdad. Los paí­ses de la región son los más peligrosos del mundo para las mujeres, según el informe de la CEPAL, con 12 femicidios por dí­a. Inclusive un informe de la ONU en 2017 indicó que  se presentaron los mayores í­ndices de violencia contra las mujeres, en 2016 fueron atacadas 1.831 mujeres, el 38% fue atacada por hombres con los cuales mantení­an una relación de pareja. El mismo informe revela que el 29,8% ha sido ví­ctima de  al menos una situación de violencia por parte de su pareja  y que un 10,7% ha sido agredida sexualmente por parte de otra persona. Quizás lo más emblemático de este informe es que de los 35 paí­ses que se analizaron en 33, incluida la Argentina, cuentan con polí­ticas nacionales de protección. La violencia que padecen las mujeres muestra los obstáculos que existen para la plena implementación de los mismos y la falta de sistemas integrales que posibiliten prevenir las agresiones antes que éstas sucedan , y se pueda concientizar acerca de la asimetrí­a de poder en la que se encuentra basada la problemática. En contraposición, en la región existen las normativas más restrictivas respecto al aborto. En 2016 alrededor de 760.000 mujeres han sido hospitalizadas por complicaciones en abortos inseguros (clandestinos). El 10% de las muertes de esas mujeres se debió a prácticas abortivas en situaciones de insalubridad. Romper las estructuras conservadoras y jerárquicas hacia el interior de las organizaciones polí­tico-sindicales también ha sido parte del reclamo, exigiendo una participación efectiva al momento de tomar decisiones. Las mujeres históricamente han sido relegadas, en general los cargos que ocupan se supeditan a cuestiones de género. Los cargos directivos suelen ser ocupados por hombres. Por otro lado las mujeres son importantí­simas a la hora de sentarse en la mesa de negociaciones pudiendo incluir en la agenda la equidad respecto: Igual tarea igual remuneración. Estos son los reclamos que alrededor del mundo se escucharon. Las mujeres de todo el mundo este 8 de Marzo salieron a las calles contra este sistema que ha definido la vida de todas y todos, el feminismo a través de la historia ha venido a visibilizar esta problemática, en la cual las sociedades se encuentran inmersas y el feminismo sostiene “que para que exista justicia social, el patriarcado debe caerˮ. Bregando por la construcción de nuevas formas de poder más horizontales, las mujeres para organizarse utilizan “asambleasˮ, y no es casual, porque justamente lo que se busca es escuchar todas las voces y que sea en conjunto la toma de decisiones. La masividad de las convocatorias alrededor del mundo muestra una vez que las mujeres conforman una fuerza polí­tica que está dispuesta a pararse frente a las desigualdades opresoras.   Millones  de mujeres en el mundo gritando contra las violencias en contra de un sistema que ha oprimido las identidades disidentes. Secretaria de Polí­tica Internacional  
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