Las lágrimas de más de tres generaciones de argentinos reunidos en la Avenida Paseo Colón, cuando se celebró el minuto de silencio y se escuchó sonar la estruendosa sirena, le daban la razón a la abanderada de los humildes: su lucha sigue viva en la organización de sus queridos descamisados. El amor por la Patria y por el movimiento ha sobrevivido a décadas de intentonas oligárquicas por desarticular al proyecto nacional, para encontrarnos nuevamente unidos detrás del proyecto que encabezan Néstor y Cristina.
En el acto celebrado horas antes por el 58 aniversario de la muerte de Evita en Casa de Gobierno, la compañera Presidenta señalaba: “Eva despertó amores maravillosos y odios terribles, como todos los que vienen a cambiar las cosas; no hay forma de cambiar las cosas y no conmover sentimientos de amor y de odio; de amor por parte de los que reciben las reparaciones y de odios muchas veces incomprensibles, tal vez en algunos sectores muy minúsculos, pero incomprensibles por allí en algunos sectores sociales que también se vieron absolutamente favorecidos por el surgimiento del peronismoˮ.
Más tarde, los compañeros de La Cámpora nos movilizamos junto al Movimiento Evita, la Martín Fierro y las organizaciones sindicales entre otras, desde el Ministerio de Desarrollo Social por la Avenida Belgrano hasta la sede de la CGT con antorchas, banderas y un contradictorio sentimiento de tristeza (por recordar que no está más con nosotoros) y alegría (por saber que su figura sigue más viva que nunca en nuestra militancia) para homenajear a la recientemente nombrada “mujer del Bicentenarioˮ.
En el escenario se congregaron muchos de los compañeros del campo nacional y popular que hoy acompañan al Proyecto Nacional y Popular que sigue reivindicando con orgullo las tres banderas: la soberanía política, la independencia económica y la justicia social. Desde allí hablaron el Secretario General del Movimiento Evita, Emilio Pérsico; el Secretario General de la CGT, Hugo Moyano y el Presidente del Partido Justicialista, Néstor Kirchner quién reivindicó la doctrina que supo defender Evita, al señalar que es necesario seguir luchando por un país más justo y plural buscando la unidad de los trabajadores, la clase media y el empresariado nacional; y apoyando la distribución de la riqueza hasta alcanzar el 50 y 50 que proclamaba el General.
Pero si bien la doctrina del movimiento nacional y popular fue la obra maestra de Perón, a Eva le debemos el factor emocional sin el cuál el movimiento peronista no hubiera sobrevivido a la proscripción, a las dictaduras, a los desaparecidos. Es por eso que desde que Eva Duarte de Perón se despidió de este mundo quedó para siempre inmortalizada: por su lucha inclaudicable por la justicia social, porque viniendo de las clases populares nunca dejó de luchar por ellas, porque fue leal hasta el último día de su vida a los humildes, al movimiento y a la Patria.
Las más de 60.000 personas que se congregaron para homenajearla, demuestran que su llama sigue más encendida que nunca a la luz de un gobierno que logró reinstalar a la Argentina como el país más igualitario de América Latina, con políticas como la asignación universal por hijo, que seguramente Evita hubiera aplaudido de pie. Por eso, a la jefa espiritual de la patria le podemos decir con orgullo que descanse en paz, que sus banderas siguen de pie y que sus descamisados siguen luchando por la patria justa libre y soberana con que ella soñó.