Política

A pesar de las bombas y los fusilamientos

por La Cámpora
17 jun 2013
BOMBARDEO-PLAZA-DE-MAYO-1955El 16 de junio de 1955, hace exactamente 58 años, un grupo de civiles y militares bombardearon la Plaza de Mayo con el objetivo de matar a Perón. El ataque, sorpresivo, terminó con más de 300 asesinados y miles de heridos. Tres meses más tarde, el 16 de septiembre, se produjo el golpe de estado que derrocó al presidente constitucional y comenzó la Revolución “Fusiladoraˮ. Desde ese dí­a, comienza un largo perí­odo de 18 años, en el que los sectores de poder “acabaronˮ con una “dictaduraˮ en la que los trabajadores conocieron la dignidad para imponernos una “libertadˮ con la proscripción del partido polí­tico mayoritario, con una pérdida sistemática de derechos sociales y laborales con constantes persecuciones polí­ticas y censura en todos los niveles. Vale la pena prestarle especial atención a tan triste y sangriento aniversario en dí­as como los actuales en los que los sectores concentrados de la economí­a, privilegiados y dueños absolutos de las decisiones polí­ticas durante largas décadas, ven que el gobierno de Cristina continúa profundizando el rumbo polí­tico iniciado con Néstor en el año 2003. Estos grupúsculos hoy están representados y conducidos ní­tidamente por Héctor Magnetto y a través de sus monopólicos e ilegales medios de comunicación mienten y desinforman diariamente al conjunto de los argentinos con el objetivo de desgastarlo para que vuelva a ejercer el puesto de presidente alguien testimonial que se subordine completamente a sus propios intereses. Una de las mentiras más repetidas por el bombardeo mediático al que nos somete Clarí­n todos los dí­as es que el gobierno popular y democrático de Cristina es una dictadura, “como la de Perón, Mussolini o Hitlerˮ. Para eso no necesitan más que decirlo y repetirlo cien veces por dí­a a través de sus editoriales, después a través de sus periodistas televisivos y por último, a través de sus politiqueros de turno. Estos últimos son los que en definitiva, los dueños de las corporaciones necesitan para que ejecuten desde el estado sus pedidos, si llegan a recuperar el control del paí­s. Por aquellos dí­as previos al Bombardeo, los poderosos empresarios que ya no se sentí­an los dueños exclusivos del paí­s durante el gobierno de Perón, también se encargaron de machacar con que el gobierno popular peronista era una “tiraní­aˮ. En cambio, nos “propusieronˮ un bombardeo de “democracia y libertadˮ. Después de las bombas democráticas, vinieron los fusilamientos democráticos. Después, la persecución y la censura democrática. Durante 18 años nos obligaron con fusiles a disfrutar de una “democraciaˮ en la que no se podí­a votar al partido que la mayorí­a querí­a, una “democraciaˮ en la que los militares decidí­an si el gobierno radical de turno podí­a seguir gobernando de acuerdo al nivel de privilegios que le concedí­an a los grandes empresarios. Lo que pasa es que los intereses de Clarí­n y los sectores concentrados de la economí­a son tan inconfesables y su ambición es tan angurrienta, que para recuperar sus privilegios tienen que dar vuelta todo. Y los polí­ticos de la oposición se subordinaron a un lugar tan patético que para cumplir con lo que les piden sus jefes ya no pueden hablar de propuestas concretas sino de abstracciones teóricas sobre la república de platón. En lugar de admitir que de ser gobierno eliminarí­an las Asignaciones Universales por Hijo, dicen “metafóricamenteˮ que hay que bajar el gasto público. Como consideran que la Justicia es un nicho para las clases acomodadas, dicen que si el pueblo elige a los representantes en el Consejo de la Magistratura es un “atentado contra el poder judicialˮ. Ya que no pueden confesar que volverí­an a recortar las jubilaciones y los presupuestos en salud y educación, subestiman con desprecio a los humildes con la “demagogia y el derrocheˮ. Si un asesor de imagen se los sugiere, son capaces de decirse peronistas mientras intercambian mimos y caricias con Mariano Grondona, uno de los principales participantes de los comandos civiles de los bombardeos asesinos. Si un conductor de un programa humorí­stico del monopolio se lo exige, hacen un “frente progresista de izquierdaˮ con un funcionario de la JP Morgan. Hasta las actitudes más penosas y vergonzosas, las justifican prometiendo acabar con el “autoritarismoˮ de Cristina. Desgraciadamente, los argentinos ya sabemos bien lo que es una dictadura. Los golpes de estado del ´55 y del ´76 interrumpieron el orden democrático porque para imponer un modelo económico que perjudique al pueblo, no habí­a otra forma que hacerlo contra su voluntad. Los minúsculos y poderosos sectores privilegiados que conducí­an esos procesos, actualmente no pueden tolerar que hace diez años, el conjunto de los argentinos haya podido encontrar un rumbo verdaderamente democrático, en el que las decisiones son tomadas por los representantes elegidos a través del voto, pensando en defender los intereses generales y no las presiones de las corporaciones. Ahora no pueden bombardear, ni fusilar, ni perseguir. Solo pueden mentir, inventar y agredir. Hoy tienen que respetar la decisión del pueblo que se organiza para seguir luchando por su dignidad por las próximas décadas.