Política

A tres años de la Asignación Universal por Hijo. Con Cristina y Néstor los pibes están cubiertos.

por La Cámpora
30 oct 2012
El 29 de Octubre de 2012, se cumplieron 3 años de la sanción del Decreto 1602, del 2009, a través del cual nuestra Presidenta lanzó una de las polí­ticas sociales más importantes y revolucionarias de las últimas décadas: La Asignación Universal por Hijo para Protección Social. Los trabajadores desocupados o en situación informal reciben, desde ese momento, un subsidio por cada hijo que tenga menos de 18 años. En 2011, se extendió a todas las mujeres embarazadas a partir de las 12 semanas de gestación. Para entender la importancia de esta polí­tica de Estado, tenemos que alejarnos en el tiempo y repasar un poco nuestra historia. A partir de 1976, en el contexto de la más nefasta dictadura cí­vico-militar, la Argentina recorrió un camino de precarización y flexibilización laboral, remate del patrimonio público, desregulación financiera y liberalización comercial. Ese camino neoliberal se mantuvo y profundizó de la mano de distintos gobiernos, cuyas polí­ticas contribuyeron a la concentración económica de las corporaciones en lugar de mejorar la vida del pueblo. Cuando terminó la década del 90, la actividad económica estaba prácticamente detenida, el sistema financiero habí­a colapsado y el desempleo habí­a subido de manera exponencial.   Así­ fue como se excluyó de los derechos de la seguridad social a un inmenso sector de nuestros trabajadores. Así­ llegamos a la crisis de 2001: con el pueblo cortando rutas para protestar, saqueando supermercados para poder comer y exigiendo un   cambio de rumbo para vivir mejor. A partir del 2003, y de la mano de Néstor Kirchner, la polí­tica volvió a ponerse al servicio de los intereses populares. Algunos ejes fundamentales fueron la creación de puestos de trabajo y la acumulación productiva con inclusión social. Así­ logramos que aumentara significativamente el número de trabajadores registrados y que por lo tanto se redujeran los í­ndices de pobreza e indigencia. Sin embargo y a pesar de todos las polí­ticas públicas destinas hacia los que menos tienen, en el mercado de trabajo todaví­a tení­amos una buena proporción   de trabajadores y familias por afuera de la seguridad social y de la legislación laboral. Esta situación fue rápidamente reparada por nuestra presidenta, una vez restablecidas las variables económicas que permitieron afrontar la deuda pendiente, a través de la instrumentación de la AUH. La AUH es entonces un sistema de transferencia de recursos que convierte a la seguridad social en un derecho pleno de todos los pibes cuyos padres hayan sido excluí­dos del mercado de trabajo, o tenga un trabajo informal, y por lo tanto no accedan a las asignaciones familiares. Esto es un paso muy importante porque iguala la seguridad social de todos los niños, sean hijos de trabajadores ocupados, desocupados, formales o informales. En 2009, el monto de la AUH era de $180 por hijo. Hoy alcanza los $340, casi el doble de su valor inicial, lo que demuestra el profundo sentido redistributivo de este gobierno. En palabras de la Presidenta,“esto significa poner en el mercado y en las familias 5200 millones de pesos más, hablando únicamente de Asignación Universal por Hijo, del régimen de asignaciones familiares por embarazo y de las no contributivas por discapacidadˮ. Además, continuando con el espí­ritu progresivo de la AUH, se promovió, en marzo de 2011, la Asignación Universal por Embarazo, que protege 3,5 millones de niños y 1,8 millones de hogares. Las consecuencias de este programa son enormes. Primera que nada, manifiesta un cambio fundamental en la distribución del ingreso, que convirtió a la Argentina en uno de los paí­ses más igualitarios de América latina. Por otro lado, logró que, hasta la fecha, aumentara más un 40% la inscripción al Plan Nacer, que amplí­a la cobertura de salud para reducir la mortalidad materno-infantil. Por último, como el dinero destinado a la AUH se usa para consumir productos de primera necesidad, aumenta la demanda y se realimenta el cí­rculo virtuoso de la economí­a. Muchos pibes estaban en desventaja por haber nacido en un hogar pobre y durante los primeros años de su vida no pudieron desarrollar sus capacidades como los demás. La AUH es una medida importantí­sima para reducir esa desigualdad y demuestra una vez más que este gobierno nacional y popular, profundamente comprometido con la transformación del paí­s a favor de las grandes mayorí­as, asume la convicción de que todos los niños y niñas que habitan nuestro paí­s deben tener las mismas oportunidades y los mismos derechos. Hablar de más derechos y más igualdad, hablar de más educación y salud pública y gratuita es hablar de un paí­s con justicia social. Hablar del rol del Estado como promotor de equidad es hablar de cómo el libre mercado excluyó y abandonó a nuestros trabajadores durante muchos años. Hablar de la AUH es también hablar de ese sueño que Néstor vino a proponernos en 2003 cuando asumió en medio un paí­s absolutamente desigual y devastado. Hoy, recordando los tres años de la AUH, podemos decir con orgullo que Néstor vive en cada uno de esos pibes y en cada una de esas familias que ahora tienen una vida más justa y más digna.