Ochenta años después, el admirador de Hayek reía a carcajadas y gozaba anticipadamente imaginando las consecuencias que tendría la sanción de la Ley Bases y la implementación del Decreto 70/23.
“Amo ser el topo dentro del Estado, yo soy el que destruye el Estado desde adentro”, decía el presidente argentino en un medio norteamericano.
Cuando días atrás Milei habló en la Asamblea de Naciones Unidas, no lo hizo en defensa del interés nacional sino de las grandes corporaciones económicas sin patria. El topo conservador salido de la madriguera hizo sonar la campana de los mercados y pretende llevarnos por el camino de la servidumbre.
En un texto de 1953, un ingeniero agrónomo español, José del Cañizo, escribió un fascículo de animales dañinos titulado: El topo.
Se cuenta allí que este mamífero de cuerpo rechoncho tiene patas muy cortas y carece de orejas. Vive bajo tierra y sale raras veces a la superficie. También dice el especialista que sus ojos son rudimentarios como consecuencia de habitar mayormente en la oscuridad. Estos “animalitos son muy voraces”, los machos viven la mayor parte del año solos en su propia madriguera.
“Son muy pendencieros”, destaca del Cañizo y advierte que son una amenaza para productores porque cortan las raíces.
En esa línea, nada nuevo propone el topo conservador que gobierna la Argentina. Sus iniciativas responden a viejas ideas maquilladas de novedad. Por eso el topo corta las raíces que nos conectan con el pasado, no quiere que crezca la memoria, prefiere la oscuridad de la madriguera. Se presenta “pendenciero” pero solo es fuerte con los débiles (y débil con los poderosos).
Sin orejas, no escucha alternativas. El topo impone un único camino: el de la servidumbre al que nos empuja la mano invisible del mercado mientras él amplia una red de túneles por debajo de los jardines de la República que hacen que la tierra deje de ser firme y se desmoronen las instituciones democráticas.
El “tiempo del topo” nos ofrece una nueva tiranía: la de las corporaciones (preferentemente extranjeras).
Oferta y demanda
Ante el avance del topo escasea en las góndolas el bien común y sobran los frascos que proponen el éxito individual. Las campañas publicitarias pretenden convencer a las personas que el éxito estará a tiro de QR gracias a la billetera virtual de Marcos Galperín.
La felicidad estaría -según el topo y sus seguidores- esperando por nosotros. Lo único que se interpone en ese camino es el Estado con sus impuestos y regulaciones.
A pesar de la campaña en contra del bien común, persiste la idea en un sector del pueblo que demanda la defensa del Estado porque se los considera la última defensa contra las tiranías privadas.
Sombras ¿nada más?
El dispositivo mediático digital afín a Milei se esfuerza de manera constante por invisibilizar al poder privado que goza, como el topo, de la destrucción.
Libre mercado para nosotros y proteccionismo para los poderosos. Los ricos no aceptan la igualdad y declaman la libertad de imponer políticas que ellos no cumplen pero se imponen para el resto.
Las cosas como son: achicar el Estado es agrandar el poder privado interno y externo.
¿Qué rol cumple el Estado, quién conduce, quién regula, quién establece las reglas en esta producción de bienes y servicios que hace el capitalismo? ¿El mercado y las corporaciones? ¿O el Estado y la política? ¿La economía o la política?. Estas son algunas de las preguntas que Cristina Fernández de Kirchner se hacía en octubre de 2021 en la ex ESMA.
Intentar describir lo que sucede es una tarea compleja pero necesaria. El panorama no es muy agradable que digamos. Si lo extrapolamos al futuro, el horizonte se avecina desastroso. Lo verdaderamente importante es dejar en claro que no se trata de un futuro inevitable.
Sí hay alternativa. El futuro se puede cambiar. Pero no podemos transformar las cosas si no empezamos a entenderlas.
Domesticar el deseo. Someter la esperanza. Exterminar la ilusión. Destruir los sueños. Todo al servicio de imponer la idea de que no vale la pena intentarlo. Frente a eso debemos dar batalla.
John Dewey, considerado uno de los principales filósofos de la primera mitad del siglo XX en Estados Unidos, impulsaba la existencia de una opinión pública que estuviera plenamente informada y señalaba que “la política es la sombra que arrojan las grandes empresas sobre la sociedad”.
¿El problema? Si existe una gran concentración de poder privado, corporaciones que no rinden cuentas a nadie, la política será apenas una sombra. Cabe entonces preguntarnos si es posible aprovechar al máximo la sombra, utilizándola para debilitar aquello que la proyecta.
Anarcocapitalismo financiero
Durante la cumbre del G-20 en 2012, la entonces presidenta argentina fue clara: “Si los que lideran el mundo no dan soluciones clave en materia financiera, lo que gana ‘es la especulación’ (…) Nadie puede tener seguridad alimentaria, seguridad de vida si no cuenta con un trabajo, hay que volver a un verdadero capitalismo. Estamos atravesando una suerte de capitalismo anárquico o anarco capitalismo financiero, donde el verdadero problema es la falta de regulación de los mercados financieros en el mundo”.
Como indicó aquel día Cristina Fernández de Kirchner, regular no podía ser simplemente aplicar planes de ajuste, eso tendría consecuencias: “Cuando la gente vea que la democracia no le da posibilidades de trabajo, de progreso, de tener casa, de salud, comienzan a cuestionarnos los funcionamientos del sistema político. Muchas veces para solucionar determinados problemas, hay que afectar intereses e intereses que son muy poderosos. Pero yo me atrevo a decir que es mejor enfrentar esos intereses minoritarios pero poderosos, antes que más adelante enfrentar la furia de la sociedad”.
Las tres flexibilizaciones
En octubre de 2022 en Plaza de Mayo, trabajadores y trabajadoras se reunieron a conmemorar el 17 de octubre. Uno de los oradores del acto, Máximo Kirchner, insistió en la necesidad de implementar una suma fija para recuperar poder adquisitivo y en interpretar las demandas de la sociedad.
Del otro lado se avecinan tres flexibilizaciones: la laboral, la impositiva y la ambiental. Son el punto nodal de negociación que el poder económico y financiero quiere sobre nuestro país, porque sabe de la necesidad que tiene la banca y el Estado nacional para afrontar las deudas contraídas por Macri.
Había que tocar intereses o se avecinaría la furia de la sociedad.
Argentina para los argentinos
En marzo de 2023 el diputado nacional y presidente del PJ de la provincia de Buenos Aires habló en Avellaneda.
“Siempre es la misma discusión. El Fondo aprieta, la Argentina cede y nos quieren comprar por baratijas las cosas. Es lo que yo llamo, las tres flexibilizaciones a las que nos van a empujar si no cambiamos: flexibilización laboral, flexibilización impositiva, y flexibilización de las normas ambientales para poder dañar y así acumular más grandes ganancias a costa de nuestro territorio”, expresó.
Frente a esto se imponía un consigna simple: Argentina para los argentinos. Ya con Javier Milei como presidente, Cristina Fernández de Kirchner cuestionó que el único plan fuese una economía de carácter extractivista sin valor agregado, sin tecnología, sin industrias.
“Más que anarcocapitalismo, me parece anarco colonialismo”, sentenció.
Hacer tapa la realidad
“La flexibilización laboral, ambiental e impositiva, el RIGI las consagra. Las empresas no pagan impuestos, nuestra tierra, nuestros ríos, nuestras montañas, nuestros mares a disposición de jurisdicciones extranjeras y nuestros trabajadores y trabajadoras trabajando por una miseria que ni siquiera a veces le permite llegar a fin de mes”, señaló Máximo Kirchner rodeado por militantes. Insistía así en advertir que la Ley Bases y el RIGI consagraron las tres flexibilizaciones sobre las que venía advirtiendo desde hacía más de dos años.
“Dicen entonces que esa es la única forma para que nuestro país salga adelante. ¿Va a salir nuestro país adelante de esa manera? ¿La única manera de tener un futuro como país es que su pueblo viva de manera indigna? Si un pueblo vive de manera indigna, no hay país. Si nuestro pueblo tiene hambre y se llevan nuestro gas, nuestro petróleo, la minería, el oro y la plata, es saqueo. Si hay actividad extractiva en la Argentina, de la única manera que se va a aceptar es porque hay un pueblo que se puede educar, comer, crecer, realizarse en la vida”, agregó.
En estos días circuló en la imagen de una pintada: “Tapan la verdad con noticias virales”. Al mismo tiempo, Clarín eligió “hacer tapa” la realidad.
El 26 de septiembre, en la portada del matutino y entre los títulos principales, se aludía a las tres flexibilizaciones que promueve la Ley Bases -en su edición de bolsillo con el RIGI incluido-, sobre las que Máximo Kirchner viene advirtiendo desde 2022.
Mientras el gobierno del conservador Javier Milei promete “modernización” lo que se impone es la realidad: la flexibilización laboral, impositiva y ambiental para que las corporaciones avancen sin regulación sobre los bienes comunes, paguen menos, dañen a nuestro pueblo y se lleven las ganancias al exterior.
Flexibilizan normas laborales y los bloqueos son causal de despido.
El Gobierno posterga un mes el plazo para entrar al blanqueo de capitales.
El presidente viajó a Córdoba y sobrevoló los incendios.
Los títulos no nos deben servir para tener razón, sino para comprender que Milei no propone nada nuevo, el topo conservador que asoma desde la madriguera avanza con un modelo extractivista, sin presencia del Estado, con un régimen impositivo que favorece al saqueo y sin ninguna garantía para los trabajadores y trabajadoras.
Mientras algunos pretenden imponer la tiranía de las corporaciones detrás de noticias falsas que se vuelven virales, se impone defender un Estado que intervenga, que regule y permita que todos accedan a bienes y servicios.
El Régimen de Incentivo a las Grandes Inversiones, al que Cristina llamó “estatuto legal del coloniaje, versión siglo XXI”, promueve una economía extractivista sin valor agregado, sin eslabonamiento industrial, sin generación de tecnología, de investigación y desarrollo.
Lo que está en juego no es sólo la forma en la que vamos a habitar el mundo que están rompiendo los que salieron de sus madrigueras, sino de qué manera repararlo.
Argentina no será para los argentinos si el topo continúa cavando túneles y cortando las raíces que unen a nuestra comunidad.
*Militante de La Cámpora.