Te cuenta que gracias a Macri se volvieron a hacer “las cosas bienˮ. Desgraciadamente, “las cosas bienˮ generan desocupación, flexibilización laboral y pobreza. Pero eso no es culpa de nadie. Así es la vida.
La cantinela es siempre la misma, como el cartelito que ponían los viejos almaceneros de barrio, “hoy no se fía, mañana síˮ. Si hacemos un esfuerzo ahora, en algún momento todo va a empezar a mejorar. No hace falta saber por qué ni cuándo habría de mejorar, pero así será porque lo dice la tele al comentar una encuesta publicada en su diario. El clima entre los empresarios es bueno, lleno de expectativas hacia el futuro. Pero hoy hay que hacer un esfuerzo, tenemos que mostrar que somos serios, maduros y responsables y no hay que dejar de criticar a los manteros porque no pagan impuestos. Si yo estoy peor que el año pasado, lo justo es que todos los demás también estén peor. Meritocracia, viejo. ¿Qué es eso de estar tranquilo en un trabajo estable? Eso es de vagos, marxistas, con ideas raras, choriplaneros que no quieren laburar.
Los únicos que pueden y tienen que estar mejor son los empresarios particulares que ahora nos gobiernan a todos. Ellos no son como el resto de la gente, trabajadores, empleados, puaj. Ellos son cada día que pasa mucho más ricos porque son ellos. El hoy es para ellos porque son exitosos. Macri les saca las retenciones y los impuestos porque son exitosos. Por suerte, y gracias a dios, los argentinos tenemos estos mega empresarios que son tan buenos y generosos que después de enriquecerse, llevarse los dólares afuera, crear más cuentas offshore y seguir echando gente, después de todo eso, van invertir y eso es bueno para todos los demás. Porque después de echar a todos, van a generar ˮ˜empleo genuinoˮ™. Pensar que todavía hay gente que no quiere reconocer lo sacrificado que son los Ceos con el resto de la sociedad y persisten en poner palos en las ruedas. Egoístas.
Por ejemplo, en supermercados con jefes como Coto, pusimos unas máquinas para “autocobrarseˮ. Buenísimo porque la gente pasa y va a aprendiendo a usarlas. Si se copan, en un tiempito vamos a poder echar a los empleados que están en las cajas comunes, que están pegaditas a las nuevas. Hablando de eso, es raro cómo miran a las máquinas las empleadas. A veces parece como que sospecharan que algo está mal, como si desconfiaran. Puede ser que todavía les quede algo de la pesada grieta que deben creer que tienen derecho a opinar sobre cómo un empresario exitoso tiene o quiere invertir. Pero la plata es mía, mía, mía y yo soy el único que tiene derecho a decidir. Invertir o comprar dólares y llevarlos al exterior. Contratar o echar. Comer o descomer, esa es la cuestión.