Política

Chicos, chicos, contestó Ricky Roa

por La Cámpora
5 oct 2014
De toda la columna en respuesta al material que distribuimos antes de ayer a lo largo del paí­s, hay una frase de Ricardo Roa que es cierta: lo primero es lo primero. Y lo primero es agradecerle a todos los compañeros de los diarios Clarí­n, La Nación, Perfil, Infobae y el resto de sus repetidoras por ampliar la repercusión de la actividad, y hasta tener la generosidad de republicarse entre sí­ mismos sus propias columnas, un fenómeno que como jóvenes nunca habí­amos visto y del cual nos han hecho sentir parte. Tampoco habí­amos visto nunca a un columnista de fuste dentro del Grupo tener que salir instantáneamente a responder un simple volante, una acción que comprendemos perfectamente como forma de ordenar una lí­nea editorial que durante todo el dí­a discutió consigo misma acerca de qué decir sobre ese material, y otro motivo más que nos llenó de orgullo en el dí­a de ayer. Pero debemos decir, también, que es nuestra responsabilidad romper con este clima de cordialidad para manifestar que así­ como reconocemos una cosa también debemos señalar las otras. Como por ejemplo esa idea que esbozó el columnista de Clarí­n al afirmar que la parodia al diario Clarí­n supone “un reconocimiento a este diarioˮ. Que toda parodia implica una admiración respecto del parodiado puede estar bien como idea para quien tiene que publicar una columna rápida, en cinco minutos, para ordenar la lí­nea editorial de ¿un? diario: pero difí­cilmente resista mucho más que eso. Con esa lógica de que la parodia es un sí­ntoma de admiración, bien podrí­a decir uno que Charles Chaplin en El Dictador no hizo sino reflejar admiración por Adolf Hitler, o que la imitación que hace el programa Periodismo Para Todos de Máximo Kirchner no es sino una manifestación inconsciente de sus protagonistas de militar en La Cámpora. No lo creemos, sinceramente. Menos entendemos en qué sistema de valores es más grave parodiar a una empresa o a un objeto que a una persona, tal como lo hacen ustedes a través de los canales, diarios y webs ˮ‹que tienen a lo largo y ancho del paí­s, con mucho menos tacto y a veces, francamente, agraviando personalemente a infinidad de polí­ticos, dirigentes y personalidades de nuestro paí­s. Tampoco podemos dejar de señalar, hay que decirlo, que no es cierto que Ricardo Roa no pueda escribir mejor que nosotros ese texto. Su trayectoria así­ lo demuestra: si hiciera falta podrí­a escribir este texto o uno que afirme absolutamente lo contrario con total profesionalismo y respeto por las directivas principales del Grupo. Hechos similares que han sucedido en el mundo demuestran lo que decimos respecto a la capacidad de ese diario de adaptar la lí­nea editorial a sus intereses inmediatos. Hace dos años aproximadamente, la organización Wikileaks simuló una editorial del New York Times firmada por Bill Keller en defensa del accionar de Julian Assange. No le pareció a Clarí­n, en ese entonces, que se tratara de un ataque a la libertad de expresión del New York Times, como aseguran ahora. Hasta tuvieron lugar para el elogio: “una copia casi perfecta. La misma tipografí­a, la misma estética, las mismas imágenes y hasta el mismo estilo. Un grupo de hackers se esmeró y lo logró. Imitaron un editorial del diario The New York Times y lo pusieron a circular por internetˮ. El New York Times ya tení­a experiencia al respecto: en 2008, activistas de la organización Yes Men imprimieron 1.200.000 ejemplares de un falso New York Times con las noticias que hubiesen deseado leer, entre las cuales se encontraba el fin de la guerra de Irak y el cierre de la prisión de Guantánamo. Por entonces al diario neoyorquino, en una respuesta evidentemente más moderada y no tan nerviosa como la del diario Clarí­n, no se le ocurrió calificar al hecho como un ataque a la libertad de expresión. “El Clarí­n trucho hace periodismo de anticipaciónˮ, manifiesta también Ricardo Roa, una frase que dice más de lo que hubiéramos querido saber sobre qué es lo que Clarí­n considera anticipación y, mucho peor, periodismo. Dice el pope de Clarí­n, además, que el material repartido es una profecí­a o, aún peor, una manifestación polí­tica sobre cuáles son los candidatos que La Cámpora supone que ganaran en 2015 ya que “ningún oficialista podrá vencerlosˮ. Es llamativo que le endilguen semejante plan a La Cámpora, apenas unas semanas después de endilgarle otro plan: el del supuesto pedido re-relección de Cristina en el acto de Argentinos Jrs., según el mismo diario sobre el que, sospechamos, Ricardo Roa tiene alguna que otra influencia editorial. La Cámpora tiene, como toda organización, muchas caracterí­sticas propias: no es una de ellas, sin embargo, el poder sostener simultáneamente dos posiciones que se excluyen a sí­ mismas. Fue el propio Roa quien hace algunos meses escribió, textual, que si una parodia se lee “literalmente pierde su riqueza y nada se comprendeˮ. Que no solo Roa sino toda una serie de periodistas y analistas tomaran esta parodia como una expresión de deseo de La Cámpora sobre las candidaturas de 2015 no refleja sino las ganas que tienen de que así­ sea. Lamentablemente para ellos el objetivo del volante era otro: concientizar sobre los efectos posibles de acatar el fallo del juez Griesa. Todas las segundas interpretaciones quedarán para quienes creen que la discusión en la Argentina es sobre apellidos y no sobre proyectos de paí­s. Se pregunta, finalmente, el diario Clarí­n dónde y quién hizo la impresión. “ ¿Habrá sido en Ciccone?ˮ, manifiesta olvidando quizás alguna otra imprenta en la que uno puede, también, imprimir diarios. Esa otra imprenta se llama Papel Prensa y, quién lo hubiera dicho, no aparece como una de las hipótesis de Roa sobre la impresión del material. Acaso sea verdad aquello que se dice acerca de que quien controla el papel de diario controla la libertad de imprenta en la Argentina. Acaso por ello haya tenido Clarí­n tanto interés en ser parte de Papel Prensa, al punto de congraciarse con la dictadura más sangrienta que tuvo nuestro paí­s para formar parte. No hace falta recordar - el olvido de Roa no es sino una forma de auto complacencia para poder vivir sin culpas - las condiciones en las cuales se apropiaron de la empresa que fabrica el papel. Difí­cilmente podrí­a esta organización admirar o tener el sueño de contar con un medio de comunicación que, durante todos estos años, no ha hecho sino difamarnos primero con acusaciones falsas que jamás pudieron demostrar para, luego, dedicarse simplemente a presentar con carácter de denuncia actividades como pintar escuelas, trabajar en el Estado o militar todos los dí­as en los barrios. Para que se quede tranquilo Roa, el Clarí­n de La Cámpora efectivamente miente: la sociedad argentina jamás permitirí­a que se avance contra las conquistas mencionadas en el material que ayer repartimos. El sueño de Clarí­n de tener un presidente propio los llevaba a hacer estas tapas allá por el 2011. Esas tapas las hiciste vos Ricky, no nosotros. ¿Te acordas? [gallery columns="2" ids="66724,66723"]
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