Opinión

Con las abuelas no

por La Cámpora
30 mar 2013
IMG_4510* por Roberto Caballero Hace muy poquito, el 24 de Marzo, casi 100 mil personas se reunieron en Plaza de Mayo recordando esta fecha del Golpe Cí­vico-Militar de 1976, donde Estela de Carlotto habló y dijo cosas muy fuertes, pero sobre todo enumeró a aquellas empresas que fueron la pata civil de lo que fue el terrorismo de Estado en la Argentina, y parece que no se lo perdonan. Parece que a Estela de Carlotto le está impedido de alguna manera cuestionar a estas empresas que no sólo fueron la apoyatura civil sino empresaria también del genocidio. Entre otras cosas, ahora la asocian a una especie de reivindicación de la lucha armada. Me quiero detener en una semana antes, el dí­a que el diario Clarí­n atacó a La Cámpora ˮ“organización juvenil kirchneristaˮ“ diciendo que esta organización tení­a armas del RENAR. La asociación de una organización juvenil de estas caracterí­sticas con las armas, en realidad, tiene otra intencionalidad: la de asociarla a la violencia. Ahora sucede con Estela Carlotto. Aunque es muy evidente, aunque parezca obvio, hay que ponerlo en palabras: Estela de Carlotto expresa un sí­mbolo, no solamente de los Derechos Humanos, sino del coraje cí­vico dentro de las instituciones democráticas. En 30 años, nunca las Abuelas llamaron a un hecho de violencia. Nunca tomaron venganza por mano propia. Jamás. Su prédica ha sido siempre la de la justicia, esa justicia que todaví­a hoy, 30 años después de la recuperación democrática, no pudo encontrar a los 400 nietos que las Abuelas buscan. Estas Abuelas son ví­ctimas, no promotoras de violencia, ni ideólogas de la lucha armada. Me parece que en esto, Clarí­n no sólo miente sino que patinó, y patinó feo, porque Estela de Carlotto forma parte de la conciencia cí­vica democrática de toda la sociedad, de los que son kirchneristas y de los que no son kirchneristas. La lucha de Abuelas es mucho más que la lucha de Abuelas: ha sido uno de los valores fundantes de esta democracia en la que vivimos, una democracia que sabemos tensa, discutida, apasionada también, por eso les digo: CON LAS ABUELAS NO. En Tiempo Argentino