Política

Crisis sin remedio

La industria farmacéutica se hace eco de la crisis socioeconómica desencadenada por el gobierno de Mauricio Macri. Despidos, suspensiones y cesantí­as; azotan a un sector fundamental para la vida de los ciudadanos.
por La Cámpora
15 abr 2019
La recesión repercute en la baja en las ventas de medicamentos. Asimismo, la devaluación de la moneda local, siendo los costos de los insumos industriales en dólares, no hacen más que agravar la situación de los laboratorios. Por otra parte, en los últimos 3 años se visibiliza una reducción de los volúmenes de compra realizados desde el Estado a partir del desmantelamiento del ex Ministerio de Salud en general y del ex Plan Remediar en particular. Luego de un crecimiento sostenido hasta diciembre de 2015, con un promedio anual del 6,2 por ciento, desde que asumió Mauricio Macri el sector comenzó un derrumbe que parece no tener fin.  En 2017 se produjo la caí­da más grande de la actividad en décadas, con un 6,6% a la baja, situación que no se pudo remontar. Esto no sólo impacta en las familias que se quedan sin empleo, sino que revela que los ciudadanos y ciudadanas no están pudiendo acceder a un bien esencial como son los medicamentos. Recientemente, la Confederación Farmacéutica Argentina (COFA), entidad que nuclea a unas 12 mil farmacias en todo el paí­s, denunció que en 2018 se vendieron casi 40 millones de tratamientos menos que en 2017. Es así­ como el laboratorio Elea solicitó un Procedimiento Preventivo de Crisis, anticipando despedir 120 trabajadores y trabajadoras, a raí­z de una fuerte caí­da en las ventas y un creciente endeudamiento en dólares. Desde la conducción de la empresa, informaron que llevan tres años de balances negativos, motivo por el cual reducirí­an en un 5 por ciento la planta. El laboratorio Beta ya habí­a presentado esta medida, a partir de lo cual comenzaron a pagar los salarios en cuotas y a suspender un dí­a de trabajo por semana a sus 150 empleados, en principio hasta el mes de mayo. Recientemente, Craveri anunció el despido de 47 operarios del área técnica y administrativa, motivo por el cual comenzaron un plan de lucha que culminó con la detención por parte de la Policí­a de la Ciudad de Buenos Aires de 5 integrantes de su junta interna, en un hecho sin precedentes desde el retorno de la democracia. En la actualidad, sostienen un acampe en la puerta de las instalaciones de la planta y mantienen paralizadas las actividades de sus 3 laboratorios, en reclamo por la reincorporación de la totalidad de los despedidos. La empresa solicitó el año pasado un Procedimiento Preventivo de Crisis y ofreció un plan de retiros voluntarios que fracasó por el rechazo del personal. La firma que habí­a logrado incrementar su personal de 150 a 400 trabajadores, sostiene desde hace meses a sus empleados cobrando el sueldo en cuotas y actualmente pretende abonar sólo el 50 por ciento de las indemnizaciones. En la misma lí­nea, el laboratorio Klonal, que el año pasado despidió 40 técnicos y operarios de su planta de manufactura en Quilmes, estarí­a por despedir a la mitad de sus visitadores médicos. Las multinacionales Sanofi y Novartis también registran despidos durante los últimos meses en sus filiales locales; dejando 43 y 35 familias en la calle respectivamente. En lo que va del año, 30 compañí­as solicitaron Procedimientos Preventivos de Crisis, situación que no es ajena a los laboratorios. Es imprescindible volver a tener un gobierno que fortalezca el mercado interno y promueva la producción pública de medicamentos, para que el pueblo tenga acceso a este bien social que necesariamente debe ser considerado un derecho y no una mercancí­a.
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