Política

¡Cuarenta y cuatro!

por La Cámpora
11 oct 2009

Se sancionó la Ley de Medios de la Democracia

El dí­a de ayer, 10 de Octubre de 2009, será recordado, sin lugar a dudas, como una jornada histórica.   A las 2.30 de la mañana, luego de 20 horas de debate, el tablero electrónico de la cámara de Senadores de la Nación arrojó el resultado de la votación en general por la Ley de Medios: 44 votos a favor y 24 en contra.

Afuera, estallaba la felicidad contenida de miles de compañeros de organizaciones sociales y polí­ticas, cooperativas y radios comunitarias: de la mano del gobierno popular, se sancionó la nueva Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, la Ley de Medios de la Democracia.

La sesión continuarí­a hasta las 6.10 de la madrugada, cuando luego de la votación artí­culo por artí­culo, se convirtió en ley el proyecto enviado hace tres semanas por la cámara de Diputados, luego de su tratamiento y de varias modificaciones.

La nota de color la darí­a la falla del sistema de voto electrónico: luego de varios minutos de deliberaciones, la votación del último artí­culo de la normativa se hizo a viva voz. Afuera, a lo largo y a lo ancho del paí­s, miles de manos se levantaban también celebrando su aprobación.

En la puerta del Congreso, la alegrí­a de miles de jóvenes que apoyamos con discusión y militancia esta iniciativa continuó entonando las estrofas del Himno Nacional, y cantando una consigna, entre muchas, que hoy late más fuerte que nunca en nuestros corazones: Patria sí­, Colonia No.

Esta Ley, que surgió de la iniciativa popular hace más de 4 años con los “21 puntos para una Radiodifusión Democráticaˮ, se debatió en 24 foros oficiales del COMFER, y en miles de charlas debate que se llevaron a cabo en todo el paí­s. Es una normativa moderna, democrática y profundamente antimonopólica, que viene a dar por tierra la vetusta Ley de Radiodifusión de la Dictadura Militar. Garantiza la democratización del espectro radiofónico, el derecho a la información de todos los argentinos, y fortalece profundamente la democracia.

Es, además, el puntapié inicial para la gran batalla venidera: la batalla cultural por la recuperación de una identidad nacional pluralista, inclusiva y democrática.

Los manotazos de ahogado de los grandes grupos mediáticos y de sus representantes polí­ticos, que se rasgan las vestiduras ante este triunfo de la iniciativa popular y de la democracia, sólo reafirman una cosa: ayer seguimos cambiando la historia.