Hoy despertamos con una tapa de Clarín y una editorial de La Nación que utilizan dicho principio pero, como nos tienen acostumbrados, con objetivos exactamente inversos a los que le dieron origen. Algo así como el recordado Capitán Schettino que dijo "voy a casa donde están mi mujer y mis niños primero" mientras se hundía el Costa Concordia con todos los tripulantes a bordo.
Para Clarín, la prioridad de hoy es la estigmatización de las mujeres y los niños. O mejor dicho, un combo de los dos: las niñas y adolescentes que quedan embarazadas tempranamente. Entonces pone en la tapa como nota principal un dramático "Cada cinco minutos una chica menor de veinte años es mamá". Una problemática muy seria entre los más vulnerables que viene siendo abordada por el gobierno hace años a pesar del ocultamente deliberado que hace el mismo grupo económico del tema, y que hoy de golpe ocupa el espacio principal. Curioso, ¿no?
Pensar que hasta unos días el tema principal de Clarín era una gravísima denuncia sobre, casualmente, otra mujer y su hijo, al que pasaron de acusar burlonamente de ser un niño malcriado que jugaba a la playstation todo el día, a quemar supermercados y ahora de ser titular de cuentas secretas en el exterior. Hoy de esa mentira, que no duró ni una semana luego de que Máximo simplemente lo desmintiera en una radio, ya no se ve ni una línea en todo el diario. ¿Cómo puede ser que una denuncia de semejante gravedad pase de ser tapa a desaparecer completamente de un día para el otro? Pasa que quedó demostrado que era tan berreta la mentira que hasta les jugaba en contra. Cada tanto hay que aflojar con tanta farsa porque la gente se puede llegar a dar cuenta de todas las demás.
Volviendo a la nota de hoy, el tremendismo del titular da la idea de que no hay lugar en todo el territorio nacional para guardar a todos esos chicos pobres que nacen cada cinco minutos. La nota no aporta nada más que el temor injustificado para que un sector de clase media y alta, tan permeables a este tipo de panic atac opereishon, siga repitiendo la pavada de que "esta gente pobre que tiene hijos para cobrar la asignación universal". La perversidad de este tipo de notas radica en que se visten de conciencia social y citan a especialistas que "Afirman que es consecuencia de la pobreza" mientras critican sistemáticamente todas las medidas redistributivas adoptadas en estos doce años. Cuando el gobierno nacional anuncia alguna decisión, plan o programa que beneficia a los sectores más postergados, lo critican despiadadamente acusándolo de clientelista. Cuando se redistribuyen recursos de los sectores más acomodados a los más humildes, Clarín absolutamente en todos los casos, se pone en abogado de los más ricos. De pronto, cada tanto, así de la nada, sacan una nota como esta para denunciar una pobreza que ellos no quieren eliminar. Lo que quieren es eliminar a los pobres, que no es lo mismo. Porque los pobres que dejó el neoliberalismo, los que fueron mejorando aunque sea un poco su nivel de vida y empezaron a tener esperanza estos últimos años, ahora se sientes visibles. Saben que la Presidenta y este proyecto político los reconoce y los defiende. Entonces los sospechan de kirchneristas, los basurean, los estigmatizan y los usan.
Todo dentro del plan más general que viene bajando Magnetto a través de sus medios y de sus candidatos de que el próximo gobierno va a tener que ajustar la economía. Sacar la asignación, bajar las jubilaciones, recortar los sueldos, y todo lo que hacían los gobiernos antes de Néstor, que eran tan bien tratados por su diario mientras destrozaban el país. Entonces, para el rebuscado e ilusorio sentido común del lector ideal de Magnetto, la mejor forma de solucionar el problema del embarazo adolescente sería eliminar la Asignación Universal por Hijo.
Porque es bien sabido que Clarín y La Nación siempre trataron bien a los gobiernos que generaban la pobreza mientras transferían millones de pesos de todos los argentinos a los grupos económicos amigos. Entre los beneficiados de que existan pobres están justamente Clarín y La Nación que se quedaron con Papel Prensa durante la dictadura, con Canal 13, con los ingresos de los trabajadores estafados por las AFJP y no pagan sus impuestos desde hace años por medidas cautelares de jueces amordazados por la soga de la "libertad de extorsión" que ejercen desde sus medios.
Justamente, la editorial de Saguier y los Mitre en La Nación de hoy es prácticamente una confesión de todo esto. Usan a los niños para volver a defender la dictadura, a los genocidas y a los torturadores. Sin embargo, que Saguier y los Mitre reivindiquen a los genocidas no es novedad. Lo que sí molesta es que para hacerlo usan descaradamente a los miles de niños que participaron alegremente de la inmensa marcha del 24 de marzo junto a sus padres. Vuelven con el tema del adoctrinamiento en las escuelas y la perorata de que este gobierno es nazi, estalinista, mussolineano, maoísta, cubano y venezolano, todo al mismo tiempo. Y solo con esa pluma tan propia de aquellos viejos conservadores con olor a naftalina, malhumorados y derechosos en blanco y negro puede transformar en una denuncia una oración que bien podría ser un elogio: "Chicos de entre 7 y 14 años participaron de la marcha organizada por el kirchnerismo mientras portaban camisetas estampadas con las consignas "Juicio y Castigo" y "La Cámpora".
La última frase de la editorial es elocuente por demás y explicita de forma vergonzosa la nostalgia que estos medios tienen de aquel pasado tenebroso. Dice que denunciar "tales prácticas" es "una señal alentadora de que el país puede producir el giro institucional que se le reclama al cabo de 12 años de un distanciamiento cada vez más pronunciado del espíritu tolerante de la Constitución que nos rige". Qué bonito, Saguier y los Mitre pidiendo denunciar "tales prácticas". Por eso aplauden a Mauricio Macri que lo único gratis que hizo en su gestión fue crear un 0-800 para buchonear a los pibes de secundario que participan en política. Y todo eso porque así lo pide el "espíritu tolerante (!) de la Constitución que nos rige".
Por si se les olvidó al señor Saguier y a los Mitre, les recordamos que muchos de esos niños que "portaban" remeras en la marcha del 24 son hijos de compañeros que cuando tenían la edad de ellos no conocían su verdadera identidad porque habían sido apropiados por otras familias. Muchos de esos padres que ahora llevaban a sus hijos a las marchas alegremente nacieron en centros clandestinos mientras la dictadura que hoy reivindica La Nación y en aquel momento defendía Clarín, torturaba a sus padres. ¿Realmente piensan que alguien va a creerles a estos diarios su fingida preocupación por los niños? ¿Por la democracia? ¿Por la pobreza?
De todas formas, no esperamos que ni Clarín ni La Nación empiecen a preocuparse por su propia credibilidad, mucho menos si se lo aconsejamos nosotros. Simplemente, aprovechamos esta ocasión para tranquilizarlos si es que en algún pequeño lugar de sus conciencias les interesa realmente la situación de los niños y niñas de nuestro país porque este gobierno se viene ocupando de ellos todos los días de los últimos doce años. No como sus empresas que los usan solamente cuando no se les ocurre qué poner en una tapa porque se quedaron sin margen para la mentira que venían tramando. Es cierto que los niños y niñas argentinas podrían estar mejor, por ejemplo, con los 300 millones de pesos que Saguier, los Mitre y La Nación le deben al Estado Nacional pero no hay dudas de que están un poco mejor cada día con la asignación universal, con las netbooks, con las nuevas vacunas obligatorias, con las miles de escuelas nuevas, con un estado presente y sobre todo con la libertad real y efectiva para elegir su propio destino que no es esa libertad que usan ustedes eufemísticamente para ofrecer una caña de pescar en medio del Sahara.