“Yo estoy de acuerdo con el déficit cero, estoy de acuerdo con las cuentas ordenadas, estoy de acuerdo que no se puede gastar más de lo que se tiene, pero colocar como variable de ajuste a los jubilados argentinos del gasto del Estado me parece un acto de una injusticia soberana y de una falta de creatividad, de decisión... Yo hubiera cargado definitivamente este ajuste sobre la espalda de los que más tienen, como hace cualquier país serio y responsable del mundo".
Néstor Kirchner, 2001.
Hay que ser muy cagón para no defender a los jubilados. Y no hay que ser Diego para darse cuenta. Pero qué decir de aquellos diputados que hace dos meses votaron una ley para recomponer la pérdida de poder adquisitivo de nuestros adultos y adultas mayores, y ayer, a precio de descuento, acompañaron el veto presidencial que los condena a jubilaciones de miseria. Con las calles nuevamente militarizadas, la Cámara de Diputados de la Nación convalidó el ajuste criminal del co-gobierno de La Libertad Avanza y el macrismo contra el sistema previsional argentino. Para Milei, Macri, Caputo, Stuzzenegger, Bullrich, y toda la caterva impresentable que integra este gobierno, la “casta” eran los jubilados y jubiladas.
La Cámpora se movilizó ayer a la Plaza Congreso para acompañar, junto a los sindicatos y las organizaciones sociales, a los jubilados y jubiladas que se vienen manifestando pacíficamente en defensa propia, pese a la constante y criminal represión de las fuerzas de seguridad. Ninguno ni ninguna de nuestros compañeros y compañeras, diputados y diputadas de la Nación, se prestó para consolidar esta farsa; acompañamos junto a nuestro bloque el rechazo al veto de Milei. En La Cámpora no cambiamos nuestras convicciones ni por conveniencia ni por pragmatismo, y fuimos a defender en la calle lo que nuestros compañeras y compañeros diputados defendieron en sus bancas.
No vamos a ser cómplices de esta estafa de representatividad en la que cada voto tiene un precio. Como en la aprobación de la Ley Bases, esta vez fueron cinco diputados radicales los que cambiaron su voto y el futuro de millones de personas. El caso testigo que más resonó fue el de Pedro Galimberti, también radical, quien renunció a su banca para asumir como funcionario en la comisión que administra la represa de Salto Grande, con un sueldo de ocho mil dólares por mes, bajo la gobernación del macrista Rogelio Frigerio, dejando su banca para que asuma una diputada del Pro que votó a favor del veto. La misma empresa y el mismo mecanismo que se utilizó para comprar el voto del senador entrerriano Edgardo Kueider durante la votación de la Ley Bases. De esta forma, el gobierno legitima un mecanismo corrupto de construcción de mayorías en el Congreso con el único fin de seguir ajustando al pueblo.
Entre tanta información falsa que revuela en las redes sociales y en los canales de los grandes grupos mediáticos, hay que hablar claro: el 27 por ciento del total del ajuste del gobierno de Milei cayó sobre las jubilaciones. Aún más que la obra pública (22,6%) y los subsidios (16,2%). Desde diciembre del año pasado, los jubilados y jubiladas de nuestro país han perdido más del veinte por ciento de su poder adquisitivo. ¿Cómo puede ser que “no hay plata” para las jubilaciones, pero sí para eliminar el impuesto a los Bienes Personales de los más ricos? ¿Cuál es la audacia: débiles con los fuertes y fuertes con los débiles?
Con la vigencia del veto, las jubilaciones quedarán congeladas en pisos históricos, garantizando que el grueso del ajuste siga sobre los hombros de los jubilados y jubiladas. Los saquea con la devaluación, los licúa con la inflación, y los condena quitando los medicamentos gratis. Esta es la política criminal de Javier Milei, que solo es posible gracias a los diputados y diputadas del macrismo y de aquellos radicales a los que se les complica la chamba de sostener con su voto lo que mienten frente a un micrófono.
Por la tarde, tras el lamentable resultado de la votación, comenzó en la calle un nuevo show represivo, a cargo de las fuerzas de seguridad de Patricia Bullrich, contra los manifestantes que aún permanecían en la Plaza. Sí, Patricia Bullrich; la misma que en 2001, con la excusa ya poco novedosa del déficit cero, recortó el 13% a jubilados y estatales, y se fue echada a huevazos. La moneda de la entrega tiene en una cara el ajuste y en la otra la represión; Bullrich estuvo en los dos lados. Pasó por todos los partidos políticos con la misma coherencia: siempre contra los jubilados.
Repudiamos enérgicamente la represión en los alrededores del Congreso y nos solidarizamos con los y las manifestantes y periodistas que sufrieron las agresiones, golpes y gases. Vamos a seguir luchando por el derecho a una vejez digna y a una jubilación justa para nuestros adultos y adultas mayores, bajo la firme convicción de que otro camino fue y es posible.