Deuda y compra de armas: El combo griego
La polémica por la compra de armamento militar por parte de nuestro país no debe ceñirse solamente al tremendo costo millonario que significa y a lo injustificado del mismo. Esto se encuadra dentro del creciente proceso de endeudamiento, algo que nos enseña el ejemplo de Grecia con su enorme deuda externa en simultáneo con un gasto militar inédito.
por
La Cámpora
29 mar 2017
Este domingo en el programa Economía Política se informó respecto del pedido por parte del Estado argentino de la adquisición de armamento a los Estados Unidos por un valor de 2 mil millones de dólares, lo que sería la compra más grande en cuarenta años.
El pedido nómina incluye una docena de helicópteros Cobra AH1, diez del modelo Chinook, 16 Black Hawk UH60 y 26 Bell 412. También figuran en la solicitud de compra doce aviones cazas F-16, desarrollados por EE.UU. como material exclusivo de exportación y de carácter supersónico.
Ante esto, y teniendo en cuenta el relato de la Alianza Cambiemos que alude a la “pesada herenciaˮ y la respuesta de “que no hay plataˮ que reciben los diferentes reclamos salariales, siendo el de los docentes el más cercano, no deja de llamar la atención que la Argentina compre material bélico sin la existencia de una hipótesis de conflicto.
¿Cuál es el contexto en el que se produce esto? Sencillo: el retorno de las relaciones carnales con Estados Unidos y el cuento de la reinserción en el mundo. Para que Washington ofrezca sus dólares, ya sea mediante inversiones o por préstamos del FMI, es necesario cumplir sus prerrogativas y una de ellas es hacer negocios con ellos comprándoles armamento, algo que a los norteamericanos les sobra.
Giros
Así como en 2008 los griegos al caer en la crisis sinfín que atraviesan tomaron nota del proceso que aconteció en nuestro país y que desembocó en los hechos de 2001 - tal como se puede ver en el documental Debtocracy (Deudocracia) ˮ“ los giros de la Historia hacen que hoy por hoy Grecia nos brinde su ejemplo.
Uno de los factores que condujeron a la enorme deuda griega fue la compra de armamentos a Alemania, Francia y Estados Unidos, entre otros países. Como detalle no menor, los principales acreedores de Grecia son Alemania y Francia quienes, como contraprestación de los créditos, instaban a hacer negocios con sus propias empresas.
En 2010, dos años después de declarada la crisis, el gasto militar heleno fue el más alto de la Unión Europea como porcentaje del PBI; en 2002-06, Grecia fue el cuarto mayor importador mundial de armas convencionales y el segundo de la OTAN, después de Estados Unidos. Hasta la llegada de Syriza al poder, en 2015, Atenas importó equipamiento militar por 12.000 millones de euros. Algo poco coherente para un país cuya última hipótesis de conflicto fue la invasión turca de Chipre en 1974.
Por ello, Syriza, en esos años principal oposición al gobierno del PASOK denunció que esas enormes adquisiciones de armamentos no respondían a las exigencias de la defensa y la seguridad nacional del país, sino que obedecían a los intereses del lobby militar-industrial franco-alemán que orquestaron toda una red de maquinaciones y corrupciones para desviar recursos públicos de Grecia para favorecer sus intereses privados y que contaron con la complicidad de los gobiernos alemán y francés.
Si Atenas hubiera recortado los gastos de defensa a niveles similares a los de otros Estados de la UE en la última década, los economistas afirman que habría ahorrado alrededor de 150 mil millones de euros, más que su último plan de rescate. En cambio, Grecia dedicó hasta 7 mil millones de euros al año para gastos militares y en 2009 llegó a invertir un máximo de 10 mil millones de euros.
El 38 está cargado
Hoy por hoy el pasivo en moneda extranjera (pública y privada) que acumula la Argentina es de unos 211.000 millones de dólares. Pero además, como se desprende del Presupuesto 2017, el gobierno necesitará este año tomar deuda neta por unos 38.000 millones en moneda estadounidense.
En este correlato en el cual la deuda argentina se acerca al 60% del PBI no es de desdeñar lo que aconteció (y acontece) en Grecia: Los acreedores imponen en forma unilateral sus condiciones, con reducción drástica en la inversión pública, despidos, aumentos en edad jubilatoria, bajas en pensiones y un proceso privatizador por el cual el Estado heleno debió desprenderse de su principal puerto y sus aeropuertos, además del control de sus recursos turísticos (su principal fuente de ingresos).
El ojo sagaz del analista puede notar estos análisis en paradojas de la vida cotidiana. En 2008, en Atenas, era muy complicado subirse en horario pico al Metro en la parada de la plaza Sintagma, una de las más céntricas. No tanto por la cantidad de gente, sino porque para ahorrar recursos los trenes tenían la mitad de vagones. Una vez en el tren, un griego leía un diario en cuya tapa se remarcaba la compra millonaria por parte del Estado griego de aviones cazas franceses.