El Jefe de Gobierno porteño se mandó otra de las suyas, y cuando decimos “otra de las suyasˮ nos referimos a que volvió a dejar en evidencia su nefasto accionar como máxima autoridad de la Ciudad de Buenos Aires y a mostrar una vez más, su orientación política e ideológica, la cual avanza, en desmedro de los derechos humanos.
Mauricio Macri frenó la creación del Comité de Prevención de la Tortura, del Registro de Ex Presos Políticos y la entrega de un subsidio a la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos y como se si esto fuera poco, se opuso a la implementación de los Foros de Seguridad, destinados para participar en el diseño del Plan de Seguridad y evaluar el desempeño de la Policía Metropolitana.
Lamentablemente, desde que Macri asumió en Capital, fueron vetadas 31 leyes, de las cuales el 80 % fueron presentadas por la oposición. Pero esto no concluye aquí, sino que además de vetar las leyes que generó la oposición, este señor se dedica a bajarle el pulgar a leyes que impulsa su propio bloque.
La actitud de Macri sumó rechazos de todos lados. Estela de Carlotto, Hebe de Bonafini, legisladores porteños, referentes del Observatorio de Derechos Humanos repudiaron fervientemente la actitud del Jefe de Gobierno, quien parece no inmutarse ante los reclamos, desconociendo por completo los argumentos que se ofrecen a la orden del día para cuestionar tales vetos.
"El observatorio rechaza categóricamente estos vetos que se suman a otros tantos publicados en los últimos días", con argumentos "vagos e inconsistentes, ocultando a la sociedad los verdaderos argumentos políticos e ideológicos que sustentan estas decisiones", afirmó en un documento el Observatorio de Derechos Humanos.
Por su parte, Estela de Carlotto manifestó que con esta actitud, “Macri demostró errores morales e ideológicosˮ.
Definitivamente, este uso indiscriminado del veto (en sus meses de gestión vetó 31 leyes) atenta contra la democracia y por supuesto contra el poder legislativo. Muestra de buenas a primeras la tendencia autoritaria a desconocer el rol del ámbito legislativo. Y no sólo eso, sino que también se desconoce la elección del pueblo de sus representantes y consecuentemente de sus decisiones.
La utilización indiscriminada del veto por parte de Macri viene a funcionar como una suerte de intento de disciplinamiento hacia la Legislatura, desconociendo así el carácter plural, participativo y democrático que tiene el Parlamento, con voces distintas a las del oficialismo y con ideas diferentes, que muchas de ellas han sido discutidas y consensuadas con los legisladores oficialistas.
Ideología PRO
En varias oportunidades, Macri hizo el ridículo al decir que su partido se caracteriza por hombres y mujeres que no han participado anteriormente en la política y que de por si, no poseen ideología.
Ante esta situación, podríamos decir que estamos presenciando las artimañas del doble discurso del Pro. Porque como tituló Página 12 hace unos días “Dime qué vetas y te diré cómo eresˮ.
Estas decisiones están cargadas de ideología, y precisamente de la estirpe de ideología que combatimos y enfrentamos todos los días.
Hablamos de la ideología que atenta contra los derechos humanos, que se olvida y ningunea la justicia social, que avala designaciones como las de Jorge ˮ˜Finoˮ™ Palacios y Abel Posse, desvalorizando los derechos humanos aún contra la opinión de sus propios legisladores.
Y también esta cargado de ideología la actitud de Macri frente a los crímenes de lesa humanidad, frente a los pibes que tienen hambre y a los que no pueden ir a la escuela, frente a los que no tienen posibilidades de crecer dignamente.
Seamos claros. Cotejemos lo hecho hasta aquí por esta gestión. Basta un análisis por arriba, sin minuciosidades para ver que a Macri le importa más tapar un bache que destinar recursos para mejorar la calidad de vida de los ciudadanos porteños. Le importa salir a picanear a los “supuestos delincuentesˮ antes que generar puestos de trabajos y fortalecer la educación publica.
A nosotros no nos sorprenden estos vetos, son consecuentes con su accionar y por supuesto con eso de lo que Macri nunca quiere hablar y que se llama ideología.
Pero por más que esto no nos sorprenda, no por eso dejamos de escribirlo, de contarlo, porque no queremos la naturalización de este tipo de accionar político, ni queremos que más de 30 años de lucha se veten con la soltura y caraduréz con que lo hizo Macri.
Quien votó a Macri votó lo que Macri es, un empresario que jamás hubiera acumulado semejante riqueza sin aprovechar y ser cómplice de la corrupción del Estado; un empresario al que le molesta hablar de su pasado, porque tendría que reconocer públicamente que pertenece y perteneció a un grupo económico que apoyó a un Estado terrorista, y que hoy, con su perfil de tipo canchero refuerza y promueve la ideología de derecha más nefasta.
(1) Imagen en el suplemento "Ni a Palos", del diario Miradas al Sur, Nº 43 del 13 de febrero de 2010.