Rodrigo De Loredo tuvo que renunciar a ARSAT por su condición de yerno de Aguad (actual ministro de Defensa), pero debió hacerlo mucho antes por los resultados desastrosos de su paso por la empresa emblema. Su gestión estuvo atravesada por el intento de privatización de ARSAT-3, la caída de las ventas, ingresos e inversiones, el no cumplimiento con la presentación de los balances ante la Inspección General de Justicia (IGJ) y el modo parcial e irregular en informar las ejecuciones presupuestarias. Sin mencionar la contratación por más de un millón de dólares de la consultora norteamericana McKinsey para desarrollar el plan de negocios de ARSAT.
Condonación de Deudas, los amigos incobrables
Junto con Henoch Aguiar, ex secretario de comunicaciones de De la Rúa y abogado del Grupo Clarín, Marcelo Tesoro, de FOETRA, Roberto Pérez y Oscar González, De Loredo revirtió la curva de crecimiento de ARSAT reduciendo considerablemente los niveles de facturación mensual e incrementando drásticamente los gastos.
Sólo en diciembre 2015, se observa una pérdida por más de 3 millones de dólares en los Servicios de Tecnologías de la información. Una pérdida en los ingresos de la empresa, comprimida en tan solo un mes de actividad, con la intención de empañar el último año de gestión de ARSAT durante el gobierno de Cristina Kirchner.
Más desprolijo resultó que con tan sólo unos días al frente de la empresa catalogó como incobrables unos $247 millones e incluyó otros $67 millones en los gastos corrientes de diciembre 2015 en el ambiguo ítem de “otras pérdidasˮ. ARSAT tiene como clientes a las operadoras de telefonía Telefónica, Claro y Telecom. Empresas de servicios como Telespazio Argentina, el sistema de televisión satelital InTV, las fuerzas armadas y de seguridad, canales de televisión privados y públicos, RTA, entre los principales. Resulta difícil de concebir que empresas de este calibre, un Estado Provincial o el propio Estado Nacional sea un “incobrableˮ.
Inversiones en picada, caída en ventas, trabajadores afuera y amigos adentro
ARSAT nació como operador satelital estatal (Ley 26.092 de 2006) para consolidar la soberanía en las posiciones orbitales asignadas a la Argentina. La inversión en ARSAT-1 y ARSAT-2 lanzados en 2014 y 2015 más las adecuaciones de la Estación Terrena y las instalaciones para sus ensayos representaron una inversión de alrededor de 600 millones de dólares entre 2006 y 2015.
Por otro lado, los proyectos que transformaron a ARSAT a partir de 2010 en una empresa de telecomunicaciones, como ser la Televisión Digital Abierta (TDA) y la Red Federal de Fibra í“ptica (REFEFO), requirieron de inversiones del estado por alrededor de 2000 millones de dólares.
Hacia finales de 2015 y en el marco del Plan Satelital Geoestacionario Argentino 2015-2035 aprobado por la Ley 27.208, el camino de ARSAT indicaba el inicio de la fabricación del ARSAT-3 y la fabricación de 8 satélites adicionales junto a INVAP en un plazo de 20 años.
La empresa había logrado desarrollar la Televisión Digital Abierta Terrestre con 88 Estaciones operativas en todas las provincias del país y se proyectaban 33 adicionales en los próximos dos años, para alcanzar a 2,5 millones de hogares antes del apagón analógico planificado para 2019. La Red Federal de Fibra í“ptica, de 58 mil kilómetros atravesando el país, contaba con 11 mil en servicios y se estimaba concluir la puesta en operación también en los siguientes dos años.
Para estos proyectos el Estado transfería a ARSAT más de 200 millones de dólares anuales. Así se aprobó en el presupuesto nacional para 2016, pero De Loredo ejecutó sólo una tercera parte durante ese año y para el 2017 redujo aún más el ritmo de ejecución.
Esta caída abrupta en las inversiones repercutió en el estancamiento del despliegue de la última etapa de la plataforma de la TDA que entre 2016 y 2017 solamente encendió 6 estaciones y canceló la mayor parte de las mencionadas 33. También tuvo fuerte impacto en la velocidad del despliegue de la Red Federal de Fibra í“ptica.
ARSAT-3, el tercer satélite de la flota, se podía financiar sin recursos del Tesoro Nacional pero la gestión de Cambiemos lo fue postergando con distintas excusas entre 2016 y 2017 hasta que se conoció el verdadero motivo: el operador norteamericano Hughes buscaba quedarse con este satélite que iba a operar en Banda Ka para brindar Internet Satelital de Banda Ancha, unas de las tecnologías de vanguardia en comunicaciones satelitales con un importante mercado en Latinoamérica.
La evolución de los ingresos de la empresa cayeron notablemente en 2016 y la tibia recuperación de 2017 no alcanzó para recuperar los niveles de 2015.
Finalmente, y en línea con lo que sucedió en otros organismos, ARSAT sufrió una serie de despidos injustificados, que se reemplazaron por familiares y amigos de las nuevas autoridades e incrementaron la planta del personal en un 10%.
En definitiva, ARSAT en la era Cambiemos expresa un modelo que conjuga el retiro del Estado de un ámbito estratégico, cediendo al negocio y rentabilidad a las corporaciones privadas, con una gestión de pésimos resultados que logró detener el desarrollo de una empresa en crecimiento.
De Loredo se fue por ser yerno de Aguad, pero debió irse por lo que hizo con una parte central del patrimonio nacional.