La semana pasada estuve acompañando a Mariano Recalde en la caminata de campaña que se realizó en Villa Crespo. Mientras charlábamos con vecinos y Mariano entraba a comercios a entregar volantes, lo salude a Gabriel, militante y referente comprometido de La Cámpora en la comuna 15.
Hace varios años el negro empezó a militar en este proyecto político. Recuerdo como si fuese hoy el día en que nos volvimos a reencontrar después de muchos años sin vernos. Nos juntamos, charlamos, nos pusimos al día y me dijo algo que me heló la sangre... tenía sospechas de ser hijo de desaparecidos. En un ejercicio de memoria veloz, pensaba mientras él hablaba, cómo no me había dado cuenta antes de aquello que me contaba.
Con Gabriel nos conocimos en la infancia, yo tendría 5 años y él algo más. Los dos compartimos muchos momentos de juegos, de cumpleaños, de pileta y deporte en el club de la policía al que asistíamos. Practicábamos Hockey sobre patines, estábamos federados, y nos apasionaba ese deporte, entrenábamos juntos. Gabriel era una categoría más grande que la mía, durante algún tiempo yo jugué en su categoría, también. El negro era habilidoso y rápido. Yo era un jugador sin tanta habilidad, pero muy defensor, lo que se conoce como una especie de muralla del fondo, por donde no pasaba casi nadie. Quizás un poco exagerada mi auto descripción, pero en definitiva, no es el tema en cuestión.
Todos, sabíamos que los “padresˮ no eran su padres, no coincidía su fisonomía con la de ellos, sus edades tampoco coincidía con la de Gabyˮ¦, y nadie decía nada. Quizás era algo diferente a mi caso, donde los que me apropiaron tenían algunos parámetros físicos similares a los míos. Los dos fuimos criados bajo un régimen castrense doméstico, con la sospecha, la incertidumbre, y el ocultamiento del entorno. Siempre respuestas vagas y ligeras, ante nuestras preguntas incomodas e ingenuas, fueron características en los dos.
Yo tuve la inmensa suerte de encontrar mi origen, gracias a Abuelas, gracias a mi familia y a tantos. El negro aún no. Con firmeza y esperanza aguarda resultados positivos. Muchas veces pienso en eso; En el negro y en tantos otros. Cuando Gaby comenzó con sus dudas habló con algunos “familiaresˮ que le contaron que no era hijo biológico y apareció algún relato no muy certero sobre su origen vinculado a la dictadura. No pierde ni perdemos la esperanza del resultado liberador, y no es fácil convivir con eso. Los esfuerzos de búsqueda son muchos. En los últimos años se prenden luces de esperanza con mucha frecuencia, más de 30 nietos encontrados en los últimos 10 años, significan esperanzas que se encienden para todos los que están en la búsqueda como el negro.
Es hondo lo que despierta en mí verlo; reflexionar sobre aquellos años de infancia común y los giros que se fueron sucediendo nos ponen en un mismo lugar, nuevamente.
Ahora, lo que compartimos es una causa común, la de la militancia, la del compromiso, la de la Argentina más justa, la solidaridad, Cristina, el Proyecto y los derechos humanos.
Extraños los caminos en el devenir de la Argentina amada, camino que hoy supimos conseguir con el empuje de muchos y que ya no retrocederá.
Por Juan Cabandié