Los festejos por el fin del gobierno que dedicó cada segundo de su gestión a hambrear a las mayorías, comenzaron antes de las 0 horas del 10 de diciembre. Un grupo de ciudadanos y ciudadanas se congregaron en la Plaza de Mayo, entusiasmados por la quita de las rejas que dividían a la Casa Rosada del pueblo. A cuatro años de que Cristina se convirtiera en calabaza, la Plaza que fue ocupada ante cada quita de derechos, ante cada injusticia; volvió a ser fiesta popular.
34.2 ° En una mañana por demás calurosa, la militancia organizada que llegó desde lo largo y lo ancho de nuestro país, junto con miles de personas de a pie, empezaron a copar las inmediaciones del Congreso de la Nación para participar de la jura de Alberto y Cristina. Dentro del recinto, el presidente daría un discurso impecable, con un diagnóstico de situación preciso, definiciones taxativas, un claro posicionamiento político ideológico y con una hoja de ruta área por área para empezar a reconstruir la Patria.
37,7 ° En la Plaza de Mayo, empezaron a sonar las bandas del “Kukapaloozaˮ. Banderas argentinas y wiphalas conviviendo con las de organizaciones sociales, políticas y sindicales. Familias, trabajadores y trabajadoras esperanzadas con un futuro mejor. Otra vez las patas en la fuente. Otra vez la alegría de saber que asumía un gobierno nacional, popular, democrático y feminista.
37,3 ° En el Museo del Bicentenario, en paralelo, juraban las ministras y ministros del nuevo gobierno. Compañeros y compañeras comunes con responsabilidades importantes, que tendrán la tarea de reconstruir desde la tierra arrasada.
33,3 ° El himno que nos hermana, interpretado por todos los artistas que participaron de la jornada. Debajo del escenario, el pueblo con sus dedos en V y sus puños en alto; emocionándose hasta las lágrimas. Y suben ellos, para dirigirse a las y los presentes.
“Yo también ahora estoy bienˮ, comenzó Cristina a lo que le respondieron desde la Plaza: “Cristina, Cristina, Cristina corazón. Acá tenés los pibes para la liberaciónˮ, seguido por: “Néstor no se murió, Néstor vive en el puebloˮ¦ˮ. Nuestro presidente y nuestra vice en el escenario, con lágrimas a punto de brotar. Abajo, igual.
“No era magia lo que habíamos vivido. Era una Argentina de la solidaridad donde nos importaba lo que le pasara al de al lado, aunque nosotros estuviéramos bienˮ, continuó Cristina.
Luego de hacer un repaso por las consecuencias de la aplicación de políticas de ajuste, destacó: “Pese a todo eso hoy estamos aquí. Y quiero decirles que estamos aquí porque no fue tampoco magia. Estamos aquí hoy porque hemos unido las voluntades. No solamente la voluntad individual de un dirigente o de una dirigente: la voluntad de millones que creen que pueden vivir en un país diferente, en un país mejor. Y esa voluntad fue ayudada con la memoria, que no es más ni menos que el saber de dónde venimos. Nadie, ningún pueblo, ninguna sociedad que no tenga memoria, que no sepa de dónde viene, puede llegar difícilmente a algún lugar. Y nosotros le hemos puesto a esa voluntad política de cambio, la memoria del pueblo y de la historiaˮ.
Asimismo, Cristina hizo referencia al coraje y la lealtad necesaria para poner a la Argentina de pie. “La lealtad entre la política y el pueblo es a dos puntas. Los pueblos no son zonzos ni tontos. Conciben a la lealtad con aquellos dirigentes que sienten que los defienden y los representanˮ, subrayó.
Es así como Cristina se refirió a Alberto: “Presidente, confíe siempre en su pueblo. Ellos no traicionan, son los más leales, sólo piden que los defiendan y que los representen. No se preocupe, presidente, por las tapas de un diario. Preocúpese por llegar al corazón de los argentinos y ellos siempre van a estar con usted. Nunca lo olvideˮ.
“Sé que usted tiene la fuerza y la convicción para cambiar esta realidad tan fea que están viviendo los argentinos. Tenga fe en el pueblo, tenga fe en la historia. La historia siempre la terminan escribiendo más temprano o más tarde los pueblos. Y sepa que este pueblo maravilloso nunca abandona a los que se juegan por él. Convóquelo cada vez que se sienta solo o sienta que los necesita. Ellos siempre van a estar acá cuando los llame por causas justasˮ, culminó la vicepresidenta frente a una plaza que comenzó a corear: “Alberto, querido, el pueblo está contigoˮ.
Y fue el turno del presidente Alberto Fernández, quien comenzó agradeciendo haber conocido a Néstor y Cristina. “Por la locura de la Argentina o por la locura nuestra, alguna vez nos distanciamos y alguna vez nos reencontramos. Y nos reencontramos sabiendo que no había diferencias centrales entre nosotros y que nos habíamos distanciado por formas o modos. Y que esa distancia que existió sólo favoreció para que este espacio se divida y para que con esa división vuelvan a ganar los mismos que siempre ponen obstáculos para que la Argentina crezca y se desarrolle. Son los mismos que periódicamente aparecen en escena para endeudarnos, para privilegiar a sus amigos, para postergar a los que trabajan, para dejar con hambre a las familias. En esta Plaza está Cristina, estoy yo, estamos todos unidos, decididos a poner a la Argentina de pieˮ, enfatizó.
De este modo, caracterizó a los gobiernos neoliberales: “Es un sistema político que sólo favorece a unos pocos e indefectiblemente castiga a las mayorías populares. Es un sistema que empobrece y trae miseria, que nos endeuda y nos atrapa en lo más cruel del sistema financiero internacional. Yo les pido que al pasado lo recordemos para no repetirlo. Porque el tiempo que se inicia es un tiempo distintoˮ.
“Los que hoy la están pasando mal, los que se quedaron sin trabajo, los que cayeron en el pozo de la pobreza, los chicos que no pueden ir al colegio: no teman. Ellos serán los únicos privilegiados en la Argentina que hoy se inicia. Y hacia ellos dirigiremos todas nuestras políticasˮ, sostuvo el presidente.
En este sentido, profundizó: “Yo no tengo duda de lo que yo represento. Yo sé muy bien que la política es contradicción de intereses. Yo sé muy bien con Cristina a quiénes estamos representando. Estamos representando a los que padecen, sufren, se quedaron sin trabajo, sin escuela, a los que deambulan por esta ciudad buscando un techo de un banco para pasar la nocheˮ.
Para finalizar, Alberto recordó: “Cuatro años escuchamos decir que nosotros no volvíamos más pero esta noche volvimos y vamos a ser mejoresˮ.
30,7 ° En la Plaza seguía el baile. La grasa militante empezó a volver a su casa. De los barrios, de las básicas, de las universidades, de los secundarios, de las cooperativas, de los colectivos de mujeres y disidencias, de los sindicatos; nunca se fue. Otra vez, empieza la reconstrucción.
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