España hoy amaneció distinta, como vaticinó tras conocer el resultado electoral Pablo Iglesias, líder de Podemos. Por primera vez en décadas la suma de los dos partidos tradicionales, el Partido Popular (PP) y el PSOE, no supera el 50%. Y por primera vez ninguno de los dos partidos tiene mayoría calificada en las Cortes (parlamento), necesaria para gobernar en solitario. De sumar juntos 17,8 millones de votos en 2011, cuando ganó el derechista PP, la suma de ambos partidos bajó ahora a 12,6 millones. Nuevas fuerzas emergentes sumaron otros ocho millones de votos. El ajuste, la subordinación de la política a dictados económicos y la exclusión de las grandes mayorías llevaron a una implosión del bipartidismo que marcó la política española hasta ayer. Como en la Argentina de 2001, se abre una fuerte reconfiguración del sistema de partidos a partir del rechazo popular al neoliberalismo impuesto como único camino por el FMI y las instituciones de la Unión Europea. La contracara del fin del bipartidismo es la fuerte irrupción de Podemos, una fuerza construida apenas en el último par de años para ofrecer una alternativa a las políticas de ajuste, que con más del 20% de los votos le pisó los talones al PSOE para constituirse como tercera minoría. Podemos se inspira abiertamente en las experiencias latinoamericanas de la última década para mostrar que otro camino, el de crecimiento con inclusión, es posible también en Europa. Confluyeron allí cuadros desencantados del PSOE y partidos de la izquierda tradicional, pero también académicos y dirigentes de movimientos sociales surgidos al calor de la resistencia a las políticas neoliberales que hoy gobiernan las intendencias de Madrid y Barcelona, entre otras ciudades del país. El resultado electoral obliga a complicadas negociaciones para poder formar gobierno. En un sistema parlamentario como el español es necesario conseguir una mayoría de 176 diputados sobre 350 para formar gobierno, mayoría que hoy no tiene ningún partido. Al Partido Popular en el poder, responsable de ejecutar la mayor parte de las medidas de ajuste, no le alcanza ni siquiera sumando otras expresiones de derecha ˮ“que también surgieron por el desgaste de los partidos tradicionalesˮ“. No es imposible, por otro lado, una unión de fuerzas progresistas y regionales que alcance una mayoría. El PSOE ha rechazado explícitamente formar una "gran coalición" del ajuste con el PP, la única manera en que los conservadores podrían seguir gobernando. Y si ninguna coalición lograra el número deberán repetirse las elecciones en marzo.