Cristina realizó ayer su declaración testimonial en la audiencia del Tribunal Oral en lo Criminal Federal N°6, que investiga a los autores materiales del intento de asesinato en su contra. La compañera, respondiendo a cada pregunta del Tribunal, de la Querella y de la Fiscalía, expuso sobre el clima de violencia simbólica y directa que antecedió al atentado; calificó de “desastre total y absoluto” el accionar de la jueza de instrucción María Eugenia Capuchetti durante la investigación; denunció la invisibilización y la protección del Poder Judicial a los autores intelectuales; y expuso los vínculos evidentes que unen al oficialismo con la mano de Fernando Sabag Montiel y la bala que no salió.
Cristina comenzó su declaración haciendo un breve recorrido de los distintos hechos violentos que fueron enrareciendo el clima político los días previos al atentado. La compañera recordó los actos con guillotinas y bolsas mortuorias con su nombre en Plaza de Mayo; las convocatorias a insultar y pasar marchas militares en la puerta de su casa; las pegatinas de afiches que inundaron la Ciudad difamándola; y la destrucción a pedradas de su despacho de vicepresidenta en el Senado durante el tratamiento del nuevo acuerdo con el Fondo Monetario Internacional. Todos hechos gravísimos, que siempre sucedieron con la más absoluta pasividad por parte de la Policía de la Ciudad, a cargo en ese entonces del jefe de Gobierno porteño, el macrista Horacio Rodríguez Larreta, y de su ministro de Seguridad, el inefable Marcelo D’alessandro (quien tiempo después renunciaría a su cargo tras hacerse público su escandaloso viaje a la mansión del británico Joe Lewis, en Lago Escondido, con jueces y representantes del Grupo Clarín). “Curiosamente, todos esos grupos violentos, inclusive los que iban a mi casa e insultaban, a partir del atentado desaparecieron”, reflexionó la compañera.
“El fiscal (Diego) Luciani también contribuyó al clima de violencia, de una manera -me parece- indubitable”, ahondó Cristina, haciendo referencia al show mediático construído alrededor de la llamada “Causa Vialidad”, y agregó: “No fue un alegato en los términos que prevén los Códigos, las costumbres y cómo debe alegar alguien: fue directamente una actuación plagada de mentiras, de adjetivaciones ante la falta de pruebas, difamaciones, contribuyendo todo al clima de violencia”.
Curiosamente, todos esos grupos violentos, inclusive los que iban a mi casa e insultaban, a partir del atentado desaparecieron”
Cristina
Cada exposición de Luciani, el mes previo al atentado, fue transmitida por los canales del Grupo Clarín y La Nación a pantalla partida: de un lado el fiscal, del otro la casa de la vicepresidenta. “Esto motivó que, cuando finalizara (el alegato), fuera la gente que siempre iba insultar y agraviar”, relató Cristina, y agregó: “Esto provocó que las personas que son militantes, simpatizantes, ciudadanos y ciudadanas que no estaban de acuerdo con lo que había pasado, también se convocaran y con mucha mayor cantidad de gente, multitudes, que día a día crecían”. Y recordó también cuando la Policía, el 22 de agosto, valló los alrededores de su casa y reprimió a los compañeros y compañeras que fueron a acompañarla, inclusive a funcionarios y diputados nacionales. “Ese era el clima que se vivía antes del atentado, que finalmente concluyó con el intento fallido, con el tiro que no salió”.
Cristina además recordó cómo, con anterioridad, los medios de comunicación ejercieron una violencia simbólica por su condición de mujer. “Nadie puede sentirse mal de que lo critiquen cuando hace política, son las reglas de juego, y además hace a la democracia que alguien pueda criticar a un gobernante con quien no comparte lo que está haciendo, pero las tapas poco tienen que ver con mi condición de presidenta o de política, sino fundamentalmente de mujer”, afirmó la compañera, en referencia a las injuriantes tapas de la Revista Noticas o del diario Clarín en donde era difamada o caricaturizada. “El negocio de pegarle a Cristina”, leyó en la tapa de Noticias donde la graficaron con un hematoma en el ojo: “Miren qué contexto actual, tiene actualidad también”.
Uno de sus abogados defensores, Marcos Aldazábal, le preguntó a qué atribuye esa violencia y si piensa que tuvo que ver con sus posicionamientos políticos. Respondió Cristina:
- Sí, claro. Mujeres que hacen política: muchas. Ahora, mujeres que toman la decisión de recuperar YPF; mujeres que toman la decisión de recuperar la administración de los recursos de los trabajadores; mujeres que toman la decisión de crear una Asignación Universal por Hijo, que fue una política universal para disminuir la pobreza y que la disminuyó... El Banco Mundial, en el año 2012, dice que, en la última década, duplicamos la clase media. Desendeudamos al país, le pagamos al Fondo. Hay una innumerable cantidad de políticas que tienen que ver con esa crispación que produce muchas veces a los poderes concentrados de la economía. Sí, sin lugar a dudas.
“Sería muy ingenuo de parte mía considerar que las personas que están sentadas ahí fueron las que idearon esto, sin lugar a dudas son solamente los autores materiales”, afirmó Cristina, en referencia a Fernando Sabag Montiel, Brenda Uliarte y Nicolás Carrizo, los que casi provocan una tragedia en la historia de nuestro país. Y recordó cómo el mismo Sabag Montiel había solicitado que lo defendiera el fiscal Luciani, primero, y luego Hernán Carrol, el militante de extrema derecha, vinculado a Javier Milei, Patricia Bullrich y, recientemente, a Gerardo Millman, luego de conocerse que viajó a Perú junto con su jefe de gabinete.
Milman, el “Nostradamus contemporáneo” que, a través de un proyecto de ley, anticipó un mes antes el atentado, firmando el texto con la inolvidable frase “Sin Cristina hay peronismo. Sin peronismo, sigue habiendo Argentina”, fue también fue escuchado, en el bar Casablanca -en la esquina del Congreso-, decirle a sus dos secretarias que, cuando la maten, él iba a estar camino a la costa. Y así fue: intentaron matarla y él, efectivamente, se fue a la costa. “Los celulares de las secretarias de ese diputado, que después fueron a testificar, fueron borrados por el actual Director de Tecnología del Ministerio de Seguridad, en lo que fue en ese momento el estudio de Patricia Bullrich”, recordó Cristina.
A continuación, la compañera definió de manera contundente el accionar de la jueza de instrucción María Eugenia Capuchetti durante la investigación: “Un desastre total y absoluto”. “Puede haber un mal juez de instrucción, puede haber un mal juez de primera instancia, el problema es cuando ese juez es ratificado en las cosas que hace mal por las instancias superiores. Es ahí donde el poder está cuestionado, más allá de las excepciones, que las hay en todas partes y que no se puede generalizar, lo cierto es que la unificación que se quiso hacer de la causa de Revolución Federal con la causa de mi atentado, fue rechazada por Capuchetti, y la decisión de la doctora fue ratificada por la Cámara Penal”, dijo Cristina, y concluyó: “No es solamente Capuchetti, es el Partido Judicial, éste es uno de los principales problemas que hoy tiene la sociedad en cuanto a un poder que nadie, absolutamente nadie, ve que cumpla el rol que tiene que cumplir, que es administrar justicia de manera imparcial”.
“El Partido Judicial, solito, no hace nada; en los medios de comunicación se realiza el juicio, los periodistas son los que dicen que tienen las pruebas y después esto es convalidado. en forma total y absolutamente disparatada e inexistente en el Poder Judicial”, explicó la compañera, y agregó: “Hay una articulación con los medios hegemónicos de comunicación, que son la otra gran pata y, por supuesto, con los que digitan esto: no nos hagamos los tontos, arriba de los medios de comunicación y del Poder Judicial está el poder económico concentrado”.
No nos hagamos los tontos, arriba de los medios de comunicación y del Poder Judicial está el poder económico concentrado”
Cristina
“Si uno mira quiénes van a ser los beneficiarios del RIGI hoy en la Argentina, son los mismos, pero los mismos, con nombre y apellido, que se llevaron de capital fijo en los noventa, y se lo van a llevar de recursos no renovables ahora”, dijo Cristina, y afirmó: “Todo eso requiere un andamiaje en donde a los que nos oponemos a esa entrega nos eliminen de la manera a que dé lugar, con un tiro o con una sentencia”. Continuó la compañera: “Cuando pasó lo del atentado, me acuerdo que al otro día me llamó Francisco, el Papa, y me dijo una cosa muy clara: toda violencia física siempre está precedida de violencia verbal, o sea: la estigmatización, el insulto, el agravio, el querer exterminar al otro; no ganarle a las elecciones, exterminarlo, prácticamente que desaparezca”.
“Cuando una mujer ejerce el poder y no lo hace en la orientación que quieren los sectores de poder en la Argentina, genera mucha más resistencia y mucha más violencia que los hombres”, continuó Cristina, en uno de los pasajes más contundentes de su exposición y agregó: “No se bancan que una mujer pueda tener razón o por lo menos que no la puedan rebatir en los argumentos, salvo que seas una mujer que hace lo que ellos quieren, que sea una mascota del poder, como alguna vez lo definí, y la verdad que para mascota del poder no sirvo, no serví, ni serviré nunca, y eso les molesta y los irrita”.
Por último, en el cierre de su declaración, Cristina afirmó: “Hubo y hay una invisibilización de este proceso judicial. Primero, tengo que demostrar que yo no tuve la culpa de que quisieran matarme, es ridículo, pero esto está sucediendo. Solamente estamos ante los autores materiales, hoy sentados acá, pero no están los autores intelectuales ni los financiadores, más allá de todas las pruebas que se adjuntaron. Nadie con honestidad intelectual puede tener dudas de que esto es así, porque es absolutamente objetivo”. Y concluyó: “El Partido Judicial protegió y sigue protegiendo a quienes tuvieron que ver en este atentado y creo que esto debería ser una deuda que tiene que saldar no conmigo sino con la democracia”.