Son nuestras las flores nuevas, no hay quien las mate.
Son nuestras y están naciendo por todas partes.
Teresa Parodi, Posdata
Las transformaciones pendientes eran muchas y muy profundas, con lo que la necesidad de despertar la pasión por la participación política era imprescindible. Especialmente la de la juventud, aquella que no había conocido el peronismo más que de boca de una abuela que recibió esa muñeca de la mano de Evita o un tío que sintió por primera vez el mar en sus dedos en Chapadmalal. Néstor convocó ese trasvasamiento generacional que permitiría asumir la tarea pendiente, sabiéndola larga y con la firme convicción de que podría ser realizada con compromiso, energía, ideas, frescura, perseverancia y mucho amor. Amor por la Patria, amor por el otro, amor por la justicia social. Esas flores que sembró Néstor, se multiplicaron y están por todas partes. Por eso, este 21 de septiembre, en una primavera distinta, a lo largo y ancho del país las paredes se pintaron de colores y se llenaron de esperanza para seguir recordando que las flores siempre seremos de Néstor y Cristina. [gallery ids="88496,88498,88499,88500,88502,88504,88506,88508,88509,88511,88512,88513,88514,88515,88516,88517,88519,88521,88522,88523,88524,88525,88526,88527,88528,88531,88532,88533,88534,88535,88536,88537,88538,88540,88541,88543,88544,88545,88546,88547,88548,88549,88550,88551,88552,88553,88554,88555,88556,88558,88559,88560,88563,88564,88565,88566,88568,88569,88570,88571,88572,88573"]