Sábado 12 de Marzo. 14.30Hs. Puntuales todos. La plaza San Martín de Comodoro Rivadavia rápidamente se vió poblada por la esperanza. Puntualmente todos, los de Esquel, los de Puerto Madryn, los de Trelew, los de Rawson, los locales comodorenses y hasta los compañeros vecinos de Caleta Olivia, Puerto Deseado, Pico Truncado, Piedra Buena y Río Gallegos colmaron los alrededores del monumento sanmartiniano con sus trapos. Después de los abrazos y saludos de encuentro, calentaron la soleada y fresca tarde con la energía de las gargantas y se encolumnaron para recorrer la distancia que los unía (porque en la Argentina que soñamos las distancias unen) con el estadio Socios Fundadores.
No había pasado todavía un día del actazo de Huracán y la ansiedad por estar dentro del estadio para esperar y escuchar a la compañera Presidenta era muy grande. Tanto que el estadio quedó chico y además de las siete mil personas que lo colmaron, otras tres mil bancaron a la compañera Presidenta y el compañero Eliceche desde afuera.
La columna de La Cámpora, integrada por los compañeros de la Patagonia Sur, que enfiló temprano hacia el estadio, ocupó la porción del campo mas cercana al escenario principal. Bien, pero bien cerquita de la Presidenta. Desde allí contemplaron su discurso, vieron sus gestos, leyeron su mirada y compartieron su sentirˮ¦
El “Cristina corazón, acá tenés los pibes para la liberaciónˮ que tronó en el Socios Fundadores a su ingreso y la cercanía espacial, evidenció ser mucho mas que eso cuando la compañera Cristina inició su discurso diciendo que “Yo sostengo que los pibes últimamente tienen telepatía conmigo, porque quería contarles que recién cuando venía del Aeropuerto, venía recorriendo las calles, la entrada a Comodoro, ese camino que transitamos con él cientos y cientos de veces, me acordaba de viejas historias de cuando ni siquiera era intendente de Río Gallegos, antes, cuando éramos lo que fuimos toda la vida y lo que vamos a seguir siendo siempre, militantes.ˮ La respuesta del estadio sonó en aplausos y en ojos militantes que brillaban como sus ojos, militantes.
Pero nosotros como jóvenes debemos saber reconocer los puntos flojos de nuestra presidenta y lo haremos. Si bien no nos permitió descansar los cuellos haciéndonos asentir constantemente con la cabeza cuando nos habló de la asignación universal por hijo, de la repatriación de los fondos de nuestros jubilados de hoy y mañana, de los aumentos a los jubilados de ayer y hoy, de la restructuración de la deuda externa, del crecimiento económico, de la defensa de la industria y el trabajo nacional, de la inédita e histórica coparticipación de un derecho de exportación como se hizo con el Fondo Federal Solidario de la Soja, del aumento a un 6,47% del PBI a la educación, de la realidad de dar mas y mejores derechos a todos y cada uno de los argentinos, de la repatriación de 800 científicos, de los mas de 1800 convenios colectivos de trabajo, de las universidades nacionales inauguradas, de las escuelas construidas, de las viviendas entregadas, de los kilómetros de autovías, los kilómetros de gasoductos, los kilómetros de acueductos y los kilómetros del tendido de interconectado eléctrico que antes de este proyecto culminaba al sur de Buenos Aires y ahora está llegando a lo mas austral del país como corresponde... recién cuando vio a un pibe transmitiendo el acto con una netbook se acordó que ya entregó millones como esas a los chicos que concurren a las escuelas públicas de la Argentina.
Cerrando el acto confesó: “A las mujeres, a los chicos, quiero decirles que son ustedes los que me dan fuerza, que cuando siento que se me pone difícil, tomo contacto con todos ustedes y es como que viniera fuerza de otra parte.ˮ Y por eso una vez finalizada la alocución bajó del escenario y saludó a los compañeros y compañeras de la primera fila del contorno del escenario, y esa fuerza que viene de otra parte parecía multiplicarse en cada uno de ellos.
La Cámpora cerró el acto cantando con la mística y la alegría, que mas que característica ya es marca. Desconcentrando después de todos hacia el lugar de concentración para cerrar el círculo de una jornada patagónicamente inolvidable. Nuevamente volvieron los abrazos y saludos, pero esta vez mas sonrientes que al inicio. Por la jornada compartida, porque la distancia nos une, porque nos vamos a recorrer kilómetros y kilómetros cantando y recordando esa frase final que es la matriz de nuestra militancia: ¡Qué importante es tener en la vida esperanza y creer en algo! Sigamos adelante, con fuerza por él y por nosotros mismos.