Política

¡Fuerza Cristina! ¡Fuerza los millones!

por La Cámpora
1 nov 2010

Hay muchas tristezas argentinas que me ha tocado vivir en España. En 2001, cuando el paí­s se desplomó, estaba en Madrid, trabajando ya por aquí­. Intentando alejarme de una Argentina que poco me gustaba hace años. Y seguí­a por aquí­ cuando Kirchner asumió el poder como presidente.

Se ha dicho mucho del peronismo, que siempre he intentado entender en su gran complejidad y variedad, con esos extremos tan rotundos. Y extrañamente, [el ex presidente Néstor] Kirchner en ese cóctel, tení­a algo muy parecido a un presidente humano.

El primer presidente que recuerdo bien, después de la pesadilla videla, viola, galtieri (no merecen las mayúsculas), fue Alfonsí­n, radical. Empecé a aprender lo que era la democracia y también viví­ de cerca, mientras trabajaba en La Noche de los Lapices, lo difí­cil que le fue negociar con el poder de los militares y los grupos económicos que los seguí­an manejando.

Por eso, los extraordinarios logros del juicio a las Juntas, se vieron ensombrecidos por la ley de punto final, como parte de esa negociación.

[El ex presidente Carlos] menem, o Méndez (como también se le llama), terminó de asentar esa absurda "reconciliación nacional" con [el general, Martin Antonio] balza al frente y los supuestos militares "buení­simos". Los torturadores y todo el engranaje feroz, los perros de caza de la dictadura, estaban caminando entre nosotros, con una ley que, otra vez, los amparaba.

Menem siguió. Continuó negociando con lo peor de un sistema que deja afuera a casi todos. Lo veí­amos aparecer exitoso, canchero y triunfador (como lo que más me desagrada de nuestra argentina identidad). Se vendió casi todo el paí­s a bajo precio y con altas propinas para los mercaderes. Primer mundo, sostenido con veneno y mentiras millonarias.

Con la continuación de [el ex presidente Fernando] De la Rua, el paí­s colapsó a finales de 2001, cuando a Argentina le bajaron las acciones para seguir vendiéndola barata. Y en el 2003, después de varios presidentes en pocos años, Kirchner compitió con menem y fue declarado presidente de los argentinos.

Era el peronismo neoliberal de Méndez, contra algo que no conocí­amos bien. Pero Kirchner, se parecí­a a algo más cercano. En su primer discurso como presidente, en Argentina lloraban de emoción y yo en España, también lloraba de alegrí­a, por esas palabras tan humanas, que se hicieron carne polí­tica en los años que siguieron.

Todaví­a estaba el cuadro con la foto de videla en la puta ESMA (uno de los principales centros de tortura durante la dictadura). Kirchner lo quitó de ahí­; museo de la memoria fue rebautizado. Sonriente. Cuando alguien rí­e en esas circunstancias, parece que no tiene miedo. Ya no habí­a miedo. El pingí¼ino le hacia frente al león.

Aquel no solo fue un sí­mbolo necesario, un gesto histórico. También fue para nosotros, los que nos habí­amos maleducado en la dictadura, una concreción para empezar a saber más, porque su polí­tica de derechos humanos fue perfecta. Seguí­amos aprendiendo de los 30.000 muertos con los que no pudimos hablar.

Después de eso, rajó a la policí­a, que todaví­a era la cómplice de la tortura; derogó las leyes de punto final y obediencia de vida. Y ahí­ se ganó el respeto de millones, como dice Mempo. Consiguió la recuperación económica, con un crecimiento del 8% anual. El campo, las exportaciones, el turismo, se recuperaron. Los cientí­ficos emigrados empezaron a volver porque se empezó a invertir en investigación, en educación, en cultura, repartiendo, por primera vez en años, las riquezas desde arriba, hacia los de abajo. Y así­, la inclusión de otros millones; y así­, el mejor momento económico argentino en décadas, reflejado esto también en el pago histórico de parte importante de la deuda externa.

Y eso es más humano. Quien diga lo contrario es porque, simplemente, tiene otros negocios. Negocios que les parecen más importantes que un mundo más humano y que se reflejan en lo que está ocurriendo con el sistema económico internacional en la actualidad, lleno de desigualdades.

Anteayer, la noticia me encontró en España, otra vez. Murió Nestor Kirchner, me dijeron. Y volví­ a llorar, pero ahora, con una tristeza nueva. Tristeza que va más allá de lo que tenemos justo al lado, por razones históricas que nos son familiares. Era una tristeza que uno comparte con otros. Una tristeza con ganas de luchar. Por seguir apostando a un paí­s posible y a cosas positivas, que uno va a seguir apoyando, porque son buenas para TODOS.

Esta mañana acabo de llegar a Buenos Aires, amaneciendo con los millones de personas despidiendo sus restos. ¡La mayorí­a son jóvenes!

¡Fuerza Cristina! ¡Fuerza a los millones!

Leo Sbaraglia.