Política

Gabriel Cortiñas

por La Cámpora
7 mar 2013
El 31 de enero de este año, el compañero Gabriel Cortiñas fue galardonado desde Cuba con el Premio Literario Casa de las Américas de Poesí­a por su libro Pujato. El contexto era la edición número 54 de este premio, creado en abril de 1959, a solo tres meses del triunfo revolucionario cubano, con el objetivo de estimular y difundir las letras del Continente. En otras oportunidades, el Casa de las Américas habí­a sido obtenido por escritores de la importancia de Juan Gelman, Eduardo Galeano y Ricardo Piglia. Esta vez, un jurado constituido por 22 intelectuales procedentes de 14 naciones nos dio el orgullo de premiar a un compañero de la organización. El libro de Gabriel está centrado en la figura del General Hernán Pujato, pionero en la exploración de nuestra Antártida, y refiere la historia de un grupo de hombres que se propone construir, desde cero, una ciudad en el hielo. En ese proceso de construcción que describen las imágenes del libro resuena el tema de la soberaní­a y también la experiencia colectiva de la militancia. “Puede que la escritura y la militancia tengan en común la convicción: en un caso de que si todos ayudamos a construir una sociedad más justa, eso efectivamente va a suceder; en el otro, de creer que un poema todaví­a puede comunicar algoˮ, dice Gabriel, que nació un 12 de noviembre de 1983 en Buenos Aires. Gabriel empezó a militar hace más de un año en el Centro de Estudios Polí­ticos (CEP) de La Cámpora. Con el correr de los meses, también se sumó a la militancia territorial en La Cámpora Hurlingham. Hací­a rato que sentí­a una necesidad de hacerlo pero no encontraba el espacio. A Gabo lo impulsó la necesidad de involucrarse, de recorrer los barrios y embarrarse en la realidad cotidiana de los vecinos. Después de terminar el secundario en una escuela municipal, estudió Letras en la UBA, hizo trabajos como encuestador y telemarketer y finalmente, desde 2009, ingresó a la docencia como profesor de Lengua y Literatura en escuelas medias y primarias: “Los pocos años que llevo como docente me hicieron cuestionarme acerca de cuál era la escuela media con la que soñaba y cómo y qué debí­a hacer para empezar a cambiarla, para empezar a cambiarme. Un docente puede no participar de una organización polí­tica partidaria pero no puede desconocer que la docencia es en sí­ una actividad polí­tica. Me gusta la frase de Freire que (en plena década de los 90) decí­a: No puedo ser profesor en favor de quienquiera y en favor de no importa quéˮ, plantea Gabriel. En su familia no hay ni hubo tradición polí­tica partidaria o militante. Gabriel recorrió el camino de la docencia media y de la carrera de Letras y, a la hora de tomar la decisión de involucrarse en este proyecto nacional y popular, encontró un primer espacio de compromiso polí­tico en las comisiones de Educación y Cultura del CEP. Luego se fue acercando a la unidad básica de Villa Tesei, en Hurlingham, y comprometiéndose en jornadas solidarias, cuadrí­culas y actividades territoriales. El paso del tiempo trajo cada vez más compromiso y hoy, este compañero que acaba de ser premiado en el paí­s de la revolución popular de Fidel y el Che, recorre los barrios de Tesei, de William Morris y de Hurlingham para conversar con los vecinos, hacerse eco de sus problemas, opiniones y necesidades, y aportar a la construcción polí­tica del proyecto colectivo que conduce nuestra Presidenta: “Yo siento a La Cámpora como la oportunidad histórica de participar activamente en un proceso de transformación para que haya cada vez más justicia socialˮ. Explica Gabo que el nombre de Pujato, protagonista del libro, habí­a sido borrado a fuerza de sangre por los liberales, que quisieron minimizar el tamaño mayúsculo de su tarea. Estos poemas son entonces un intento de cambiar la historia oficial escrita por los liberales, un intento -dirigido al futuro- de buscar en el pasado los pequeños y grandes chispazos de soberaní­a polí­tica y construcción colectiva. Ahí­ está presente el sueño que en el 2003 Néstor vino a proponernos; ahí­ está presente la profundización del modelo que Cristina lleva adelante y nosotros defendemos. “Hoy tenemos la suerte de tener en la conducción a un cuadro polí­tico y a una estadista de la talla de Cristina. Yo terminé la escuela secundaria en diciembre de 2001, así­ que para mí­ pasar de eso, del escepticismo total, a ver desde adentro una plaza llena festejando el triunfo electoral de un presidente y la continuidad de un proyecto fue algo que jamás pensé que iba a poder vivir. Y eso, ese resurgimiento de la polí­tica como herramienta de los pueblos para cambiar la historia se lo debemos a Néstor y a su compañera, quien es además lo que es por todo lo que hizo, lo que hace y lo que estoy convencido que seguirá haciendo en beneficio de los que menos tienen. Está también en nosotros como generación el desafí­o de poner lo colectivo por encima de lo individual, siempre, y trabajar a destajo, con mucha humildad, desde donde nos toque estar, para que un dí­a podamos decir en la Argentina no hay más pobrezaˮ, resume Gabriel.