Política

Hasta la lucha siempre, querida Chicha

Hay Mujeres que parecen tener muchas mujeres dentro. Diez, cien, mil, infinitas mujeres. De otra manera, se hace imposible imaginarlas de pie, incansables ante la injusticia que arrecia como el viento. Chicha era de esas mujeres.
por La Cámpora
21 ago 2018
La vida se le transformó en lucha desde el 24 de noviembre de 1976. Esa noche, un operativo de más de un centenar de represores del Ejército y la Policí­a Bonaerense arremetió con ráfagas de ametralladoras y explosivos contra la casa ubicada en la calle 30 N °1116 de la ciudad de La Plata, donde funcionaba una imprenta,  acribillando a balazos a Diana Teruggi, nuera de Chicha y mamá de Clara Anahí­, a y otros cuatro militantes de Montoneros. Fueron los testimonios que permitieron saber que la patota se llevó a la nena de sólo tres meses con vida. Daniel Mariani, hijo de Chicha y padre de la bebé desaparecida, fue secuestrado y asesinado por el terrorismo de Estado en agosto de 1977.   Chicha, que habí­a nacido en Mendoza con el nombre de Marí­a Isabel, entendió en plena Dictadura, con el miedo  haciéndole temblar  el cuerpo y los ojos sin más lágrimas para llorar, que habí­a otras como ella. Que buscaban nietos y nietas sin dejar de buscar hijos e hijas. Y parieron el legado más grande que pudimos recibir: el de la lucha colectiva, la organización sin tiempo, la búsqueda de justicia para siempre. Nací­an la Abuelas de la Plaza, las abuelas de todos y todas. Durante 42 años buscó a Clara Anahí­. Lo hizo desde Abuelas de Plaza de Mayo y desde su propia Fundación Anahí­. Siguió pistas, se rodeó de jóvenes, celebró cada cumpleaños de su nieta, inventó maneras nuevas para tratar de encontrarla, guardó la casa de la que se la llevaron tal como los asesinos la habí­an dejado, convirtiéndola a la vez en testimonio del horror pasado y en espacio de resistencia y construcción de futuro y cuando notó que la enfermedad le hací­a titubear los recuerdos pidió declarar para no correr el riesgo del olvido. Chicha hizo de aquella casa, de la que se llevaron a su nieta, un verdadero espacio para la memoria, que recuerda la crueldad del terrorismo de Estado. En la “casa de los conejosˮ, en la que viví­a el matrimonio del economista Daniel Mariani y la estudiante de Letras Diana Teruggi, junto a Clara Anahí­, se imprimí­a la revista “Evita Montoneraˮ. El vinagre de los conejos en escabeche permití­a encubrir el olor de las tintas. Luego del megaoperativo conjunto de las Fuerzas Armadas y la policí­a provincial, que duró cerca de cuatro horas, la casa quedó visiblemente destruida. Al dí­a de hoy permanece intacta, como huella de la brutalidad que caracterizó a la represión ilegal estatal. El operativo fue comandado por Carlos Guillermo Suárez Mason (responsable del Primer Cuerpo del Ejército), Ramón Camps (jefe máximo de la Policí­a bonaerense) y Miguel Etchecolatz (director de Investigaciones de la Policí­a bonaerense). Chicha fue querellante en la causa que juzgó la participación de Etchecolatz. De Chicha aprendimos que el miedo es la dimensión del coraje y que los fracasos sólo sirven para sobreponerse y seguir con convicción que nunca. "Confí­a en tu abuelita que se ha convertido en acero para buscarte..." le decí­a a su nieta en una carta que escribió cuando Clara Anahí­ cumplió cinco años en 1981. Hoy que te despedimos hasta la victoria, te decimos querida Chica que nunca, nunca el acero tuvo tanta ternura.
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