Política

Haz lo que yo digo, nunca lo que hago

Se conoció que Nicolás Dujovne, responsable de atraer inversiones, tiene la mayor parte de su riqueza en el extranjero. Cuando quien maneja la economí­a de un paí­s no cree en ella y se resguarda en el exterior, es sí­ntoma de que este modelo va barranca abajo.
por La Cámpora
28 jul 2017
Pasó el verano, el otoño, el invierno, la primavera, nuevamente el verano, el otoño y ya de nuevo el invierno con Mauricio Macri como Presidente y los brotes verdes no se ven. Las inversiones no llegan y la economí­a no robustece. Excusas y metáforas se multiplicaron por mil en el Gabinete para justificar este fracaso estrepitoso: la pesada herencia, la luz al final del túnel, el próximo semestre, el kirchnerismo, la izquierda, los convenios colectivos de trabajo, la lentitud del Poder Judicial en algunas causas con forma de carpeta más que de otra cosa. Cada una de ellas se ha escuchado en boca de algún funcionario para explicar por qué no arranca la economí­a. La única verdad es la realidad y más allá de la fiesta de inversiones que auguraron, no vino ningún invitado. En 2016, la inversión extranjera directa cayó un 50%, tres veces más que en el resto de la región. El por qué también es evidente: ¿quién va a invertir en un paí­s donde es caro producir y no hay demanda? En Argentina bajo la administración de Cambiemos es caro producir porque no hay facilidades ni incentivo para la industria local, y porque subieron enormemente los costos con las dos megadevaluaciones (la de fin de 2015 y la de estos dí­as), los tarifazos en los servicios públicos y los distintos aumentazos en el combustible. Como contrapartida, la demanda está completamente deprimida porque cientos de miles de trabajadores han perdido su fuente de ingresos. Quienes conservan su empleo, han perdido en promedio diez puntos de poder adquisitivo por el techo a las paritarias combinado con la inflación más alta de los últimos quince años que implica una suba generalizada del costo de vida (alimentos, vestimenta, servicios, alquileres, medicamentos, prepagas, telefoní­a). En este contexto la única inversión redituable en Argentina es la financiera que no genera un sólo puesto de trabajo y sí­ un agujero fiscal: el Estado asegura un exitoso rendimiento con las altas tasas de las Lebacs y financia la fuga de capitales con endeudamiento y la permisión total de girar dividendos y la eliminación de requisitos temporales de permanencia en el paí­s de los capitales extranjeros.       A pesar de este estado de situación donde asistimos a récords preocupantes como el del valor del dólar, el déficit comercial, el endeudamiento y la suba de precios, desde el Gobierno piden calma, tranquilidad y confianza. Sin embargo, ayer se conoció que Dujovne, Ministro de Hacienda, tiene la mayor parte de su patrimonio en el exterior. Declaró una riqueza por $97 millones de pesos, de los cuales $55 millones están en el exterior y además tiene participación en sociedades extranjeras, una de ellas, Florentine Global, nombrada en los Panamá Papers. Si quien conduce la economí­a del paí­s, el que toma las decisiones, no confí­a en su propio trabajo y tiene el dinero afuera, ¿cómo podrá confiar un inversor? ¿Qué le queda al resto de los argentinos? Es muy fácil usar a los argentinos de conejillos de india cuando los que improvisan en el Gobierno tienen asegurada su riqueza fuera del paí­s y en varios casos fuera de la ley. Esta improvisación le está desorganizando la vida a los ciudadanos, donde para muchos consumir carne y leche, tener una prepaga, un plan de telefoní­a celular, irse de vacaciones, pagar un alquiler y comprarse ropa son lujos de los que bajo ningún aspecto pueden gozar en un mismo lapso.
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