Por Mesa Política Nacional
En el marco del momento complejo que atraviesa el pueblo argentino y de cara a las próximas elecciones, consideramos pertinente, expresar un conjunto de reflexiones como aporte al debate político nacional, realizadas en la reunión de Mesa Política Nacional, el día 23 de mayo.
Ratificamos la vocación de consolidar una fuerza política nacional, popular y democrática bajo el liderazgo de Cristina Fernández de Kirchner; mientras algunos sectores pretenden negar, minimizar o relativizar dicha afirmación en función de una noción abstracta de futuro, sin anclaje en la disputa real que atraviesa nuestro país, consideramos vital encuadrar el debate en un contexto claro y definido.
A partir del 10 de diciembre de 2015 con la llegada de Macri al gobierno, el pueblo argentino viene siendo azotado por un vendaval de políticas neoliberales, conocidas en el pasado, pero sin duda exacerbadas por las ansias de revanchismo de una élite oligárquica que muestra un brutal vértigo en la aplicación de un modelo económico irracional.
Sin duda esta situación ha generado un fuerte debate respecto a quién puede encarar de manera más efectiva un freno u oposición a dichas políticas, pero plantear la discusión de esta forma sería hacerlo de manera sesgada y escindida del mínimo contexto necesario.
Más que reconocer a quién le toca ocupar el rol de oposición, como si esto se construyera en términos mediáticos o coyunturales, cabe hacer una profunda y correcta caracterización de las fuerzas en pugna.
Sería un reduccionismo torpe encerrar a CFK en la categoría de "opositora". CFK expresa un proyecto de país claramente definido en 12 años de gestión, siempre perfectibles, pero que no pueden ser archivados a capricho de una decena de dirigentes en busca de reproducir sus cuotas de poder institucional. Máxime si esos 12 años fueron atravesados por una innumerable cantidad de tensiones, al punto de sobreponerse a un no menor número de intentos destituyentes y la empecinada ofensiva de los factores de poder, que continúa al día de la fecha.
Esas tensiones que pusieron y ponen en jaque a la democracia, surgen de la contradicción profunda entre el país oligárquico trasnacional, marcado por la concentración económica y la exclusión, frente al modelo nacional, popular y democrático. De más está decir que esa contradicción atraviesa nuestra historia, el desafío es poder visibilizar cómo se expresa en el presente.
Ambos modelos tienen referencias indiscutidas. Mauricio Macri es el administrador del holding oligárquico que saquea el país, Cristina es la Jefa del Movimiento Nacional. Macri representa el partido oligárquico, Cristina expresa al partido del puebloˮ¦ se llamen como se llamen los mismos. En este sentido, es muy difícil encontrar un punto intermedio que no remita a estas dos posiciones, siempre serán funcionales a alguna de ellas.
Por lo tanto, no se trata de un debate de coyuntura electoral respecto a la conformación de un frente opositor de ocasión o si es más eficaz una oposición barnizada de futuro y frases huecas, sino que está en juego un modelo de país y eso es lo que debe ponerse en debate en las próximas elecciones, así como en las subsiguientes.
Si el pueblo hoy la pasa mal, necesita estar mejor y la única manera de resolver esa disyuntiva es con políticas concretas y no con slogans de campaña o puestas en escena que caducan al día siguiente del proceso electoral como ocurrió tras las últimas elecciones.
Por lo tanto, lo que se pone en debate es qué fuerza política es capaz de encarnar ese proyecto de país en el que se reflejan millones de argentinos. Ese frente plural, democrático, transformador que siempre pretendió expresar el FPV, actualizado en la definición de un Frente Ciudadano que convoque a amplísimos sectores que se ven y vieron expresados en dichas políticas y en la referencia de CFK.
La para muchos “inexplicableˮ aparición CFK al tope de las encuestas, no debe analizarse desde los porcentajes cada vez más robustos, sino fundamentalmente de su rol político como expresión clara de una dirigente que tiene la voluntad de representar y no ceder ante los incontables ataques a los que es sometida.
Cabe preguntarse de dónde surge entonces esa adhesión e intención de voto que supera la constante y flagrante ofensiva de los poderes concentradosˮ¦ simplemente se trata de representar. Ese es el espíritu que debe nutrir a nuestra organización y al conjunto del espacio político. Ahí radica el hecho que causa asombro en propios y extraños.
Frente a esa situación incontrastable, llama la atención observar las imprudentes expresiones rupturistas que pretenden forzar unas PASO de la nada, bienvenidas sean por otra parte, o los cada vez más fugaces intentos de apriete que pretenden poner en tela de juicio lo que para el pueblo es una obviedad.
Sería importante analizar en donde se apalancan dichas expresiones, ya que es evidente que si no lo hacen en la conducción del movimiento nacional, va de suyo que son opciones amparadas por los factores de poder, llámese gobierno nacional o grupo Clarín. Ya que es notoria la disparidad entre la representatividad objetiva de quienes alardean con dichas maniobras y la realidad.
No es tiempo de naturalizar miserabilidades que tiendan a nivelar hacia abajo habilitando, una vez más, el “son todos igualesˮ para la política, mientras el poder económica saca tajada gruesa de lo que le corresponde al pueblo.
Lo que viene no se agota en una alquimia electoral que calme las ansias del sistema político, ni en el juego a impostar el rol de opositor mientras se hace cualquier cosa en los ámbitos de representación institucional, en aras de captar el notorio descontento que hay con el gobierno.
Se trata de ir más allá, de comprender cuál es la disputa que nos atraviesa desde el fondo de la historia, que complejiza el presente y que nos debe permitir construir un futuro real y no una entelequia semántica que contente las formas y defraude en la esencia.
Hace 14 años, un presidente con más desocupados que votos, pertrechado de sobradas convicciones, asomaba a la historia. Nos propuso un sueño. Hoy podemos decirle que tenemos la fuerza para enfrentar toda contingencia y, bajo el liderazgo de Cristina, recuperar esa realidad efectiva que es esperanza de todo un pueblo.