Tras el estallido de la revolución de la independencia en 1809 en Chuquisaca, Juana, junto con Miguel Ascencio Padilla, su compañero desde hacía cuatro años, se unieron sin dudarlo a las tropas libertarias. El objetivo que los guiaba era destituir al gobernador realista y así liberarse de los yugos que los ataban a la corona española, para poder conformar un gobierno propio.
Pese a que la junta de gobierno fue derrotada por las tropas realistas en 1810, Juana, con la convicción y determinación que la caracterizaba, no se detuvo. Junto con Padilla y bajo las órdenes del general Manuel Belgrano, organizó y condujo el batallón popular “Los Leales”, conformado por más de 10 mil soldados y soldadas indígenas. Tras la muerte de su compañero en combate, se unió a las tropas del general Martín Miguel de Güemes, en defensa de la frontera norte del Virreinato.
Mujer, mestiza, luchadora, anticolonialista, Juana representa la historia de cientos de mujeres que no conocemos. Algunas como Mariquita Sánchez de Thompson, Manuela Pedraza, Remedios del Valle, Macacha Güemes, Manuela Sáenz, trascendieron en la historia. Los registros históricos son pocos, pero como decía el historiador Marc Bloch, conocemos la historia por las preguntas que le hacemos al pasado y, afortunadamente, el interés por reconstruir la genealogía feminista crece cada vez más.
A los héroes y heroínas se les tiene que reconocer en vida, dice Cristina. A Juana, en 1825, nueve años después de declarada la independencia de las Provincias Unidas de Sud América, Simón Bolívar la ascendió a Coronela -como había sido nombrada anteriormente por Manuel Belgrano en batalla. Tras la liberación de las ataduras de la corona española, fue una de las únicas mujeres en obtener esa distinción, junto con Manuela Saenz. En las cartas que ellas intercambiaron, se muestra una admiración profunda entre ambas y Juana también expresa su aflicción porque “todas las mujeres que a caballo, hacíamos respetar nuestra conciencia de libertad” no formarán parte del nuevo gobierno.
La historia es el constante devenir de la vida de los hombres y las mujeres. Hay una conexión ineludible entre el pasado, el presente y el futuro: porque otras caminaron antes, caminamos para que otras caminen. Es por eso que en el año 2009, 137 años después de su muerte en la más absoluta pobreza, la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, reconoció a todas las mujeres de la Patria al otorgarle a nuestra libertadora el máximo rango militar: Generala del Ejército Argentino Juana Azurduy.
Hoy las viejas antinomias del pasado se repiten: independencia o colonia. Hay un nuevo llamado a hacer frente a quienes pretenden vender nuestros cielos y nuestras tierras, sometiendo al pueblo todo a la miseria planificada. Es hora de retomar la gesta de las Juana de nuestra historia. Con coraje, con firmeza y siempre poniendo primero la Patria.