Política

La austeridad de la boca para afuera

En medio del fuerte ajuste que implementa el Gobierno so pretexto de bajar el déficit fiscal, destinará $285 millones para remodelar la Casa Rosada.
por La Cámpora
3 feb 2017
El secretario general de la Presidencia, Fernando De Andreis, anunció que el Ejecutivo irá desembolsando dinero hasta llegar a ese monto en 2019, fecha en la que se estima que finalicen las obras. Nadie objetarí­a que se realicen refacciones en la Casa de Gobierno. El problema radica cuando las más altas autoridades piden una cosa y luego hacen otra. La Casa Rosada no está en peligro de derrumbe ni sostenida con andamios para no venirse abajo. Podrá tener algún desperfecto, podrá no gustarle estéticamente al Presidente o a sus Ministros, no obstante lo cual invertir en remodelaciones no representa una prioridad. Se vive un contexto donde se quiso echar a becarios del Conicet, se amenaza con que los trabajadores no puedan recuperar poder adquisitivo porque sólo homologarán paritarias que acuerden un 18% que es la poco fiable expectativa inflacionaria del Gobierno, se siguen despidiendo empleados del Estado, se le quitaron medicamentos gratuitos a los afiliados del Pami, no se quiere entregar los recursos del Programa Nacional de Compensación Docente, se implementan tarifazos brutales en los servicios públicos para aminorar los subsidios y enriquecer a las eléctricas y las gasí­feras. A pesar de todo eso, Luis Caputo sigue firmando pagarés y tomando dinero de la Ansés para cubrir el déficit fiscal que no para de crecer. En ese marco uno se entera que Mauricio Macri utiliza el helicóptero presidencial para recoger a su familia que vacacionaba en Punta del Este y que dispone una remodelación de la Casa de Gobierno. Pareciera que se está burlando de los argentinos. Cuando Cristina Fernández de Kirchner dispuso una reforma de la Casa de Gobierno en 2013 por $11 millones, varios pusieron el grito en el cielo. Pero en esa época se subsidiaba la luz, el gas, el agua y el transporte a modo de salario indirecto, se crecí­a, se cuidaba el empleo y a las PYMES, las paritarias eran libres y siempre por encima de la suba de precios, los adultos mayores tení­an cada vez más beneficios. En circunstancias bastante más adversas y gastando veinticinco veces más que en la gestión anterior, ahora nadie cuestiona esas decisiones. Al Presidente que tanto le gustan las comparaciones, deberí­a saber que con el dinero de estas reformas se podrí­an construir casi doce (12) jardines o pagar doscientas sesenta mil (260.000) Asignaciones Universales por Hijo. La austeridad y el esfuerzo se lo reclaman a los de afuera. Ellos que deberí­an predicar con el ejemplo, como dirí­a el Jefe de Estado, te la debo.
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