(*) Por Carlos Tomada
El diario La Nación tiene una posición editorial e ideológica que no comparto, pero que respeto. Siempre entendí la discusión de ideas en términos de sumatoria. Y aunque, como está dicho, me ubico en otra vereda de sus postulados, soy y he sido un lector de este medio como también lo soy de otros.
Hace un mes, el diario que fundara Bartolomé Mitre, alarmabaˮ“desde una columna editorialˮ“ acerca de lo que podría convertirse en una manipulación política e ideológica, con las acciones que detectaron condiciones inhumanas en la actividad del “Campoˮ. El cuestionamiento no terminó allí. Este sábado, el matutino redobló la apuesta. Bajo el título “Trabajo esclavo: más mentiras intencionadasˮ, descalificó todo lo actuado por el Estado nacional, por los estados provinciales y también por la justicia.
La opinión del diario sostiene ˮ“sin ambigí¼edadesˮ“ que “los nidos de explotación humanaˮ descubiertos son una mentira. Entiende entonces que no es cierto lo que muestran las imágenes obtenidas, ni las denuncias de los damnificados, ni las actas de inspecciones, ni tampoco el accionar de la justicia. En cambio, afirma que las empresas denunciadas le dan las mejores comodidades posibles, cumplen con la normativa vigente y los aportes que marca la ley. Asimismo, el argumento se ampara en que “son empresas de renombre, reconocidas en el mundoˮ, pretendiendo ignorar que muchas firmas también “de renombre internacionalˮ son la que explotan a trabajadores y niños en el sudeste asiático, como está largamente denunciado y comprobado. A su vez, justifica en la temporalidad de la tarea, las condiciones de precariedad que puedan existir.
En su argumentación, interpreta que “este infierno inventadoˮ se ve favorecido por la redacción del artículo 145 (bis) del Código Penal, y profundiza al poner en duda el “comportamiento anómaloˮ de magistrados judiciales. Además, le exige equilibrio a este ministro de Trabajo y lo que es más grave, a la presidenta de todos los argentinos.
La pregunta básica es ¿de qué equilibrio hablamos? Porque queda claro ˮ“con los dos comentarios editorialesˮ“ que el peso de la fundamentación del diario está de un solo lado. Casualmente, el de la producción concentrada a cualquier precio, el de maximizar ganancias sin límite, en el que no se mide ni se valora que se trata de personas. De trabajadores. De una dignidad laboral que hay que respetar. Y de condiciones aptas para que se pueda desarrollar cualquier actividad.
Es importante tener en claro que las irregularidades son concretas. Que la precariedad fue constatada por el accionar de las áreas de inspección laboral (áreas que “casualmenteˮ fueron desmanteladas durante los años de predominio de las políticas neoliberales). Que sin esto, hubiera sido imposible que la justicia hiciera lugar a la continuidad de la causa. Y que ya hay imputados.
Me permito debatir con el diario porque su lema es “La Nación será una tribuna de doctrinaˮ. Así se inscribe en la columna que contiene todos sus editoriales. Así lo dijo su fundador el 4 de enero de 1870. En este espíritu quiero destacar que no hay ninguna razón que justifique la trata de personas ni las condiciones de explotación. Que no se pueden utilizar las necesidades de los trabajadores ni las características aleatorias de la actividad. Que las reglamentaciones laborales son claras. Los Derechos Humanos también lo son. Que los principios universales sostenidos por la Organización Internacional del Trabajo (OIT) expresan un piso civilizatorio inderogable. Y que, por si esto no alcanzara, está la ley específica vigente en nuestro país.
En el título del artículo que me incita a polemizar se alude a mentiras en un intento de justificar lo injustificable. Pero la verdad siempre está y en esta nota asoman verdades incontrastables: la puja de modelos, la tensión distributiva, las evidencias y los sectores refractarios a cualquier tipo de inclusión. En pocas palabras, las ideologías. Néstor Kirchner decía y la presidenta lo sostiene que “no estamos dispuestos a dejar nuestra convicciones en la puerta de la Casa de Gobiernoˮ. En esa línea es obvio que el Ministerio de Trabajo no está dispuesto a “ser equilibradoˮ cuando se trata de trabajo ilegal y de trabajo esclavo.
(*) Ministro de Trabajo y Seguridad Social de la Nación
En: http://tiempo.elargentino.com/notas/dignidad-es-fundamento-ideologico-de-nuestro-gobierno