Política

La embestida detrás del show

Luego de manipular la carga de actas del escrutinio provisorio para montar una escena donde Macri y Vidal pudieran mostrarse victoriosos, el Gobierno niega las irregularidades en la carga de datos a pesar de tener total control sobre la organización de la elección.
por La Cámpora
15 ago 2017
El domingo se vivió un hecho inédito y penoso en la democracia argentina: la manipulación en la carga de las actas del escrutinio provisorio. De forma intencional, el Gobierno procedió selectivamente a cargar en primer término aquellos lugares de la Provincia de Buenos Aires donde sabí­a que habí­a hecho una buena performance. De esa forma logró montar una escena donde Mauricio Macri y Marí­a Eugenia Vidal hablaran con un resultado falso que los daba ganadores en el distrito más importante por alrededor de siete puntos. Finalizados los discursos y desmantelado su búnker en Costa Salguero, comenzaron a cargar las actas de las secciones electorales donde Cristina Fernández de Kirchner habí­a hecho una gran elección. Pero a cuentagotas, para que a la hora de cerrar los diarios del dí­a siguiente, la ventaja de los candidatos del gobierno se mantuviera, aunque sea por un margen exiguo. Más insólito aún, para dejar sembrada la incertidumbre, abortaron el escrutinio provisorio cuando la tendencia marcaba un triunfo de la ex Presidenta y las actas que faltaban publicar eran de municipios de la tercera sección donde Unidad Ciudadana ganó por abultada mayorí­a. Es cierto que en el escrutinio provisorio nunca se llega al 100% de las mesas escrutadas, porque hay telegramas ilegibles o con inconsistencias. Pero que en las primeras horas de la madrugada Adrián Pérez anunciara que se dejarí­a de cargar cuando se llegara al 95 por ciento, evidencia que la carga estaba selectivamente direccionada por el Ejecutivo. Es demasiada casualidad que la mayorí­a de los telegramas con problemas se correspondan con los lugares donde Unidad Ciudadana ganó por amplios márgenes. Rogelio Frigerio fue más lejos y aseguró que muchos telegramas no se cargaron porque por error se metieron dentro de las urnas. Todos saben que si ello llegara a ocurrir, en presencia de autoridades judiciales, fiscales partidarios y personal del correo, se vuelve a abrir la urna, se retira el telegrama, se faja nuevamente y se cumple el procedimiento correspondiente. Hubo una manipulación estrictamente orquestada para montar un escenario electoral distinto al que votaron los bonaerenses. Desde Cambiemos aprovecharon su propia operación para cuestionar al sistema electoral argentino y criticar al kirchnerismo por no votar la boleta electrónica. El problema este domingo no estuvo en la votación con boleta de papel. Sino en la carga de datos que el Correo tercerizó en una empresa vinculada a Macri y sobre la cual la justicia electoral habí­a advertido que no estaban cumplimentados los requisitos mí­nimos de transparencia. Paradójicamente, el problema que en realidad fue un ardid estuvo en la faceta digital de la elección. La boleta electrónica no lograrí­a impedir manipulaciones como las de estos comicios. Se haga la votación con papel o a través de una máquina, la carga de actas se hace de la misma manera en cualquiera de los casos. Por otro lado, se ha señalado que el sistema de boleta electrónica vulnera el carácter secreto del sufragio. Las boletas están numeradas con un código que puede ser leí­do con una aplicación del teléfono celular por cualquier persona que intervenga en el proceso electoral. Asimismo, el sistema propuesto tiene otras vulnerabilidades. Cada boleta de papel tiene un chip que carga con la información del voto. Esa información se transmite a través de una terminal que es una computadora aunque el macrismo en la Ciudad quiso instalar que era una mera impresora. Esa computadora tiene un procesador, memoria RAM, y recibe la información del chip ví­a NFC que es un sistema similar al Bluetooh. Está comprobado que es un sistema altamente vulnerable y que el chip tiene la capacidad de emitir hasta doce votos. La tecnologí­a no es sinónimo de transparencia. El control efectuado por la justicia, las autoridades gubernamentales y los fiscales de las distintas alianzas electorales da muchí­simas más garantí­as que una computadora. Cabe mencionar que en el Reino Unido, Holanda, Alemania e Irlanda abandonaron el voto electrónico porque era más inseguro y más costoso. De los veinte paí­ses más desarrollados, sólo Estados Unidos utiliza el voto electrónico y en algunos estados; sistema que estuvo en la mira de todos en la controvertida elección que llevó a George Bush a la presidencia. Este sistema también potencia la lista sábana ya que en la pantalla sólo aparece quien encabeza la lista, potenciando el personalismo en desmedro del colectivo. Serí­a bueno saber qué promesa hicieron y a quién para que en el Gobierno estén tan desesperados por imponer un sistema de votación claramente perjudicial. La celeridad del escrutinio provisorio es importante, pero más importante aún es la seguridad y la certeza de que se respete la voluntad popular, algo que no garantiza la boleta electrónica. El Gobierno deberí­a dejar de manipular la carga de actas para montar escenarios y embestir con una reforma que no es beneficiosa, y respetar las instituciones y la República que no paran de mancillar.
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