Militancia

La fuerza de las convicciones

por La Cámpora
2 ago 2014
El pasado 31 de julio, la compañera Presidenta leyó fragmentos de un discurso pronunciado por su compañero de vida y convicciones, el ex presidente Néstor Kirchner. En el marco de la disputa con los fondos buitre la Presidenta recordó las palabras de Néstor en San Nicolás hace más de 10 años. En aquel discurso el ex presidente se referí­a ya a los buitres y a la importancia de pensar en una Patria inclusiva, de la que todos formaran parte y en la que todos colaboraran, porque "la Patria somos todos". La fuerza de las convicciones una vez más quedó demostrada, las palabras de ayer dan sustento a las discusiones de hoy, la defensa de la soberaní­a fue es y será una bandera del proyecto iniciado en 2003, un proyecto que comenzó el dí­a que Néstor vino a "proponernos un sueño", el dí­a que comenzamos a correr la barrera de lo posible...y en eso estamos, defendiendo las convicciones de ese loco que como dijo su compañera "siempre lo quisieron presentar como que no le gustaba el mundo, que no le importaba, que era un loco, ojalá hubiéramos tenido más locos como este". En el corazon de todos, él latí­a. En una Casa Rosada repleta, con sus patios llenos de jovenes, Cristina lo trajo en palabras: "Yo quiero, ante tantos rumores, tantas cosas, tantas cosas que dicen y se dicen, comenzar a leer un discurso que pronunciara mi compañero, Néstor Kirchner, siendo ya presidente, en la ciudad de San Nicolás de los Arroyo, provincia de Buenos Aires, en febrero del 2004, lo que él denominaba infierno, lo deben haber escuchado miles de veces “estamos en el infiernoˮ. Bueno, en el 2004 estábamos en el octavo cí­rculo del Dante, digo yo, del infierno, más o menos en el noveno. Y decí­a esto Néstor Carlos Kirchner..." - Queridos hermanos y hermanas de San Nicolás, de la provincia de Buenos Aires: quiero, con el permiso del señor Intendente, que mis primeras palabras sean para hacer mención a un amigo mí­o el alma, a un militante con quien compartimos horas de lucha y de angustia por una patria mejor y por quien hoy se me rompió el corazón cuando entré a San Nicolás. Se trata de Gustavo Muccilli, mi amigo, mi compañero de esta querida San Nicolás que está desaparecido y que yo lo recuerdo con toda la fuerza y con toda la dignidad que él supo poner por esta Argentina. (Aplausos) Durante la campaña electoral, cuando muy pocos creí­an que podí­amos ganar y cuando muchos menos creí­an que podí­amos iniciar un proceso profundo de cambio, marcar un punto de inflexión en el paí­s, vine a San Nicolás y encontré cariño, amistad y solidaridad, y les dije que iba a volver como presidente de los argentinos a trabajar con ustedes. Hoy estoy volviendo con el gobernador Solá y con todos los amigos que están aquí­ cumpliendo la palabra empeñada. (Aplausos) En cuanto a las inversiones, hablaron con mucha claridad el señor Intendente y también el señor Gobernador diciendo que éste es el inicio de un proceso -como bien lo definió el señor Intendente cuando dijo que San Nicolás lo necesitaba- de reparación histórica. Todos conocemos lo que fue San Nicolás, lo que después le pasó y ahora este nuevo y paulatino resurgir que puede tener, que si lo ayudamos seguramente va a volver a consolidar un destino de esperanza, de trabajo, de felicidad y de dignidad que los nicoleños merecen y nosotros tenemos que hacer todos los esfuerzos para que se pueda lograr. (Aplausos) También en este lugar histórico quisiera aprovechar para decirles unas palabras a todos los argentinos. Ustedes saben que estamos viviendo momentos difí­ciles en cuanto a la situación de defender los intereses de la Argentina. Lamentablemente, algunos cuando escriben o cuando hablan dicen que defender los intereses de los argentinos es sobreactuar, es ser verborrágico, es tener un discurso que no nos conviene. Cuando juré por la Constitución ser presidente de los argentinos dije que no iba a dejar las convicciones en la puerta de la Casa Rosada, dije que no iba a mentir a los argentinos y me he propuesto, por todos los que sufren, por nuestros trabajadores, por nuestra clase media, por nuestros empresarios nacionales, no claudicar y no mentir, decirles la verdad a ustedes, no tratar de venir a durar, no me interesa durar para claudicar y defraudar. Quiero estar con la frente alta, quiero mirar con mi corazón y mis ojos a todos los argentinos. (Aplausos) Me cuesta creer que en la propia Argentina algunos miren más para afuera que para adentro y algunos no se den cuenta que hay millones de argentinos que nos miran con los ojos llenos de lágrimas, olvidados hasta de la esperanza, que están esperando que sus otros hermanos argentinos tengan el coraje y la dignidad de reconstruir la convivencia social y la justicia en nuestro paí­s. Nosotros, se los puedo asegurar, tenemos que caminar por ese rumbo. Yo les digo que no es un capricho ni una posición, como dicen algunos, intransigente; cuando digo que podemos pagar el 25 por ciento de la deuda estoy hablando con la verdad y también digo que si se paga más se va a pagar como en la década del 90, con el hambre del pueblo, y será un nuevo genocidio sobre las espaldas del pueblo argentino que nosotros no podemos volver a permitir. (Aplausos) Yo no endeudé a la Argentina ni ustedes endeudaron la Argentina; los que endeudaron la Argentina son los que siguen diciendo que tenemos que firmar cualquier acuerdo; los que la endeudaron son los que se la robaron y los que nos llevaron a la situación de indignidad y todos recordamos con todas nuestra fuerza lo que está pasando y lo que está sucediendo. (Aplausos) Algunos periodistas me decí­an que el Estado tiene una continuidad jurí­dica y es cierto, el Estado tiene una continuidad jurí­dica, pero el Fondo Monetario Internacional por el tratado de Bretton Woods también, y ellos eran auditores y contadores de quienes se endeudaron en la década del 90 y aún antes, y los dejaron endeudarse de cualquier forma. (Aplausos) Los argentinos asumimos con vergí¼enza a los que nos endeudaron y nos llevaron a esa situación, pero que ellos también asuman la responsabilidad de los que permitieron endeudar a la Argentina. Queridos amigos, nuestra posición es razonada, seria, que no nos coloquen como en la década pasada en la situación de que hacemos esto o se viene el caos. Para recuperar la Argentina habrá que pasar por momentos difí­ciles en cuanto a la situación que algunos dicen que nos apuran. Claro que me apuran, pero cada vez que me apuran yo no pienso en los que me apuran sino en los que sufren, y si me pusieron de presidente debo tener el coraje y lo que hay que tener para defender esta querida patria y nuestros intereses. (Aplausos) Por eso, que no nos vuelvan a meter miedo. Argentinos y argentinas, con absoluta tranquilidad les pido que estemos con los ojos bien abiertos, yo les voy a ir contando todo, no voy a decir una cosa y firmar otra. Las responsabilidades que asuma siempre se las iré diciendo, como lo hice hasta ahora, pero los argentinos debemos hacer entre todos la construcción de nuestra identidad nacional. Queremos convivir integrados a un mundo, pero también es hora de que ese mundo les ponga freno a los fondos buitres y a los bancos insaciables que quieren seguir lucrando con una Argentina que está quebrada y doliente y necesita la mano solidaria del mundo para resurgir. (Aplausos) Vamos a seguir generando trabajo, inversión, vamos a seguir poniendo todo nuestro esfuerzo para poner de pie nuestro querido paí­s. Y lo vamos a hacer trabajando con la dignidad de nuestros pioneros y nuestros próceres. Por eso querí­a hablarles desde aquí­, desde San Nicolás, desde este histórico lugar, a todos los argentinos; desde este lugar de patria y de dignidad, y decirles que quienes estamos trabajando lo hacemos con toda nuestra fuerza, que seguimos con gran fuerza espiritual, creyendo en Dios y que un futuro distinto es posible. No sobreactúo ni hago verborragia ni estoy haciendo campaña para las internas, como algunos quieren decir; estoy tratando de que definitivamente los argentinos podamos entre todos, tomados de la mano, generar el proceso de reconstrucción que le dé a este paí­s el rumbo y la identidad nacional perdida, que la tuvimos en algún tiempo y fue la alegrí­a de nuestros abuelos y nuestros padres. (Aplausos) Quiero despedirme de ustedes diciéndoles que voy a seguir viniendo a San Nicolás y los pueblos cercanos, que con todo el equipo tenemos muchí­simas ganas de trabajar, que vamos a poner todos nuestros esfuerzos por recuperar la dignidad del paí­s, por tener una Justicia independiente, por respetar los derechos humanos, dignificarlos y terminar con la impunidad, por castigar la corrupción con la firmeza que corresponda para que definitivamente en la Argentina quienes tengan la representatividad popular sean honrados por su pueblo y que los pueda mirar con la dignidad que corresponde. A cada corrupto hay que aplicarle el Código con la fuerza que corresponda, para que definitivamente se termine esta historia de indignidad y para que el nuevo ser nacional, el argentino que construyamos, sea el que nos enseñaron nuestros abuelos: el que más trabaja, el que más estudia, el que más investiga, el más honesto, el más decente. Ese es el modelo de argentino que queremos y ese es el modelo que va a levantar nuestra querida patria. (Aplausos) Quiero llamar a todos los argentinos a no caer en ningún tipo de división partidaria. Hay momentos de la historia en que nuestra bandera nos debe cobijar a todos. Debemos tener la grandeza de caminar juntos por la avenida de la patria para volver a construir esa nación que dé justicia, dé dignidad, dé trabajo y recupere la producción. Muchí­simas gracias argentinos por compartir este momento, y muchí­sima fuerza, que un futuro distinto es posible. (PALABRAS DEL PRESIDENTE Ní‰STOR KIRCHNER EN LA CIUDAD DE SAN NICOLíS, PROVINCIA DE BUENOS AIRES  10/02/2004)
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