Política

La muerte no pudo matar tanta vida

por La Cámpora
5 mar 2015
Ha muerto un justo, llorarlo es poco, sigamos su ejemplo nos pedí­a en 2010 tras la partida de Néstor. Parafraseaba a José Martí­. Hace dos años, las mismas palabras resonaban en nuestros oí­dos. Era el 5 de marzo de 2013. Hugo se iba a visitar a su compañero, a su amigo, a su hermano. Habí­a pasado un año de que Néstor Kirchner pasara a la inmortalidad cuando el compañero Hugo Chávez escribí­a: la muerte no pudo matar a tanta vida. En una carta abierta, publicada por un matutino, el Presidente de la República Bolivariana de Venezuela, le hablaba al Pueblo argentino y a su Presidente como lo que era: un patriota amigo. Un hombre de la América toda. Chávez recordaba en esa carta momentos junto a Néstor, pero sobre todo recordaba y nos recordaba que la dignidad latinoamericana la forjaron hombres y mujeres patriotas, que lucharon y dieron hasta el último minuto de su vida por lo más preciado: sus pueblos. Hoy, a dos años de la muerte del Comandante, las palabras se repiten: inmortal, entrañable, patriota, bolivariano, hermano, sanmartiniano, compañero y amigo. Un Patriota. Sí­mbolo de unidad latinoamericana contra el imperialismo. Conmovedor. Se nos conmueve el alma cuando lo recordamos allí­, bajo esa lluvia torrencial, entregado a su Pueblo, abrazado a su Venezuela (la de todos) sumergido en la canción profunda de una Patria más justa. Ahí­ estaba í‰l. Así­, con mayúscula, como Néstor, como   el Pueblo. Yo soy Chávez. Yo soy Néstor. No se mueren. Nunca se nos van. Viven en cada uno de nosotros cuando salimos a la calle a militar. Vive en cada uno de ustedes cuando la patria se les hace cuerpo y el sentimiento bolivariano los invade al punto de no concebir la patria si no es como Patria Grande. Ahí­ está Hugo, sonriendo cómplice cada vez que la UNASUR se reúne y vemos a Evo conversar con Cristina, a Rafael hacer una humorada con Dilmaˮ¦ahí­ está. En cada uno de ellos. Está también en el reclamo por soberaní­a de Malvinas, en la liberación de los 5, en los millones de jóvenes que en este continente se incorporan a la polí­tica. Está en todas partes. Está allí­, cuando se discute la independencia, la soberaní­a, la justicia social. Porque Chávez es todas esas palabras. Está allí­ cuando el viejo continente tiembla por el triunfo de la izquierda en Grecia   y la presencia en   las calles de PODEMOS. Ahí­ está, lo imaginamos riendo, cuando de la boca de los jóvenes españoles salen sus palabras y se gritan sus consignasˮ¦la misma España cuyo Rey lo mando a callar. Cambio de época. Ahí­ está Hugo: en cada sueño de una Patria que se le planta a quienes pretenden imponerles recetas vencidas a costa de subordinación y el sacrificio de sus pueblos. Hugo está en cada pibe que lloró a Néstor aquel 27 de octubre pero también en cada pibe que se abrazó en la plaza y juró bancar a Cristina. Hugo está presente en cada reclamo y en cada sueño cumplido. Hugo es uno de los sueños cumplidos. Y vive en cada uno de nosotros. Lí­der indiscutido de una revolución que sigue en marcha y no se detiene. Parte de un tiempo histórico que nos implicaˮ¦nos compromete y nos obliga con su mirada (junto a í‰l) a seguir luchando por la Patria grande que soñaron y que construimos todos los dí­as! Junto a su nombre hay que escribir el de tantos otros Patriotas de Nuestra América, de nuestra Patria Grande. Algunos lo preceden y otros lo siguen. Todos ellos luchan, todos ellos reciben ataques duros y certeros, pero son también los depositarios del amor y la alegrí­a de su gente. Junto a su nombre se escribe el nombre del Pueblo, porque en este proyecto popular La Patria es el Otro y esa es la batalla que se libra; no es una batalla contra alguien sino una lucha por el Otro. Hay hombres a los que los moviliza la Pasión, en su caso se trataba definitivamente de la Pasión por la Patria, por la América, por la Libertad. Allá están Néstor y Hugo, en ese panteón celestial que se merecen. Los imaginamos juntos, debatiendo sobre el acontecer de nuestras naciones, deseando sumarse a las luchas que ellos darí­an gustosos una y otra vez. Las luchas por la libertad de los pueblos que amaron, los pueblos por los que murieron y los pueblos que los resucitan cada dí­a desde que pasaron a la inmortalidadˮ¦
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