Por La Cámpora La Pampa
No sería la primera vez que hay descuido y olvido por parte de un Gobierno, que incluso nos maltrata y hasta humilla con las obscenidades que nos ha dicho en momentos críticos: desde mandarnos a rezar y decirnos que sufríamos una "profecía apocalíptica", hasta culpar a los productores por los incendios en nuestra provincia.
La indiferencia del Gobierno macrista ha causado daños irreparables a toda la biodiversidad pampeana. El fuego lo ha devorado todo: montes de caldenes ancestrales, algunos quizás con muchos más años que el país, miles y miles de vacas, fauna autóctona, y en algunos casos animales en peligro de extinción. Incluso los incendios provocaron accidentes de tránsito que costaron vidas para algunas familias.
Sin embargo, los pampeanos no fuimos merecedores ni siquiera de la preocupación de nuestras autoridades nacionales, que ante los reclamos no sólo evadieron responsabilidades sino que la gran mayoría de los funcionarios, empezando por el Presidente, continuaron con sus vacaciones como si nada malo estuviera ocurriendo.
A nosotros nos tocó ver animales salvajes corriendo prendidos fuego; escuchar vacas y terneros balar agónicamente; oír a los nobles caballos relinchar cuando se queman y salir tan estropeados al punto que si el fuego no les arrebato la vida, el tiempo lo hará en breve por las infecciones; o caminar por suelos donde sólo quedan en pie plantas carbonizadas y pájaros muertos asfixiados por el humo.
Sabemos que las catástrofes naturales son así, por eso son catástrofes, pero también sabemos que en muchos casos, cuando se actúa a tiempo y sin demoras, el daño se disminuye. Por eso creemos que en definitiva, la creación del Ministerio de Ambiente terminó siendo un maquillaje para que todo se vea mejor y más bonito, pero maquillaje al fin. Lo hemos visto los pampeanos en éste último tiempo, con las inundaciones en el norte de la provincia y los grandes incendios en el oeste, centro y sur de nuestra pampa.
El Gobierno nacional actuó de manera insensible, y ante la urgencia su primera respuesta fue poner por delante un acto administrativo, la declaración de emergencia en lugar de ocuparse rápidamente de la misma ¿Qué les costaba, a los que siempre se jactaron del diálogo, levantar un teléfono para decir un simple "estamos a disposición" o "necesitan ayuda"?
Todo cobra más dolor e impotencia cuando nos enteramos que el problema no se debió a la “pesada herenciaˮ, sino que el problema real es que la demora y la poca ayuda que brindó Nación se debió a que los pampeanos fuimos víctimas de una interna entre Ministros nacionales que dejo a la provincia sin las herramientas necesarias para hacerle frente al problema del fuego.
Pocas veces hemos asistido los pampeanos a semejante indiferencia e insensibilidad, pocas veces la soledad se ha hecho sentir tanto en una provincia que demanda poco y que ha sido ejemplo en muchos sentidos para otras administraciones.
Ante la desesperación y la situación agónica que sufríamos los pampeanos, vinieron a tomarse fotos en los lugares de los incendios, junto a productores abatidos y desesperados por el avance voraz de las llamas. Primero hablaron de situaciones mesiánicas, después ante la mirada de los productores que habían perdido todo, se animaron a decir que no venían por los fuegos, que no venían a actuar, y que no esperen soluciones.
Después, ante las críticas suscitadas por las palabras frías y vacías de los funcionarios, ante los afectados y las autoridades locales, tuvieron que hacer una segunda visita, esta vez con algo más concreto pero que no deja de ser un mero paliativo a corto plazo de lo que era urgente, alimentos para los animales afectados, lo cual durará poco y nada.
Es curioso que un Gobierno que optó por los sectores agrarios y creó un Ministerio de Agroindustria, haya dejado solos a los productores ante semejante crisis que esto significa para el sector, y que encima, ante su falta de cuidados se traten de victimizar ante las verdaderas víctimas de la tragedia, los pampeanos, los productores.
Pero ante la indiferencia de algunos de los que debieran haber tenido un interés real, en rápidamente solucionar éste problema que nos tocó pasar a los pampeanos, hubo compromiso y solidaridad de otros, de aquellos que salen a ponerse la Patria al hombro, como la bombero que dormía agotada en la tierra, sus compañeros, los brigadistas, productores y trabajadores rurales que lucharon codo a codo para hacerle frente a las llamas defendiendo la vida, defendiendo lo que también conforma nuestra identidad pampeana, nuestro suelo.
Solo deseamos que esta difícil situación que nos tocó vivir como provincia, no le toque a nadie más. Sólo deseamos que nuestros campos se recuperen lo antes y mejor posible. Sólo deseamos que nuestros productores salgan adelante. Sólo deseamos, que este cambio que nos vinieron a proponer empiece por ellos, que cambien de verdad, porque no sólo la Capital Federal o la provincia de Buenos Aires forman parte de nuestro territorio nacional. La Pampa también es Argentina.