Política

La Patria se hizo joven

por La Cámpora
16 sep 2013
AficheLaPatriaEsElOtro_3Aí‘OS La tradición destituyente y la vocación por imponer el terror a fuerza de mentiras y sangre son dos caracterí­sticas de los poderes concentrados de nuestro que se mantienen a través de los años. Prueba de ello fueron dos 16 de septiembre. Los dos apuntaron al pueblo en su conjunto. El primero fue el golpe de Estado de 1955, que desplazó al gobierno del General Juan Domingo Perón e instauró a “la Fusiladoraˮ en el poder. Perón llevaba casi una década de revolución justicialista, y tuvieron que recurrir a una de las atrocidades más sanguinarias de la historia universal: jamás las fuerzas armadas de un paí­s habí­an bombardeado una ciudad en su propia Nación, contra su propio pueblo y en pleno estado de paz y democracia. Aquella masacre producida por la Aviación Naval dejó más de quinientos muertos en la Ciudad de Buenos Aires, y una Plaza de Mayo marcada para siempre por las cicatrices del plomo, la pólvora, la sangre y la muerte. Apenas veintiún años después, diez jóvenes militantes de la Unión de Estudiantes Secundarios (UES) eran secuestrados en la Provincia de Buenos Aires, a manos de la policí­a del genocida Ramón Camps. Todos ellos tení­an 18 y 19 años de edad, a excepción de Marí­a Claudia Falcone, con 16, y Pablo Dí­az, con 19. Apenas cuatro de ellos sobrevivieron a lo que fue un intento de escarmiento a la militancia juvenil. Los otros seis continúan desaparecidos. Hoy, a casi sesenta años de la Fusiladora y a casi cuarenta de la Noche de los Lápices, la semana del 16 de septiembre encarna la memoria viva de los compañeros que no luchaban tan sólo por un boleto estudiantil secundario, sino por una Patria Justa, Libre y Soberana. Hoy, en una Dékada Ganada en la que Néstor y Cristina Kirchner le devolvieron la esperanza y la pasión por la polí­tica a los jóvenes, miles y miles de pibes se suman a la militancia del movimiento nacional peronista. El recuerdo de los compañeros caí­dos en la lucha revolucionaria por la felicidad del pueblo   y la grandeza de la Patria se hace carne en más militancia, y se pone al servicio de la Patria todos los dí­as en cada rincón de la Argentina. En la semana de la juventud, un 16 de septiembre ya no es sinónimo de luto ni de silencio. Hoy es el dí­a de la juventud, es su momento de la historia. Hoy, los pibes son los protagonistas de un cambio de época que no sólo apuesta al futuro, sino que transforma la realidad del presente, en cada hogar y en cada barrio. Hoy, y más que nunca, el mejor lugar para los jóvenes es la polí­tica, porque cambio sigue siendo el nombre del futuro. Pero sobre todas las cosas porque la juventud se hizo Patria y la Patria, se hizo joven.