Política

La polí­tica del garrote

Patricia Bullrich anunció que el Gobierno está decidido a reprimir la protesta social. Palos, balas de goma, gases lacrimógenos y razzias parecen ser la respuesta que ensaya el Ejecutivo ante el deterioro social.
por La Cámpora
21 mar 2017
En Cambiemos hablan de una supuesta conspiración para perjudicar al Gobierno que incluye dirigentes sindicales, organizaciones sociales, legisladores, intendentes, periodistas, actores, intelectuales y organismos internacionales con epicentro en Cristina Fernández de Kirchner. Mirtha Legrand entrevistando a Macri, fiscales cuestionando operaciones manifiestamente irregulares como la condonación de deuda al correo o la adjudicación de rutas aéreas a Avianca, los docentes reclamando paritarias, los movimientos sociales  reclamando frente a Desarrollo Social, la CGT advirtiendo por el cierre de fábricas y organismos internacionales de Derechos Humanos pidiendo respuestas por la ilegal detención de Milagro Sala son hechos pergeñados y coordinados por el supuesto plan desestabilizador. Aunque destinen esfuerzo y cuantiosos recursos para sostener esta teorí­a conspirativa, la realidad muestra una explicación más sencilla. Desde que asumió Mauricio Macri creció la desigualdad, el desempleo, la pobreza, la indigencia, cerraron fábricas, cayó la producción, las ventas, el poder adquisitivo, y subieron los precio. Una sociedad que en los últimos años tomó plena consciencia de sus derechos no va a permitir que los despojen de ellos sin ofrecer resistencia. La creciente conflictividad social que se manifiesta en las calles obedece al deterioro de la calidad de vida de la inmensa mayorí­a de los argentinos que ven cómo las minorí­as que detentan buena parte de la riqueza del paí­s son los únicos beneficiarios de las polí­ticas gubernamentales. Ante esta situación, la Ministra de Seguridad Nacional advirtió que “va a comenzar a haber una actuaciónˮ de las fuerzas de seguridad y agregó que “actuar puede tener consecuenciasˮ. En otras palabras, la funcionaria adelantó que la prioridad será reprimir y lo que pueda ocurrir en ese marco será un daño colateral, una consecuencia que habrá que tolerar. ¿Los 39 asesinados en las jornadas del 19 y 20 de diciembre de 2001 fueron una consecuencia? ¿Maximiliano Kosteki y Darí­o Santillán fueron otra? El Gobierno deberí­a entender que el conflicto no lo genera un corte de calle, sino que las protestas son la exteriorización de los conflictos ocasionados por las polí­ticas que provocan hambre, miseria y angustia. Cuánto mejor para el paí­s serí­a que los funcionarios dieran respuesta al problema de la pobreza, el desempleo, la pérdida de poder adquisitivo, la caí­da de la industria en vez de anunciar que reprimirán a los manifestantes. No existe ningún plan desestabilizador. Existe un malestar social en ascenso del cual Mauricio Macri es el principal responsable. La gobernabilidad no puede implicar una resignación incuestionada a perder derechos. Es el Ejecutivo quien más debe trabajar para construir gobernabilidad, la cual se logra escuchando al pueblo y gobernando para él. Macri optó el camino del disciplinamiento, el amedrentamiento y la represión.
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