(*) Por Prof. Jorge Giles
Habló Cristina y la utopia volvió en las voces de miles de jóvenes que corearon su nombre y el de Néstor Kirchner, allí presente.
La rebeldía gobierna, mientras la oposición conservadora almuerza con Magnetto.
Un verdadero Síndrome del Bicentenario.
En la historia de los pueblos, las transformaciones suceden cuando el sujeto del cambio está constituido por los jóvenes y los trabajadores, en estado de rebeldía.
Sin rebeldía contra las injusticias, no hay cambio social.
Lo reafirmaron ayer en el Luna Park y en sus alrededores.
Allí están las crónicas periodísticas y las imágenes televisivas con la irrupción de la juventud en el escenario político nacional, sin poder ocultarlo.
Lo que la derecha, en cualquiera de sus variantes, llama "la crispación" es en verdad esa rebeldía alegre, pacífica y transformadora.
Ocurrió ayer. De aquí en más, el tiempo político apurará las agujas de todos los relojes, con una dinámica que expresará la construcción de una próxima victoria, imprescindible para la consolidación del proyecto nacional y popular.
La derecha se opondrá hacia adentro y hacia afuera del arco partidario. Lo que se escinda, incluso, será por esa franja conservadora, aunque se presenten con envase "renovador". Romperán a nivel de cúpulas como un reflejo espasmódico del crecimiento que desde las bases protagoniza esta nueva generación de militantes.
Cuando la juventud participa en política activamente, los cambios son irreversibles. Por ahí anduvo el discurso de Cristina.
Felipe Pigna rescata un artículo escrito por Arturo Jauretche en el mes de julio de 1973 que, como un faro, ilumina los días que corren.
Decía Jauretche: “Hay mucha gente que se asusta de ver en la escena pública lo que ve todos los días en su casa. Casi hay que preguntarle, al que se asusta por las actitudes políticas de los jóvenes, cómo andan las cosas por casa. ¿Tienen que dar la llave de la puerta de casa o hace rato que la llave ha sido tomada? ˮ¦Y esos cambios que se sienten profundamente, en los modos de comportamiento, en la economía familiar, en las líneas de autoridad, son el producto de que el mundo camina; y camina muy rápidamente. Lo mismo que en la vida privada ocurre en la política social."
"No darse cuenta de que este fenómeno universal tiene su connotación lógica en la Argentina es no darse cuenta de que enfrentamiento de las generaciones es una cosa necesaria. Porque si los jóvenes carecen de la madurez que le reclamamos, nosotros carecemos de la adecuación a la realidad que ellos nos reclaman. Somos hijos de nuestro tiempo, aunque no querramos serloˮ¦Quien no entiende esto se halla imposibilitado de entender al general Perón cuando habla de del trasvasamiento generacional."
"En la Argentina hubo un proceso revolucionario que transcurrió desde que, de nuevo, tuvimos, a partir de 1945, la presencia del pueblo en el poder. Ese hecho, es cierto, no fue comprendido entonces por razones ideológicas."
La del 45 fue una revolución de jóvenesˮ¦Recuerdo que el día de la proclamación de la fórmula Perón- Quijano, frente al obelisco, en medio de la multitud me encontré con un viejo camarada de luchaˮ¦Veía la multitud y se afligía ¿Será posible que estos triunfen?. No tengas ninguna dudaˮ¦van a triunfar, le dije. Lo que caracteriza a esa multitud es la edad. ¿No ves que son todos jóvenes?, le pregunté"
En la proclamación de la fórmula de la Unión Democrática, había mayor cantidad de personas, pero Jauretche advirtió a su amigo: "Lo que da la sensación de la fuerza de un movimiento, es la presencia de la juventud. ¿No ves que éste es un mitin de viudos tristes? Esa gente se había parado en el tiempo. No comprendía que el país daba un salto adelante; eso lo comprendían los más jóvenes.
Por eso yo deseo para mis viejos camaradas peronistas que no se pongan en viudos tristes. Espero que contemplen este avance de la juventud con la alegría propia de nuestro movimiento"
Ayer La Cámpora abrió las puertas de su propia historia.
Desde algún cielo, Jauretche habrá festejado con los pibes.
(*) Columnista del diario El Argentino, del 15 de septiembre de 2010, en http://www.elargentino.com/Content.aspx?Id=106607