Política

Los enemigos del Pueblo y el tesoro que no ves

José Ignacio Otegui
por La Cámpora
15 may 2017
En Noruega hay una pequeña localidad balnearia que creció económicamente gracias a un balneario termal. Pero un médico del lugar, Thomas Stockmann, nota que muchos de los turistas que acuden a los baños termales contraen tifus e infecciones intestinales. Ante esto, analiza en un laboratorio las aguas de las termas y nota que están contaminadas por los residuos de las curtiembres de la zona y las cloacas del pueblo. El doctor notifica al alcalde Peter Stockmann, que a su vez es su hermano y miembro de la sociedad que administra las termas. Thomas le explica el problema y como solucionarlo. Para ello, el balneario termal debe ser clausurado por dos años para ser desinfectado. Obviamente que esto debe ser repercutido por los medios de comunicación, ante el grave peligro para la salud pública. Sin embargo, la comunidad de la localidad se opone fervientemente al médico y lo ataca. La empresa concesionaria de las termas aduce que Stockmann busca réditos polí­ticos con falsas alarmas. También se oponen los trabajadores del balneario, ya que los empresarios los alertan de que pueden perder sus puestos. Por ello, la autoridad polí­tica del lugar, el alcalde, presiona al principal medio de comunicación, el diario La Voz del Pueblo, a que no publique el informe del doctor. El diario, con intereses económicos también, acata el pedido y redacta un informe donde minimiza los riesgos de las aguas infectadas, en tanto aducen que intereses polí­ticos opositores buscan exagerar la situación. La versión oficial del alcalde manifiesta que esto alejará a los turistas, que perjudicará la economí­a del pueblo, que no habrá nuevos negocios y, por consiguiente, muchos perderán sus trabajos. Stockmann reclama una asamblea a la que acudan los habitantes. La mayorí­a, manipulada por el diario, lo abuchea. Lo acusan de ser un “enemigo del puebloˮ. Solo es apoyado por Horster, capitán de un barco. Tras ello, el médico sufre una persecución. Es despedido de su trabajo y desalojado con su familia. Horster también sufre el escarnio. No lo contratan para navegar y expulsan a sus hijos de la escuela. El doctor en un principio piensa en el exilio, pero decide permanecer en su ciudad para educar a los jóvenes desamparados con el objetivo de que tengan pensamiento crí­tico, para que los intereses poderosos no influyan en su conciencia y sean ciudadanos responsables de sus acciones en pos de un bien común. Los párrafos anteriores corresponden a la obra El enemigo del pueblo, de Henrik Ibsen, escrita en 1883 pero plenamente actual, sobre todo en nuestro paí­s. Hoy en la Argentina los que dicen la verdad alejan a los inversionistas; los que dicen la verdad, dañan la imagen del paí­s; los que dicen la verdad, hacen perder sus puestos a los trabajadores; los que dicen la verdad, son agitadores polí­ticos que buscan el poder y para eso tratan de deponer al gobierno. Además son silenciados. Los que dicen la verdad tienen pocos espacios en el espectro mediático para exponer sus posturas. Y si lo hacen son atacados. Los que dicen una verdad que contradice la mentira oficialista son declarados enemigos del pueblo. Y ya ni siquiera esconden con eufemismos sus ataques a la verdad opositora. “Que digan si sin kirchneristasˮ. Son “desestabilizadoresˮ. “Mafiososˮ. Así­ hacen prevalecer la mentira los personeros del neoliberalismo extremo, esos que juegan a “primero yoˮ y después a “también yoˮ y a “las migas para miˮ y cierran el juego porque ya saben que el tonto nunca puede oler al diablo (vida mí­a) ni si se caga en su nariz. La verdad es ese tesoro que no ves, la inocencia que no ves, que es inocencia porque no tiene intereses oscuros y además pone de manifiesto con sinceridad su ideologí­a. Los milagros van a estar de tu lado cuando comiences a leer de los labios y a ignorar los embustes y gustar con tu lengua de las aguas que son dulces, aunque te sientas mal. Hay que tener la voluntad de pensar crí­ticamente y dudar. La duda, descreer de lo que nos hicieron creer, produce malestar. Pero es necesario superarlo para ser responsables por nosotros mismos y por todos.
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