Política

Los números no cierran

Se conocieron datos sobre el empleo, la industria, la construcción y el poder adquisitivo que dan cuenta del deterioro de la calidad de vida de los argentinos y del tejido productivo.
por La Cámpora
7 feb 2017
Si se observan las principales noticias económicas en los diarios de la fecha, se encontrarán con indicadores negativos. No es porque hoy particularmente sea un mal dí­a para el Gobierno, sino que es consecuencia de su polí­tica económica. Lo mismo ocurrí­a hace una semana, y las mismas malas noticias cualquiera las podrá ver en los próximos dí­as. Esto sucede porque con el combo de medidas implementadas no se pueden esperar resultados distintos. La devaluación, la apertura de importaciones, los tarifazos, la suba de la nafta y los peajes sumados al desmantelamiento del mercado interno conducen inexorablemente al empeoramiento de todas las variables macroeconómicos. Circunscribiéndose únicamente a las noticias del dí­a, uno se entera que la industria textil y del calzado están en crisis por la apertura de importaciones. Las importaciones de ropa de punto crecieron 91% en enero y la de tejidos planos un 60% poniendo en jaque la producción nacional. En relación al calzado, en 2016 permitieron el ingreso de 5,5 millones de pares más que el año anterior, provocando la destrucción de 3.500 puestos de trabajo y la caí­da de ventas de producción nacional en un 25%. En cuanto al empleo, en enero hubo 3.617 nuevos despedidos, liderando el ranking el sector industrial con un 70%. Algo que no es casualidad ya que obedece a la polí­tica gubernamental de echar por tierra todo tipo de desarrollo y producción nacional. En lo que respecta a la construcción, continúa la caí­da libre. La venta de insumos para la construcción cayó en enero 6,9% interanual y 9,1% en relación a diciembre de 2015. El sector lleva doce meses consecutivos de caí­da. Otro dato difundido fue que el consumo de combustible descendió un 2,6% en 2016, a raí­z de la pérdida de salario real y el aumento del valor. Se conoció también que el salario mí­nimo perdió un 29% su capacidad de compra, y que la mitad de los trabajadores usó el 70% del aguinaldo para pagar deudas. Antes el aguinaldo serví­a para darse un gusto, quizá comprar un teléfono más moderno o hacerse una escapada a algún lado. Ahora el salario no alcanza para los gastos corrientes de todos los meses, por eso las personas deben endeudarse y usar el aguinaldo para cubrir esas deudas. Con Mauricio Macri los números no cierran, y cada vez son más los que quedan del lado de afuera del sistema.
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