Por Francisco “Titoˮ Nenna (*).
En todas las políticas de la gestión de Macri hay un denominador común: la destrucción de lo público en beneficio del sector privado. Pareciera guiarse por la premisa “todo lo que sea responsabilidad estatal podemos convertirlo en un negocio privadoˮ. Lo cual incluye pero excede al sector educativo.
Desde vetar la ley de un laboratorio público de medicamentos a bajo costo, hasta cerrar o vaciar hospitales, siempre es dejar de garantizar derechos para garantizar negcios. En este marco, la política educativa tiene cierta coherencia dentro del pensamiento y la práctica del neoliberalismo que imperó en los ˮ™90. Coherencia respecto a esas ideas, no a lo que dice, porque habla de priorizar la educación y es la primera vez en años que no se cumplen los 180 días de clases porque no puede dar respeuesta a los reclamos salariales docentes, y fundamentalmente, a las necesidades de los estudiantes. También prometió, como todos los neoliberales, eficiencia, y el nivel de subejecución de las partidas presupuestarias, por ejemplo, en infraestructura escolar es pavoroso. El resultado de esta subejecución es la situación que viven docentes y alumnos en las condiciones de enseñar y aprender. De alrededor de 200 escuelas con graves problemas edilicios, que el mismo gobierno reconoce, sólo pudieron resolver los mismos en 20. Tuvieron once meses para trabajar, sin contar la transición de cinco meses, donde dijo que ya estaban trabajando sus “equipos técnicosˮ.
Al mismo tiempo redujo la cantidad y calidad de la viandas alimenticias que reciben los alumnos. Y en los comedores, modificó los menúes de nuestros pibes para darles trisoja en reemplazo de la carne, contradiciendo las recomendaciones de los especialistas. En otras palabras, ahorra y hace negocios también con la comida de los pibes.
Este conjunto de políticas fue acompañado en estos meses de gobierno por una alta dosis de autoritarismo sobre docentes y alumnos. Paralelamente al corrimiento del estado como garante del derecho a la educación se da la aparición del estado a través de mecanismos represivos. Esto ocurre en el ámbito educativo bajo la gestión de Narodowski como ministro. Tres ejemplos entre las primeras medidas: prohibir las jornadas de reflexión, espacios en que los trabajadores de la educación elaboran los proyectos a desarrollar en cada escuela; impedir que los maestros y profesores hagan declaraciones a los medios de prensa; no permitir que los docentes salgan de la escuela a realizar actividades de formación pedagógica o sindical. Es decir, inmovilizar, silenciar y suprimir espacios de participación. Esta serie de circulares y disposiciones autoritarias se completa con la exigencia a los directivos escolares de la elaboración de listas negras tanto de los alumnos queparticiparon en las tomas reclamando por las beca como de los docentes que adhirieron a las medidas de fuerza y ejercieron su derecho a huelga. La frutilla del postre fue la represión frente a la jefatura de gobierno cuando pusimos la carpa. Y esa carpa es un símbolo de que no queremos volver a las políticas de los ˮ™90 ni en su aspecto privatizador ni en la criminalización de la protesta social.
Por eso, es necesario, en primer lugar, frenar los ataques contra las políticas de inclusión educativa que van desde las becas de estudio hasta los programas de alfabetización o de reinserción escolar. Es decir, restituir lo que están ajustando en el presupuesto social.
En segundo lugar, respetar la participación de la comunidad educativa. Este gobierno es revelado profundamete antidemocrático frente a las representaciones gremiales, estudiantiles y de cooperadores. No puede avanzar ninguna política educativa en contra de la propia comunidad educativa.
En tercer lugar, recomponer el salario docente de modo tal que se paralice el éxodo docente de la Ciudad hacia la Provincia de Buenos Aires por causa de la diferencia salarial. Pero, al mismo tiempo hay que garantizar que el salario se pague en tiempo y forma porque hay compañeros interinos y suplentes que tardan seis o siete meses en cobrar cada vez que toman un nuevo cargo. Y junto a las cuestiones salariales hay que abordar las condiciones laborales que van desde mejorar el servicio de reconocimietno médico, que muchas veces es agraviante para los compañeros que padecen alguna enfermedad y ha recibido numerosas denuncias, hasta la necesidad de crear nuevos cargos y puestos de trabajo en las escuelas para las nuevas demandas que presentan nuestros pibes y que no son, ni por asomo, anuncios efectistas como el de enseñanza de inglés desde primer grado cuando hoy no lo puede garantizar desde cuarto por la falta de docentes.
Los docentes sabíamos que el hijo de Franco Macri, como el “niño bienˮ del tango, iba a ser “pretencioso y engrupidoˮ. Sin embargo, nos hemos mantenido firmes porque sabemos que lo que está en juego no es un punto más o menos de aumento salarial sino la educación pública como derecho social.
Macri es el candidato para representar a la derecha en el 2011. Pero su gestión en la Ciudad no puede ocultar qué modelo de país pretende. Si gobernando la ciudad que tiene el PBI per cápita más alto del país, generó este nivel de conflicto, genera terror el sólo hecho de imaginarlo en la política nacional.
Un último párrafo para la ˮesperanza blancaˮ de la derecha en la Ciudad: Gabriela Michetti. No cumplió con su trabajo en la Legislatura, le mintió a los vecinos con su renuncia, y por si fuera poco defraudó por partido doble: no le bajaron el sueldo por no trabajar y su antifaz de personera de impulsar una política transparente y novedosa quedó enredada y ensuciada en burdas maniobras electorales. Simplemente la esencia siempre termina imponiéndose sobre la apariencia.
(*) Primer Candidato a Legislador por el Encuentro Popular para la Victoria en la Ciudad de Buenos Aires - Secretario General Adjunto de CTERA.