Primero empezaron con la grasa militante, mote que colocaron a los trabajadores estatales para justificar el despido de miles de compañeros, luego dijeron que los sindicatos tenían que ver hasta dónde se podía discutir salarios sin arriesgar puestos de trabajo y ahora plantean desafiar la estabilidad y las normas básicas de cualquier rama del trabajo. El libreto de Macri se cumplió en menos de un año de gestión.
Dijeron que venían al Estado a limpiar la grasa militante y mucha gente dijo ´bueno son militantes políticos ´. Los medios de comunicación hicieron un trabajo magnifico, como nunca, en la estigmatización de aquellos que ven en la política, en la militancia, sindical, cultural, social un camino para organizarse. El problema fue que unos meses después nos dimos cuenta que no era la grasa militante, que eran 10 puntos de desocupación, que millones de argentinos estaban perdiendo el trabajo, que no era por como pensarás si no es una manera de empezar a disciplinar a la fuerza del trabajo en la discusión con los patrones.
Con los salarios pulverizados por la devaluación, una caída brutal del consumo, el cierre cotidiano de fabricas, pymes y comercios en todo el país y un pesado futuro por delante, ahora Macri plantea hacer borrón y cuenta nueva a los Convenios Colectivos de Trabajo, derechos obtenidos tras largas luchas políticas y sociales y del trabajo en conjunto de gobiernos populares y los sindicatos.
Durante los gobiernos de Néstor y Cristina se celebraron más de 2.000 Convenios Colectivos de Trabajo de actividad, una "pesada herencia" que Macri quiere hacer desaparecer. Fruto de esos Convenios, millones de trabajadores pudieron discutir en paritarias sus salarios y las condiciones de trabajo y producción. Esa herramienta política es ni más ni menos que el núcleo básico de condiciones para hacer efectiva la felicidad de los trabajadores y sus familias, base fundamental de un proyecto que tenga como horizonte la inclusión y el ascenso social.
Con la llegada de Macri y sus ceofuncionarios al gobierno todo esto se terminó y el pueblo en su conjunto sufre las consecuencias de un programa de ajuste y flexibilización laboral que se va a profundizar, porque así lo necesita Macri y sus socios del poder económico.
La idea de Macri es peor que la Ley Banelco ya que busca que cada trabajador discuta sus propias condiciones de trabajo en forma individual, el sueño neoliberal hecho realidad. Lo que plantea Macri es preperonista. Macri y los suyos sueñan con que cada laburante por si solo defina con los empresarios sus horarios de trabajo, su salario y sus derechos sociales. Va por todo.
Todos los sectores sociales, sindicales y políticos debemos frenar la intención de Macri llevarse puesto las conquistas de millones de argentinos. El desafío del campo nacional, popular y democrático es frenar las embestidas de Cambiemos y trabajar en un programa de gobierno que devuelva a los argentinos el sueño que otra realidad es posible.