Es 16 de septiembre de 2024. Miles de pibes y pibas caminan, agitan, poguean y saltan al calor del sol primaveral platense. Caminan con emoción y con fuerza. Continúan esos mismos pasos que iniciaron los compañeros de la Noche de los Lápices. En una remera se puede observar a Horacio Ungaro, en otra más lejos está María Claudia Falcone. Hay pibes que sostienen las banderas de sus centros y de sus federaciones, entre ellas la Federación de Estudiantes Secundarios, y la histórica Unión de Centros de Estudiantes. Pasaron 48 años de aquel operativo que secuestró, torturó, violó y desapareció a 6 estudiantes secundarios, hoy los carteles dicen "Cárcel común a los genocidas, escuelas dignas para los pibes".
Lucía camina, tiene una remera con la cara de Laura Carlotto. Tiene 15 años y esta es su primera marcha: lleva tan solo dos meses militando en su Centro de Estudiantes. Sostuvo un lápiz gigante que se trajo de las intervenciones en los pasillos de su escuela y lo mantuvo firme hasta el final. “No me podía quedar sentada viendo todo lo que pasaba alrededor”, dice.
Mateo camina, tiene 17 años y es presidente del Centro de Estudiantes de su colegio en Pinamar. Durmió un poco durante el viaje, los nervios por llegar a la movilización más esperada del año lo mantuvo despierto. “Desde chiquito acompaño a los actos a mi mamá, hoy tengo una casa gracias a Cristina”, cuenta con un nudo en la garganta y los ojos llenos de emoción. “Yo escucho todos los días la preocupación de mis compañeros porque sus padres no pueden comprarles los útiles para la escuela, a mí Milei me sacó el Progresar. Este reclamo que estamos llevando es parte del país que querían los estudiantes desaparecidos el 16 de septiembre”.
Los cánticos de los pibes resonaban por la Avenida 7 de la Ciudad de La Plata. “A pesar de las bombas, de los fusilamientos, los compañeros muertos, los desaparecidos ¡no nos han vencido!”, se canta a viva voz. Durante el recorrido se sumaron a la movilización la sobreviviente de La Noche de los Lápices, Emilce Moler; la intendenta de Quilmes, Mayra Mendoza; el diputado Nacional, Wado de Pedro y el ex secretario de Derechos Humanos de la Nación y nieto recuperado, Horacio Pietragalla.
Emilce Moler camina, un periodista se le acerca a preguntarle sobre esta movilización, y su conclusión se sintetiza en una frase contundente: “La Noche de los Lápices no pasó, no fue, sigue siendo cada día, en cada uno de los pibes que están hoy acá presentes marchando”.
La caminata termina con la caída del sol en Obras Públicas. Le toca cerrar la jornada representando a los estudiantes de cada punto de la provincia a Francisco Bargas, Secretario General de la Federación de Estudiantes Secundarios de la Provincia de Buenos Aires: “Lo que proponen Milei, Villarruel y Bullrich es la Argentina de los palos y la represión. Cuando todo parece tan peligroso, miren al lado suyo, que hay un compañero de aula, un compañero del Centro de Estudiantes, un compañero de la Federación que está dispuesto a darles la mano y a volver a motivarlos. Se puede construir un proyecto del país digno, porque ya se hizo”.
Durante el cierre también se rindió homenaje a Herenia Sánchez Viamonte, madre de Santiago Sánchez Viamonte, un joven militante desaparecido en 1975. Se colocó un mural en el escenario y se leyó un documento que describí a Herenia: “Dejó una huella imborrable en la historia de nuestra Patria. En este primer 16 de septiembre sin su presencia física, sentimos su abrazo eterno en cada uno de nosotros. Su legado vive en el corazón de cada pibe que eligió la caminata eterna de los sueños. Su lucha por Memoria, Verdad y Justicia sigue inspirándonos a construir la Patria que soñaron”.
Los pibes y pibas levantan los pañuelos blancos bien altos y mirando al cielo cantan: “Madres de la Plaza, los pibes las abrazan”.
La marcha concluye con un fuerte sentido de compromiso. Los pibes y pibas emprendieron viaje hacia sus casas con la tranquilidad de haber demostrado que esta generación es mucho más de lo que las redes sociales quieren hacer creer. Con la certeza de que la memoria por los compañeros detenidos desaparecidos sigue viva en cada acción solidaria.
La jornada del 16 de septiembre se convirtió en un símbolo de la resistencia de los pibes y pibas contra las políticas de ajuste, y en una firme declaración de que la lucha por una Argentina digna continúa, con el coraje, la valentía y comprensión histórica intacta de aquellos y aquellas que lucharon por un futuro mejor.