¿Lo había anticipado el aullido voraz del Indio Solari? El presidente Mauricio Macri prometió una lluvia de inversiones, prometió mejorar la rentabilidad de las economías regionales y defender a los productores locales. Pero no. La lluvia de dólares no llegó y las promesas incumplidas tampoco disiparon la tormenta, todo lo contrario. La decisión del gobierno de los Estados Unidos de suspender la compra de limones desde la Argentina nos permite reflexionar sobre el descalabro productivo generado por la Alianza Cambiemos en lo que lleva de gestión.
El discurso de campaña el macrismo había hecho eje en una supuesta situación de crisis terminal de las economías regionales. Por eso su primera medida como Presidente fue la devaluación y la eliminación de retenciones. Es decir, una enorme transferencia de recursos hacia los sectores concentrados del agro, los de la Pampa Húmeda y las economías regionales también. Hizo campaña hablando de los pobres productores frutícolas del Valle o los dedicados a la citricultura. Se mostró angustiado por su situación económica y productiva. Manzana.
El conjunto de los productos regionales -Ajo, Algodón, Alpiste, Arroz, Avena, Banana, Cártamo, Cebada Forrajera, Cebolla, Centeno, Colza, Jojoba, Limón, Lino, Mandarina, Maní, Mijo, Naranja, Papa, Pomelo, Poroto Seco, Sorgo, Te, Trigo, Trigo Candeal, Tung, Yerba Mate- tuvieron un crecimiento del 49 por ciento entre 2003 y 2014. El crecimiento no sólo fue productivo sino que también aumentó la cantidad de hectáreas sembradas, con una suba del 52 por ciento, cuando los cultivos estrella, como la soja, trigo, maíz y girasol solamente aumentaron en extensión un 22 por ciento. Un primer mito derribado. En términos productivos, durante los gobiernos de Néstor y Cristina Fernández de Kirchner las economías regionales crecieron más que los cultivos de la Pampa Húmeda.
Estos son datos públicos, que surgen de los registros del Ministerio de Agricultura, ahora llamado de Agroindustria. Macri no podía desconocerlos. Pero sí obviarlos, ocultarlos, como la mayoría de los medios hegemónicos de comunicación que suelen repetir las quejas lacrimosas de las patronales agropecuarias (Sociedad Rural, CRA, Federación Agraria y Coninagro).
Pero Macri no sólo desconoció de manera impune estos datos ˮ“adoptando el discurso de las patronales agropecuarias- sino que se encargó de iniciar un proceso de mayor concentración y destrucción efectiva de las economías regionales, con los limones incluidos. Esa receta adquirió el nombre de importación de alimentos.
En 2016 aumentaron las importaciones de limones, manzanas, naranjas, pomelo, uva, en comparación con las compras desde el exterior realizadas en 2015. El año pasado, la importación de limones creció un 789 por ciento. Se pasó de importar un total de 165 toneladas en 2015 a un total de 1467 toneladas el año pasado. Una pregunta ingenua podría ser: ¿nos estábamos quedando sin limones? Manzana.
Con el fruto prohibido según las leyendas bíblicas algo similar. El Presidente prometió soluciones para los productores del Valle de Río Negro pero éstos tuvieron que organizar una manifestación en Plaza de Mayo, regalar su fruta, para llamar un poco la atención. Los productores no tenían a quién venderle su mercadería. ¿Por qué? El tándem Macri-Buryaile importó 2591 toneladas de manzanas durante el año pasado. Esto representó un incremento del 2192 por ciento en relación a las compras del exterior realizadas en 2015 (113 toneladas). Estos números también son oficiales y surgen de los registros de exportaciones e importaciones difundidos por Senasa.
La exportación de limones a los Estados Unidos iba a beneficiar a una sola empresa: la tucumana San Miguel. En cambio, la apertura importadora de limones perjudicó a cientos de productores. Ni el ministro de Agroindustria, Ricardo Buryaile ni el propio Macri dijeron nada sobre cómo perjudicaron a los productores que supuestamente iban a beneficiar. Tampoco hubo periodistas que preguntaran.
La decisión del Gobierno de Trump dejó expuesta la falta de cintura política del macrismo ya que dos días antes de la decisión norteamericana Buryaile había vaticinado que nada ocurría. Pero, como dice la canción, “me matán limónˮ.