Tras soportar cuatro años de una coalición que llegó al gobierno con falsas promesas de prosperidad y que termina su mandato empeorando absolutamente todos los indicadores sociales y económicos, el resultado de los comicios de ayer refleja el rechazo de la sociedad al neoliberalismo.
Ante la delicada situación que estamos atravesando, la ciudadanía le dijo basta a un modelo de ajuste permanente. Un modelo que excluye a las mayorías, reprime la protesta social y persigue y estigmatiza la participación política en sus diversos ámbitos. Al tiempo que se remarcó la necesidad de consolidar y fortalecer la unidad del campo nacional y popular para así poder desarrollar proyectos políticos de largo plazo, que permitan poner de vuelta al país en el camino del crecimiento, la producción y el trabajo.
En todo el país fue contundente el apoyo a un frente electoral que refleja la unidad construida en las bases y añorada por un pueblo que sufrió durante todos estos años, los embates de un gobierno insensible y desastroso.
Con más del 48% de los votos y ganando en casi todos los distritos del país, Alberto Fernández y Cristina Fernandéz de Kirchner fueron elegidos para gobernar la Argentina. Axel Kicillof y Verónica Magario, por su parte, superan el 52% con el desafío de poner en marcha la provincia de Buenos Aires.
El Frente de Todos representa a los distintos sectores de la sociedad que se vieron afectados por las políticas del gobierno de Mauricio Macri. Una construcción de abajo hacia arriba, donde la defensa de los derechos se fue dando transversal y pluralmente, reclamando la conformación de un espacio político capaz de interpelar y expresar la voz de las mayorías. El pueblo en las urnas no sólo rechazó el modelo neoliberal, sino que también confió en este frente para llevar felicidad al pueblo y grandeza a la nación. Fue la derrota de un proyecto de exclusión y la victoria de la política como herramienta de transformación.
Tenemos el enorme desafío de volver a poner a la Argentina de pie, con un modelo de desarrollo con inclusión social, que comience a reparar los daños causados durante estos cuatro años, comenzando por lo más elemental: garantizar el pan en la mesa de cada compatriota.
A partir del 10 de diciembre vuelve el trabajo, vuelve la producción, vuelve el derecho a la salud y la educación, vuelven las garantías constitucionales, vuelve el respeto por los derechos humanos, vuelve la ciencia y la tecnología, vuelven los sueños de un futuro mejor, vuelven los anhelos de ascenso social. Vuelve un gobierno de todos, para todos, con todos. Volvimos. Vamos a ser mejores. Y vamos a seguir estando donde nunca nos fuimos: la calle, los barrios y cada ámbito de resistencia.
[gallery ids="87539,87538,87537,87540,87536,87542,87543,87544,87541"]