El 3 de junio del año 2015 se realizó por primera vez en la Argentina una masiva marcha en respuesta a la alarmante cifra de mujeres desaparecidas, violadas y asesinadas. La consigna "Ni una menos" condensó la preocupación e indignación social convirtiéndola en una histórica jornada de lucha.
A partir de ese momento, comenzó un proceso de creciente concientización y visibilización de la desigualdad y la violencia de género. Sin embargo, el 10 de diciembre de ese año, Mauricio Macri asumió la presidencia de la Nación e inició un grave retroceso en materia de inclusión social que impactó directamente en esta problemática.
El mismo hombre que había afirmado que a las mujeres nos gusta que nos digan "qué lindo culo tenés", desguazó los programas territoriales de prevención de violencia de género, cerró centros de asistencia a las víctimas y recortó el presupuesto del área. Pero además, a la situación de desventaja de las mujeres en el mercado laboral -la mayoría trabajamos en la informalidad y cobramos menor salario por igual tarea que un hombre-, se le sumaron las feroces políticas de ajuste que deterioraron nuestro poder adquisitivo y condicionaron, particularmente, la independencia económica de las víctimas y su posibilidad de decir basta.
Asimismo, la creciente represión a la protesta social y la persecución a dirigentes políticas opositoras dieron cuenta de una revancha misógina por parte del Estado; desde la brutal embestida política, mediática y judicial a la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner hasta el encarcelamiento ilegal de Milagro Sala, quien lleva más de 500 días presa por haberle devuelto la dignidad a los sectores más postergados de Jujuy, pero sobre todo por haber empoderado a cientos de mujeres que a través del trabajo en las cooperativas de la Tupac Amaru pudieron salir de la violencia machista.
Frente a esta injusta situación, el campo nacional y popular en general y nuestra organización en particular profundizó su militancia en materia de género. La temática comenzó a incluirse en todas las actividades, debates, encuentros y plenarios que se realizaron a lo largo y a lo ancho del país, logrando consignas cada vez más claras y demandas cada vez más concretas, así como nuevos ejes de trabajo y propuestas superadoras tales como la Cátedra Federal de Formación en Derechos de las Mujeres y Perspectiva de Géneros.
En este marco, nuestros legisladores y legisladoras hicieron lo propio desde el ámbito institucional, plasmando en proyectos de Ley las distintas demandas de la sociedad frente al exponencial aumento de los femicidios y un Estado ausente cuando no cómplice.
Hoy, a dos años de la primera marcha, con todo este trabajo realizado y con la firme convicción de que el patriarcado no es nada más y nada menos que la otra cara del neoliberalismo y la desigualdad social, nos volvimos a encontrar en las calles de todo el país junto a diversos colectivos feministas, organizaciones de todo el arco político y social y mujeres y hombres autoconvocados de todas las edades, para gritar "Ni una menos", defender nuestros derechos y reclamar más y mejores políticas para la prevención y la erradicación de todas las formas de violencia de género.
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